El gobierno de Biden y la “cultura” de la muerte

 

Padre Shenan J. Boquet

Presidente

Vida Humana Internacional

 

Publicado originalmente en inglés el 13 de febrero de 2023 en: https://www.hli.org/2023/02/the-biden-admin-and-the-culture-of-death/.

 

Publicado en español en el Boletín Electrónico “Espíritu y Vida” de Vida Humana Internacional, el 00 de febrero de 2023.

Vol. 07.

No. 09.

 

Publicado también en la página web de Vida Humana Internacional www.vidahumana.org en Temas\Aborto\Aborto, cultura y leyes\027.

 

Y también en Temas\Cultura de la muerte\07 – Homosexualidad e ideología de género\02 – Avances y ataques de esta ideología\25.

 

Vida Humana Internacional agradece a José A. Zunino la traducción de este artículo.

 

 

El actual drama del divorcio entre la fe y la vida cotidiana

 

“Se equivocan los que, sabiendo que no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscan la venidera, piensan que por eso pueden eludir sus responsabilidades terrenales. Porque olvidan que por la misma fe están más obligados que nunca a estar a la altura de estos deberes, cada uno según su propia vocación. Ni, por el contrario, están menos equivocados los que piensan que la religión consiste únicamente en actos de culto y en el cumplimiento de ciertas obligaciones morales, y que imaginan que pueden sumergirse en los asuntos terrenales de tal manera que impliquen que éstos están totalmente divorciados de la vida religiosa. Esta división entre la fe que muchos profesan y su vida cotidiana merece ser contada entre los errores más graves de nuestra época”. ― Gaudium et Spes, 43. Documento del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia ante el mundo contemporáneo.

 

Desafortunadamente, la semana pasada, el presidente Joseph Biden, quien se declara “católico”,  usó su discurso del Estado de la Unión para expresar su apoyo una vez más a la “cultura” de la muerte. En sus comentarios, el presidente instó al Congreso a codificar el acceso al aborto en la ley federal diciendo: “El Congreso debe restaurar el derecho que se les quitó [a las mujeres] en Roe vs. Wade”. [Roe vs. Wade fue el caso por medio del cual el Tribunal Supremo en 1973 estableció el aborto como un falso “derecho” constitucional en EEUU. Gracias a Dios este caso fue revocado en 2022 por el Tribunal Supremo. Ahora la legalización del aborto o su derogación están en mano de los estados.]

 

[Dios, la Iglesia, VHI y el resto del auténtico movimiento provida no condenan a nadie que se haya involucrado en un aborto. Condenamos el aborto, no a las personas. A las personas culpables de un aborto las urgimos humildemente al arrepentimiento, conversión y sanación a través del siempre imprescindible Sacramento de la Confesión. La Iglesia Católica también cuenta con los ministerios de reconciliación y sanación postaborto para mujeres y hombres que se han arrepentido de este grave pecado y sufren el doloroso síndrome postaborto: Proyecto Raquel y Viñedos de Raquel, entre otros.]

 

Biden dijo que “La vicepresidente y yo estamos haciendo todo lo posible para proteger el acceso a la atención médica reproductiva y salvaguardar la seguridad de las pacientes. Pero ya, más de una docena de estados están aplicando prohibiciones extremas al aborto”. También prometió que si el Congreso aprobase una prohibición del aborto, “yo la vetaré”.

 

El presidente también promocionó su firma a la mal llamada “Ley del Respeto al Matrimonio”, la cual dijo, “protege el derecho a casarse con la persona que amas”. En realidad, este proyecto de ley codificó en la ley federal la redefinición radical del matrimonio, exigiendo que el gobierno federal reconozca los “matrimonios” e “uniones” entre dos personas del mismo sexo, que ya han sido lamentablemente aprobadas en algunos estados. Derogó y reemplazó las disposiciones que definían, a los efectos de la ley federal, el matrimonio entre un hombre y una mujer y el cónyuge como una persona del sexo opuesto. El Presidente Biden también instó al Congreso a aprobar la mal llamada “Ley de la Igualdad” para “garantizar que los estadounidenses LGBTQ, especialmente los jóvenes transgéneros, puedan vivir con seguridad y dignidad”.

 

[La Iglesia enseña que debemos amar y respetar a las personas que sufren de inclinaciones homosexuales o de “disforia de género”. Pero la acogida de estas personas no debe entenderse como la aceptación de un comportamiento que es gravemente inmoral y dañino para la persona en cuestión o, en el caso de la “disforia de género”, de un mal llamado “cambio” de sexo el cual es gravemente dañino y de por vida. Ambos grupos de personas debe ser tratados con solicitud pastoral y profesional para que puedan vivir en castidad y ser sanados de sus problemas psicológicos y espirituales.]

 

Como han advertido los defensores de la familia, la Ley de la Igualdad es una de las leyes más radicales jamás presentadas ante el Congreso. Enmendaría la Ley de Derechos Civiles para prohibir la “discriminación” basada en la “orientación sexual” y la “identidad de género”.

