El Papa Francisco habla sobre los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad y las tasas de natalidad

 

Padre Shenan J. Boquet

Presidente

Vida Humana Internacional.

 

Publicado originalmente en inglés el 15 de Mayo de 2023 en: https://www.hli.org/2023/05/pope-francis-on-nfp-and-birth-rates/.

 

Publicado en español en el Boletín Electrónico “Espíritu y Vida” de Vida Humana Internacional el 19 de mayo de 2023.

Vol. 07.

No. 24.

 

Y también en vidahumana.org en Temas/Anticoncepción – Esterilización vs. PNF/La planificación natural de la familia (PNF).

 

 

“Efectivamente, el nacimiento de los niños es el principal indicador para medir la esperanza de un pueblo. Si nacen pocos, significa que hay poca esperanza”. – Papa Francisco.

 

En las últimas semanas, Nuestro Santo Padre ha captado los titulares mundiales dos veces con comentarios que destacan la belleza de las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la sexualidad humana y cómo esa enseñanza es necesaria para combatir el nihilismo de nuestra era moderna. El nihilismo es la ideología atea que cree que todo termina en la nada. Es una ideología totalmente falsa y depravada que le niega a la persona humana su sentido existencial, el cual se encuentra en la unión con Dios y los hermanos en el amor.

 

Los primeros comentarios se realizaron a fines de abril en una conferencia sobre métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad en Roma. Y luego, hace solo unos días, el Santo Padre se dirigió a una conferencia sobre las tasas de natalidad, en la que denunció las diversas fuerzas del secularismo que impiden que las familias acojan nuevos niños en el mundo.

 

 

Papa Francisco: Necesitamos una “Revolución”

 

A fines de abril, destacados investigadores y defensores de la práctica de la Planificación Natural de la Familia (PNF) se reunieron en la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma para una conferencia. La conferencia se organizó para conmemorar los setenta años de investigación del llamado “Método Billings” o “Método de la Ovulación” de la PNF, uno de varios modelos lícitos posibles para comprender los signos que ocurren naturalmente en las fases fértiles del ciclo menstrual de una mujer.

 

En sus comentarios a esta conferencia, el Papa Francisco comenzó elogiando a John y Evelyn Billings, los fundadores del Método Billings, por lanzar un nuevo programa de investigación que luchó contra el espíritu de lo que llamó “cultura anticonceptiva”.

 

El Santo Padre señaló que la investigación de los Billings condujo a una “reflexión seria” sobre una variedad de temas apremiantes. “Estos incluyen la necesidad de la educación en el valor del cuerpo humano, una visión integrada e integral de la sexualidad humana, la capacidad de apreciar la fecundidad del amor incluso cuando no es fecundo, el establecimiento de una cultura que acoge la vida y formas de enfrentar el problema del colapso demográfico”.

 

El Papa Francisco señaló que el pensamiento, la investigación y la educación continuos sobre este tema son fundamentales en medio de una cultura que adopta una “visión relativista y trivializada de la sexualidad humana”. De particular importancia, señaló, es la necesidad de enfatizar “la conexión inseparable entre los significados unitivo y procreador del acto conyugal”.

 

Aquí, el Papa Francisco citó la profética encíclica Humanae Vitae (1968) del Papa San Pablo VI, que reiteró las enseñanzas de la Iglesia desde sus comienzos sobre la naturaleza humana y la transmisión de la vida, reafirmando su oposición a la “cultura anticonceptiva”, su mentalidad y el uso de anticonceptivos. En esa encíclica, el Papa San Pablo VI llamó la atención sobre la inseparabilidad intrínseca de los aspectos unitivo y procreador de la sexualidad humana y del acto conyugal.

 

Como señaló el Papa San Pablo VI, “la naturaleza fundamental del acto conyugal, al unir a los esposos en la más profunda intimidad, también los hace capaces de generar nuevas vidas, y esto como resultado de leyes inscritas en la naturaleza del hombre y de mujer.”

 

O, como dijo el Papa Francisco, mientras que el aspecto “unitivo” de la sexualidad expresa “el deseo de los esposos de ser una sola carne”, el procreador “expresa el deseo compartido de generar una nueva vida humana”. “Cuando estos dos significados son afirmados conscientemente”, añadió el Santo Padre, “la generosidad del amor nace y se fortalece en el corazón de los esposos, disponiéndolos a acoger la nueva vida”.

 

Sin embargo, cuando se abandona uno u otro, entonces “la experiencia de la sexualidad se empobrece, se reduce a sensaciones que pronto se vuelven autorreferenciales”. En otras palabras, cuando se ignoran los significados procreador y unitivo de la sexualidad, las relaciones sexuales se vuelven fundamentalmente egoístas.

