¡Basta ya! Rechacemos la agenda del “orgullo” LGBT

 

Padre Shenan J. Boquet

Presidente

Vida Humana Internacional

 

Publicado originalmente en inglés el 19 de junio de 2023 en: https://www.hli.org/2023/06/enough-is-enough-rejecting-the-pride-agenda/

 

Vida Humana Internacional agradece a José A. Zunino la traducción de este artículo.

 

Publicado en español en el Boletín Electrónico “Espíritu y Vida” de Vida Humana Internacional el 23 de junio de 2023.

Vol. 07.

No. 28.

 

Y también en vidahumana.org en Temas/Cultura de la muerte/Homosexualidad e ideología de género/Daños y refutaciones de esta ideología.

 

“En vista de los estrechos vínculos entre la dimensión sexual de la persona y sus valores éticos, la educación debe llevar a los niños al conocimiento y respeto de las normas morales como garantía necesaria y valiosísima para el crecimiento personal responsable en la sexualidad humana. Por esta razón, la Iglesia se opone firmemente a una forma a menudo difundida de impartir información sexual desvinculada de los principios morales. Eso no sería más que una introducción a la experiencia del placer y un estímulo que llevaría a la pérdida de la serenidad, aún en los años de la inocencia, al abrir el camino al vicio.”

― Papa San Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 37.

 

Algunas personas lo llaman el “Efecto Bud Light”. La frase se refiere a un fenómeno alentador este año (2023) de personas que se ponen en pie y dicen “¡Basta ya!” ante las exigencias cada vez más graves del movimiento LGBT, particularmente durante el llamado “Mes del Orgullo Gay”.

 

En cierto modo, todo comenzó hace unos meses, cuando Bud Light lanzó un video con el autodenominado “influencer” transgénero Dylan Mulvaney. En el video, Mulvaney sostiene una lata de edición especial de Bud Light con su imagen pegada en ella, hablando efusivamente sobre el “regalo” de la compañía cervecera.

 

Mulvaney, que es un hombre, pasó el año pasado vistiendo atuendos “femeninos” ridículamente extravagantes y luego pavoneándose ante las cámaras, todo en un proyecto que llamó “365 días de feminidad”. Cualquiera que haya prestado atención a la mascarada de Mulvaney no se sorprende al descubrir que es un estudiante de teatro musical desde hace mucho tiempo.

 

En otras palabras, su supuesto “transgenerismo” parece ser poco más que un prolongado acto teatral para llamar la atención, llevado a cabo como una burla de la auténtica feminidad y condición de mujer.

 

Para los muchos estadounidenses que han soportado año tras año la propaganda del “Orgullo Gay”, incluso de marcas favoritas como Bud Light, el video de Mulvaney fue demasiado lejos. Comenzó con un esfuerzo de boicot desde la base, que luego se vio reforzado por el respaldo y la publicidad ofrecidos por algunas de las principales estrellas de la publicación digital The Daily Wire.

 

En las semanas posteriores, las ventas de Bud Light se han desplomado. Frente a las predicciones de que el boicot a Bud Light se desvanecería, como ocurre con la mayoría de los otros boicots, parece que solo está ganando fuerza. Justo esta semana, se anunció que, por primera vez en dos décadas, Bud Light ya no es la cerveza más vendida en Estados Unidos. De hecho, la venta de la cerveza se ha vuelto tan tóxica que, en muchas empresas, es probable que solo beberla genere comentarios burlones.

 

 

La nueva religión de la “soberbia”

 

Sin embargo, hay argumentos de que el “Efecto Bud Light” comenzó mucho antes que el video de Mulvaney. En realidad, el video absurdo de Mulvaney fue simplemente la gota que colmó el vaso, desatando sentimientos que se han ido acumulando durante años.

 

En los últimos años, las llamadas celebraciones del “Orgullo” (que en realidad es soberbia) han pasado de ser un evento periférico restringido a unos pocos días en junio, a un festival de propaganda ubicuo, prolongado y de meses de duración, al que se espera que todos respondan con un apoyo desenfrenado y entusiasta.

 

La extravagancia de la atención prestada a las celebraciones del “Orgullo” por parte de los gobiernos y las empresas ha superado con creces la que se presta incluso a las fiestas tradicionales como Navidad y Semana Santa, hasta el punto de que para muchos ha llegado a parecer que el “Orgullo” es ahora la religión de facto de nuestra cultura.

 

Mucha gente ha aprendido que el primer día de junio (el llamado “Mes del Orgullo”), podemos esperar que prácticamente todo Internet se convierta en un arcoíris, ya que las marcas compiten para superarse unas a otras en su entusiasmo por todo lo relacionado con el “Orgullo”. En muchas ciudades, calles enteras están cubiertas con banderas del arcoíris, que parecen cambiar cada año, a medida que se agregan más y más colores y formas para expresar solidaridad con las “minorías” sexuales cada vez más extrañas.