 

El efecto de esta expansión radical del alcance de la Ley de Derechos Civiles sería aplastar la libertad religiosa y los derechos de conciencia. Supondría una grave amenaza para los derechos de los padres, ya que los padres perderían su derecho fundamental a dirigir la educación y la crianza de sus hijos. Y como Kenneth Craycroft resume en la revista First Things, la ley prohibiría cosas como el asesoramiento para sanar la disforia de género, obligaría a las escuelas y otras organizaciones a permitir que los hombres biológicos que “se identifican como mujeres” compitan contra las mujeres en los deportes y bloquearía cualquier exención religiosa. También permitiría que los varones que se “identifican como jovencitas” puedan entrar en los servicios sanitarios o en las duchas y vestuarios femeninos después de una clase de educación física o de una sesión de entrenamiento deportivo.

 

La Ley de la Igualdad no se trata de poner fin a la discriminación injusta. Se trata de imponer una ideología radical, con amplias implicaciones. En lugar de respetar las diferencias en las creencias sobre el matrimonio y la sexualidad, la Ley de la Igualdad discrimina a las personas de fe precisamente por esas creencias. En el proceso, la Ley de la Igualdad codifica la nueva ideología de “género” en la ley federal, descartando la diferencia sexual y presentando falsamente el “género” como solo una construcción social. (Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.)

 

 

Biden miente acerca de lo que han dicho el Papa y los obispos sobre el aborto

 

Es irritante como sacerdote católico ver al presidente Biden proponer estas posiciones radicalmente inmorales a toda la nación, todo mientras se presenta como “un católico de buena reputación”. De hecho, el presidente es tan desvergonzado que recientemente intentó sugerir que los obispos estadounidenses y el Santo Padre no se oponen a su radicalismo a favor del aborto.

 

Un reportero de EWTN le preguntó a Biden sobre el apoyo de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) al proyecto de ley “No financiación de los contribuyentes para el aborto”. Esta legislación codificaría la Enmienda Hyde, una enmienda bipartidista renovada anualmente desde 1976 que prohíbe el uso de fondos públicos para pagar por los abortos. Según algunos estimados, esta enmienda ha salvado la vida de más de dos millones de niños no nacidos.

 

El reportero señaló que los “obispos católicos están exigiendo que los dólares de los impuestos federales no financien abortos”. El presidente respondió: “No, no todos están haciendo eso. El Papa tampoco está haciendo eso”. El arzobispo Timothy P. Broglio, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, no se quedó callado. Rápidamente emitió una declaración en respuesta al comentario del presidente, dejando las cosas bien claras.

 

“Como nos enseña Jesús, la vida humana es sagrada”, dijo el arzobispo Broglio. “Dios nos llama a defender y nutrir la vida desde el momento en que se concibe un nuevo ser humano. La Iglesia Católica ha sido clara y coherente en cuanto a esta enseñanza. Los obispos católicos de los Estados Unidos estamos unidos en nuestro compromiso con la vida y continuaremos trabajando como un solo cuerpo en Cristo para hacer que el aborto sea impensable”.

 

El arzobispo citó al Papa Francisco, quien recientemente señaló que “no es correcto eliminar a un ser humano, por pequeño que sea, para resolver un problema. Es como contratar a un asesino a sueldo”. El Papa se ha referido frecuentemente al aborto de esta manera, como una forma de asesinato.

 

El arzobispo concluyó:

 

La financiación del aborto por parte de los contribuyentes obligaría a las personas de buena conciencia a participar en este grave mal contra su voluntad. Contradiría nuestro derecho a vivir de acuerdo con los principios de nuestra fe. Nuestra nación es mejor que eso. Pido a Dios que protejamos a todos los niños sin importar su edad y abramos nuestros corazones para responder a las madres necesitadas con amor y apoyo en lugar de la violencia del aborto.

 

El apoyo de los obispos a la “Ley de no fondos de los contribuyentes para el aborto”

 

De hecho, contrario a la afirmación de Biden, los obispos de Estados Unidos han sido inequívocamente directos y coherentes en su apoyo a la prohibición de la financiación del aborto por parte de los contribuyentes. Esto no podría haber sido más claro que en la carta que el obispo Michael F. Burbidge, presidente del Comité de Actividades Provida de la USCCB, envió al Congreso el 27 de enero de este año 2023.

 

En la carta, el obispo señaló que solo unos días antes, “decenas de miles de estadounidenses de toda nuestra nación se reunieron en la Marcha por la Vida en Washington, D.C. para celebrar el milagroso don de la vida humana que Dios nos ha dado desde su comienzo y para instar a nuestro gobierno a respetar y proteger el derecho humano más fundamental: el derecho a la vida”.

 

Destacó en particular la alegría y la gratitud que sintieron los asistentes por la anulación de Roe vs. Wade. Sin embargo, agregó, estaba escribiendo para expresar el apoyo de los obispos a una clara prohibición del Congreso sobre el uso de fondos de los contribuyentes para apoyar el aborto. “El gobierno nunca debería financiar la destrucción de niños no nacidos inocentes”, escribió.