 

El Papa Francisco sugirió que, frente a la degradación de la sexualidad en el mundo moderno que siguió a la revolución sexual “y la ruptura de los tabúes”, necesitamos una “revolución en nuestro pensamiento”. “Necesitamos”, agregó, “descubrir la belleza de la sexualidad humana volviendo de nuevo al gran libro de la naturaleza, aprendiendo a respetar el valor del cuerpo y la generación de la vida, con miras a experiencias auténticas de amor conyugal.”

 

Una de las muchas ventajas de los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad, señaló el Papa Francisco, es que los esposos que practican estos métodos lícitos por motivos graves y no egoístas nunca pierden de vista la inseparabilidad de la procreación del aspecto unitivo de la sexualidad.

 

Sin embargo, una de las muchas consecuencias negativas de la separación de estos dos significados en el mundo moderno ha sido el crecimiento de tecnologías de fertilidad “alternativas” profundamente inhumanas y antivida, como la fecundación in vitro.

 

El Santo Padre denunció que, con estas nuevas tecnologías reproductivas, la procreación ya no es el resultado natural del abrazo amoroso de marido y mujer, sino que utiliza medios “artificiales” que han producido todo tipo de graves males. “Es incorrecto”, dijo, “crear embriones de probeta y luego suprimirlos, comerciar con gametos y recurrir a la práctica de la paternidad subrogada”.

 

 

El desplome de las tasas de natalidad inspira un llamado a la valentía

 

Solo unos días después de sus comentarios en la conferencia de WOOMB International (la organización internacional que se dedica a la enseñanza y propagación del Método de Ovulación Billings), el Papa Francisco apareció en un escenario con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en una conferencia sobre tasas de natalidad. Como he escrito en los últimos meses, las tasas de natalidad en todo el mundo se están desplomando muy por debajo de los niveles de reemplazo (2.1 hijos por familia). En ninguna parte es esto más cierto que en Italia.

 

Lamentablemente, esta nación, con su venerable historia de una sólida fe católica y su identidad cultural basada en la importancia de la familia, ya está comenzando a sufrir una implosión demográfica. En solo dos generaciones, Italia ha pasado de ser una nación conocida por sus familias numerosas, alegres, bulliciosas y multigeneracionales, a una en la que los niños son pocos y los ancianos mueren al doble de la tasa de nacimiento de los niños.

 

Esta brecha entre nacimientos y muertes es tan asombrosa que algunas personas, en particular Elon Musk, han sugerido que el futuro de Italia como nación está en riesgo, especialmente porque la historia sugiere que es extremadamente difícil revertir un colapso tan rápido de la tasa de natalidad.

Tanto la Primer Ministro Meloni como el Papa Francisco aprovecharon la oportunidad para condenar este estado de cosas y llamar a Italia y otras naciones desarrolladas a volver a una perspectiva más sana, en la que la nueva vida sea bienvenida y atesorada.

 

“Queremos devolver a los italianos un país donde ser padres y madres sea un valor socialmente reconocido y no un asunto privado”, afirmó Meloni en la conferencia. “Una nación donde tener un hijo es algo hermoso, que no te quita nada y no te impide nada y que te da mucho. Durante décadas, la cultura dominante nos ha dicho lo contrario, creo que es hora de revertir esta tendencia”.

 

Así como el Papa Francisco ha llamado a una “revolución” para contrarrestar los valores de la revolución sexual, también la Primer Ministro Meloni señaló que en el mundo moderno “hablar de maternidad y familias es un acto revolucionario”. Meloni enfatizó que “la natalidad es la prioridad de nuestra acción para que Italia vuelva a tener esperanza en el futuro”, y señaló que su gobierno ha creado una agencia dedicada a abordar la “crisis” del invierno demográfico de Italia.

 

Por su parte, el Papa Francisco señaló que la caída de las tasas de natalidad es un signo de una enfermedad espiritual subyacente en la sociedad. “El desafío de la natalidad es una cuestión de esperanza, que no es ilusión ni vago optimismo. Es una virtud concreta. Es una actitud de vida. Se nutre del compromiso y crece cuando somos partícipes y responsables de dar sentido [a la existencia humana]”.

 

El Santo Padre señaló que los jóvenes viven en un mundo en el que parece que “formar una familia se ha convertido en un esfuerzo titánico, en lugar de ser un valor compartido que todos reconocen y apoyan”. Un resultado, señaló, es que las personas se han inclinado por tener mascotas, en lugar de recibir a los niños.

 

Sin embargo, argumentó que la respuesta correcta es cultivar la virtud de la valentía. El Papa Francisco también pidió acciones concretas para alentar a los matrimonios a acoger a los niños. “Se necesita un cambio de mentalidad”, dijo. “La familia no es parte del problema, sino parte de su solución”.