 

Los “Festivales del Orgullo” se llevan a cabo durante los fines de semana clave del verano, con calles llenas de carrozas con adultos que participan en todo tipo de comportamientos grotescos y sexualmente explícitos, todos etiquetados falsamente como “familiares” y “divertidos”.

 

Mientras que el “Orgullo” alguna vez se vendió como un movimiento en apoyo del mal llamado “derecho” de ciertas personas a buscar ciertas opciones de estilo de vida en privado, se ha convertido en una ocasión para avergonzar públicamente y obligar a las personas a apoyar esas opciones de estilo de vida. Atrévase a negarse a poner la bandera del “Orgullo” en su escritorio en el trabajo, o a asistir a la celebración corporativa del “Orgullo”, y puede estar seguro de que el departamento de recursos humanos de su empresa se está dando cuenta.

 

Mientras tanto, más y más prácticas e identidades sexuales extremas están encontrando un hogar bajo el estandarte del “Orgullo”, incluidas prácticas horribles. Particularmente terrible en los últimos años ha sido la introducción extremadamente rápida y de mano dura de la ideología de género. A muchas personas que estaban perfectamente dispuestas a apoyar el supuesto “derecho” de los homosexuales a participar en ciertos comportamientos sexuales, ahora se les dice que son “intolerantes”, si no están de acuerdo con que las mujeres pueden tener genitales masculinos, o que los hombres pueden dar a luz, o que los niños deben recibir poderosos bloqueadores de la pubertad o mutilar partes sanas del cuerpo.

 

En algunos sectores, incluso ha habido un movimiento concertado para expandir el “Mes del Orgullo” en la llamada “Temporada del Orgullo”, difundiendo propaganda y parafernalia del “Orgullo” durante todo el verano, asegurando que las personas se vean obligadas a pensar en las inclinaciones sexuales de las personas durante partes significativas del año.

 

Pero muchas personas simplemente están diciendo: “¡Basta ya!”

 

 

Un puente demasiado extenso: niños y escuelas

 

Pero para muchas personas, el puente demasiado que ha llegado demasiado lejos ha sido el rápido dominio del “Orgullo” dentro de las escuelas, incluso hasta las edades y grados más pequeños.

 

El 1 de junio, por ejemplo, un video se volvió viral en Twitter, mostrando la obscena “bienvenida” dada a los niños en una escuela financiada con fondos públicos. Los niños que ingresaban a la escuela tenían que caminar entre un verdadero grupo de adultos vestidos con trajes de arcoíris que ondeaban banderas del arcoíris. Luego, los niños atravesaron una puerta gigante de arcoíris y se les dio a todos sus propias banderas de arcoíris, que fueron filmadas ondeando en los pasillos. La mayoría de ellos eran demasiado jóvenes para saber de qué se trataba todo este alboroto.

 

El video es desgarrador. Ahora es muy difícil ser un niño cristiano fiel en una escuela así, en la que todos los adultos han enviado sin piedad el mensaje de que solo hay una respuesta aceptable: apoyo completo y total. En algunos casos, este mensaje se ha hecho muy, muy explícito. Como dijo Rachna Singh, la principal ministra de educación del gobierno en una de las provincias más grandes de Canadá, en una declaración reciente para conmemorar el “Mes del Orgullo”:

 

El mes de junio es un momento para todos en la educación K-12 en toda B.C. [British Columbia] para saber más sobre el mes del Orgullo, reconocer y celebrar las contribuciones de la comunidad 2SLGBTQIA+ y obtener más información sobre el significado y los orígenes de los eventos que comenzaron como protesta, como el desfile del Orgullo.

 

Singh se aseguró de explicar que no se toleraría la disidencia y que las celebraciones del “Orgullo” en las escuelas son obligatorias. “En 2016, el Código de Derechos Humanos de B.C. fue enmendado para asegurar que la identidad y expresión de género estén protegidas bajo el código”, señaló. “Todas las escuelas deben cumplir con el Código de Derechos Humanos y demostrar que están creando entornos seguros, acogedores e inclusivos para nuestros estudiantes y personal”.

 

¿He entendido bien? La ministra pide que se crea un entorno seguro y acogedor… o de lo contrario…

 

Desafortunadamente, tal amenaza fue en gran medida innecesaria, ya que casi todas las escuelas en muchos estados de Estados Unidos y provincias canadienses ya se han doblegado ante este grotesco espectáculo, ondeando la bandera del “Orgullo” junto a la bandera nacional o estatal, como si este movimiento político estuviera de alguna manera a la par con nuestra identidad nacional. Por desgracia, incluso en muchas escuelas religiosas, la bandera del “Orgullo” es mucho más visible que cualquier indicación de la supuesta afiliación religiosa de la escuela.