 

Cómo el presidente Biden podría afirmar descaradamente que los obispos no se oponen a la financiación del aborto por parte de los contribuyentes frente a tal carta simplemente no lo entiendo. ¿Cómo es posible que este presidente recurra a la mentira de esta manera?

 

Sea como fuere, agradezco al arzobispo Broglio y al obispo Burbidge por sus rápidas respuestas y absoluta claridad sobre este tema tan importante. Cuando se trata de la violencia y el crimen del aborto, no hay lugar para la ambigüedad o el doble discurso. Si bien siempre debemos ser compasivos con aquellos que han sido dañados por el gran mal del aborto, nunca podemos comprometer ni un ápice los principios morales que están en juego.

 

 

La intervención provida de la Madre Teresa de Calcuta

 

En 1994, la Madre Teresa (Santa Teresa de Calcuta) visitó los Estados Unidos. Mientras estuvo allí, pronunció un discurso en el Desayuno Nacional de Oración, un evento anual al que asisten numerosos congresistas. En ese momento, el presidente Biden se desempeñaba como senador de los Estados Unidos. No puedo encontrar ninguna información que diga con certeza si asistió al desayuno ese año. Sin embargo, como político autoproclamado “católico” de alto perfil, si no estaba presente, sin duda estaba al tanto del discurso de la Madre Teresa y sus implicaciones.

 

Biden habría escuchado a la Madre Teresa decirle a la multitud, que incluía al presidente Bill Clinton, su esposa Hillary, el vicepresidente Al Gore y su esposa Tipper, que estaban estridentemente a favor del aborto, algunas de las palabras más proféticas jamás pronunciadas en defensa de las vidas de los niños y las niñas antes de nacer:

 

“Siento que el mayor destructor de la paz hoy es el aborto”, dijo la santa religiosa a la multitud reunida de dignatarios y legisladores, “porque Jesús dijo: ‘Si recibes a un niño pequeño, me recibes a mí’”. Y continuó:

 

El aborto es realmente una guerra contra el niño, un asesinato directo del niño inocente, un asesinato por parte de la madre misma. Y si aceptamos que una madre puede matar incluso a su propio hijo, ¿cómo podemos decirles a otras personas que no se maten entre sí? Concluyó: “Cualquier país que acepta el aborto no está enseñando a su gente a amarse unos a otros, sino a usar la violencia para obtener lo que quieren. Por eso, el mayor destructor del amor y la paz es el aborto”.

 

Ya sea que estuviera presente o no, el presidente Biden estaba familiarizado con estas poderosas palabras. Lamentablemente, sin embargo, parece que no las tomó en serio. La desafortunada realidad es que a medida que han pasado los años, el presidente Biden se ha vuelto cada vez más extremista en el tema del aborto y en su agenda radical en contra de la familia.

 

Durante décadas, el presidente, mientras servía en el Congreso, apoyó la Enmienda Hyde. Sin embargo, mientras se postulaba para presidente, de repente dio un giro radical y renunció a su antiguo apoyo.

 

Desde la revocación de Roe vs. Wade, Biden y su gobierno han tratado de impulsar el aborto tanto como han podido a través de la acción ejecutiva. En 2021 y 2022, intentaron impulsar los presupuestos para el aborto sin la Enmienda Hyde, lo que les valió los elogios de Planned Parenthood, el grupo que más promueve y comete abortos en EEUU. El otoño pasado, Biden también firmó una orden ejecutiva que ordena al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) que encuentre formas de pagar para que las mujeres viajen a estados donde el aborto es legal para terminar con la vida de sus hijos no nacidos. Y, por supuesto, el presidente ha apoyado en todo momento la codificación en la ley federal el equivalente al fallo proaborto Roe vs. Wade.

 

 

Un faro para el mundo

 

“No tengo ninguna enseñanza nueva para Estados Unidos”, dijo la Madre Teresa en una carta a la Corte Suprema en 1994, cuando esta Corte estaba considerando otro caso relacionado con el aborto. “Solo busco llamarte a la fidelidad a lo que una vez enseñaste al mundo. Tu nación se fundó sobre la proposición, muy antigua como precepto moral, pero asombrosa e innovadora como intuición política, de que la vida humana es un regalo de valor incalculable y que merece, siempre y en todas partes, ser tratada con la máxima dignidad y respeto.”

 

Oremos por el presidente Biden y por los católicos en posiciones de liderazgo, para que, antes de que sea demasiado tarde, puedan aceptar las palabras de la Madre Teresa y de los muchos obispos que les han hablado y los han instado a cambiar su posición. Que estas palabras penetren en su corazón y los lleven al arrepentimiento del escándalo y el daño que han causado, causado por sus vidas tan divididas: donde la fe y la vida pública están totalmente divorciadas. Como Presidente, Biden tiene en su poder hacer de Estados Unidos un faro de luz, comprometido con la difusión del respeto a la vida y a la dignidad del matrimonio y la familia no sólo dentro de sus propias fronteras, sino en todo el mundo.

 

Eso es ciertamente algo por lo que vale la pena orar.