Hay que tener en cuenta que este documento proviene de la IPPF del resto del mundo y que tiene su oficina central en Europa, en el Reino Unido. Sin embargo, su influencia también se hace presente en España y América Latina. (IPPF son las siglas en inglés que se refieren al gigante abortista Federación Internacional de Planificación de la Familia.)
El documento “Visión 2020”, que fue publicado en abril de 2013, presenta 10 objetivos que la IPPF quiere que los gobiernos del mundo logren para el año 2020 [1]. Entre ellos resaltan, en cuanto al tema que nos ocupa, los números 4, 5, 6 y 8:
Número 4: “Reconocer los derechos sexuales y los derechos reproductivos como derechos humanos para el año 2020” [2]. Ello significa el intento de lograr que el acceso al aborto, a la anticoncepción y a la “educación” sexual que los promueve esté por encima de los derechos de los padres de familia y de las leyes que actualmente los prohiben en naciones que todavía son provida.
Número 5: “Involucrar a la gente joven en todas las decisiones de política que afectan sus vidas” [3]. Ello significa que los propios jóvenes intenten cambiar las leyes de sus países para que éstas legitimen el aborto, la anticoncepción y la “educación” sexual sin límite alguno.
Número 6: “Proveer servicios integrales e integrados de salud sexual y reproductiva y de VIH dentro de los sistemas de salud públicos, privados y sin fines de lucro, para el año 2020” [4]. “Integrales e integrados” significa que el suministro de abortos y anticonceptivos deben ocurrir mezclados con otros servicios de ginecología y salud. Se trata de la estrategia antivida de la inclusión que echa en el mismo saco cosas buenas y malas, para engatuzar a la gente a que acepte a la IPPF. La inclusión de la “salud reproductiva” en los sistemas de salud es una estrategia muy peligrosa, porque significa dos cosas: (1) que la “educación” no se limita a la escuela, sino que está presente en las clínicas de salud y otros sectores sociales y (2) que el intento de meter el aborto en los sistemas de salud es un intento de legalizar de facto el aborto sin tener que pasar por un proceso legislativo. Ello ya está ocurriendo en América Latina.
Número 8: “Hacer que la educación integral en sexualidad esté disponible para todos en el año 2020” [5]. La palabrita “integral” siempre suena muy bonita. Pero hay que tener en cuenta que se refiere a meter la “educación” sexual en todo: no solamente en la escuela y no solamente en una clase, sino también en los sistemas de salud, en el sistema legal (total confidencialidad para los menores sin que sus padres se enteren), etc.
Notas:
[1]. IPPF, Visión 2020, pág. ii., www.ippf.org.
[2]. Ibíd. El énfasis es nuestro.
[3]. Ibíd. El énfasis es en el original.
[4]. Ibíd. El énfasis es nuestro.
[5]. Ibíd. El énfasis es nuestro.
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