 

“Entonces, me pregunto: ¿Hay alguien que sepa mirar hacia adelante con el valor de apostar por las familias, los niños, los jóvenes? No podemos aceptar pasivamente que tantos jóvenes luchen por realizar su sueño familiar y se vean obligados a bajar el nivel del deseo, conformándose con sustitutos mediocres: ganar dinero, aspirar a una carrera, viajar y guardar celosamente el tiempo libre”.

 

 

Palabras de bienvenida

 

La fuerza y la claridad de los comentarios del Santo Padre sobre los temas de los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad y el colapso demográfico son muy bienvenidas. En estas últimas declaraciones, el Santo Padre ha llamado la atención del mundo sobre la profunda sabiduría que se encuentra en las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la dignidad humana, el amor conyugal y la sexualidad humana.

 

Para el mundo, las condenas, como pecados mortales, de la Iglesia a las (mal llamadas) “maravillosas” nuevas tecnologías anticonceptivas inventadas y vendidas a miles de millones en el siglo XX parecen pura tontería. ¿Quién en su sano juicio no agradecería el nuevo control de la raza humana sobre la sexualidad, que permite a las personas disfrutar de todos los placeres de las relaciones sexuales sin ninguna de las consecuencias?

 

Sin embargo, como predijo proféticamente el Papa San Pablo VI en Humanae vitae, no. 17, toda esta falsa “libertad” sin restricciones tuvo costos sorprendentes a largo plazo. El mundo, tan deslumbrado por la técnica de la píldora anticonceptiva, y tan seducido por todo el placer que prometía, no podía ver más allá de su propia nariz. La Iglesia, sin embargo, con toda su sabiduría acumulada, pudo ver las profundidades del problema para la sexualidad humana y la familia, y anticipar lo que se venía en el futuro.

 

Como el Papa Francisco enfatizó acertadamente en sus comentarios, la sexualidad desligada del propósito y la vocación al amor verdadero se vuelve “autorreferencial”. Cuando se vive integralmente, la sexualidad es auto trascendente, la persona es capaz de proyectarse más allá de sí misma: primero, hacia su cónyuge, y luego hacia los hijos que se engendran a través de su unión, y luego a través de sus hijos a la totalidad de la sociedad humana. Contrariamente a las consignas de los revolucionarios sexuales, las relaciones sexuales no son un asunto puramente “privado”. Tiene vastas consecuencias multigeneracionales.

 

Pero separado de la sabiduría moral de la Iglesia, que viene de Dios, el mundo moderno se aseguró de que el abrazo conyugal ya no fuera un acto que engrandeciera a la persona, sino que simplemente la arrojara hacia adentro, a los estrechos espacios del ego individual. El resultado para la persona humana ha sido una crisis de soledad, que ha llevado a la ruptura del matrimonio y la vida familiar, y para la sociedad, un colapso demográfico que representa una enorme amenaza para la salud de muchas naciones.

 

Como señaló el Santo Padre en sus comentarios a la conferencia sobre los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad, “En la raíz de la crisis demográfica actual se encuentra, junto con varios factores sociales y culturales, un desequilibrio en la visión de la sexualidad”. Es decir, hemos separado los aspectos unitivos y procreadores de la sexualidad. Esta separación no solo ha llevado a un colapso en la procreación, sino que también ha llevado a un colapso en el amor auténtico entre esposos y esposas. En cambio, los hombres y las mujeres se usan unos a otros para un placer fugaz, sin ningún sentido de responsabilidad o propósito trascendente que les dé sentido a sus vidas.

 

La fuerza de los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad (como el Creighton Model FertilityCare™ System y Billings) es que estos métodos utilizan ciencia moderna de vanguardia, pero de una manera que respeta tanto la naturaleza como la ley moral, ayudando así a “los matrimonios a tomar decisiones informadas y éticamente acertadas, más respetuosas de la persona y de su dignidad”, dijo el Papa Francisco.

 

Así, los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad “ayudan a los matrimonios a ser más conscientes de su vocación conyugal y a dar testimonio de los valores evangélicos de la sexualidad humana”.

 

Es alentador para los muchos católicos fieles que han trabajado durante décadas para desarrollar los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad y luego crear programas para educar a los católicos en esos métodos, tener un apoyo tan fuerte de parte de nuestro Santo Padre.

 

Como lo atestiguan las tasas de natalidad que se derrumban en todo el mundo, nuestra sociedad necesita desesperadamente la sabiduría de la Iglesia sobre la sexualidad humana, para llamarnos de nuevo a una visión de la sexualidad que esté arraigada en el amor y la responsabilidad.

 

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