 

 

¡Basta ya!

 

De manera alentadora, el boicot dramáticamente efectivo a Bud Light fue una de las primeras señales de este año de que la gente está llegando a algún tipo de punto de ruptura. Que las ventas de Bud Light caigan por un precipicio significa que millones de personas decidieron que ya no beberían una cerveza que estaba dispuesta a venderse por las tendencias LGBT más recientes y su ideología ridícula y destructiva.

 

La ideología de género no solo es absurda, sino profundamente peligrosa. Tomemos, por ejemplo, esta historia desgarradora sobre una niña que está demandando a los “profesionales de la salud” que le recetaron bloqueadores de la pubertad y luego le extirparon los senos sanos a la edad de trece años.

 

La mayoría de la gente común sabe esto. Pero también saben que no tienen voz. Prácticamente todos los principales medios de comunicación (incluido el supuestamente “conservador” Fox News) han cedido a las exigencias LGBT de referirse a los individuos evidentemente masculinos con pronombres femeninos, o utilizar habitualmente frases como “el órgano sexual masculino de ella” u “hombre embarazado”.

 

Y la mayoría de los departamentos de recursos humanos de las empresas están controlados por activistas LGBT, lo que garantiza que pocas personas se sientan capaces de expresar sus verdaderas creencias, incluso en privado, sin temor a las consecuencias profesionales.

 

En el boicot a Bud Light, estas personas encontraron una voz. Y numerosas marcas y medios están tomando nota.

 

En las últimas semanas, muchos de los principales medios de difusión han publicado artículos que denuncian la “reacción homofóbica” contra las celebraciones del “Orgullo” en 2023. Señalan un número creciente de protestas, particularmente frente de las escuelas, así como otro boicot tremendamente exitoso contra Target, después de que la tienda comenzó a vender trajes de baño y otras prendas destinadas a niños “transgéneros”.

 

Algunos de estos artículos han señalado que, a raíz del boicot en contra de Bud Light, una cantidad sorprendente de marcas no celebraron el mes del “Orgullo” de la manera habitual, como cambiar sus logotipos en las redes sociales a los colores del arcoíris.

 

 

Las enseñanzas católicas son claras

 

Sin embargo, como señala el autor a favor de la familia Jonathon Van Maren, lo que los medios llaman una “reacción violenta” a menudo son simplemente individuos e instituciones que se niegan a someterse a las exigencias LGBT, para celebrar en voz alta y prominente la forma cada vez más extrema de su ideología. Tal “reacción violenta” no es realmente una reacción violenta en absoluto. Más bien, es solo sentido común, reclamar la legítima autonomía e identidad de lugares como las escuelas, que se supone que son lugares para la educación, no entidades de propaganda para ninguna ideología política en particular.

 

La enseñanza católica esboza ideales de educación, en particular de educación para la castidad, en los que las celebraciones del “Orgullo” no tienen cabida alguna. Como destaca con fuerza el Papa San Juan Pablo II en Familiaris Consortio (Nro. 37), frente a la cosmovisión moderna narcisista y hedonista, “los niños deben ser enriquecidos no solo con un sentido de la verdadera justicia, que es lo único que conduce al respeto por la dignidad personal de cada uno, sino también y más poderosamente por el sentido del amor verdadero, entendido como solicitud sincera y servicio desinteresado hacia los demás, especialmente hacia los más pobres y necesitados”.

 

“La educación en el amor como entrega es también la premisa indispensable para los padres llamados a dar a sus hijos una educación sexual clara y delicada”, prosigue,

 

“Frente a una cultura que reduce en gran medida la sexualidad humana al nivel de un lugar común, ya que la interpreta y la vive de manera reduccionista y empobrecida al vincularla únicamente con el cuerpo y con el placer egoísta, el servicio educativo de los padres debe apuntar firmemente en una formación en el campo de la sexualidad que sea verdadera y plenamente personal: porque la sexualidad es un enriquecimiento de toda la persona, cuerpo, emociones y alma, y manifiesta su sentido más íntimo al conducir a la persona al don de sí mismo en el amor”.

 

El movimiento LGBT, con su fuerte énfasis en el “placer” como el ideal sexual más alto y la celebración de varios estilos de vida sexuales destructivos, fracasa por completo en cumplir con estos criterios básicos. Para las escuelas católicas (y en mi opinión, para cualquier escuela) realizar celebraciones del “Orgullo”, o promover la ideología LGBT, es un fracaso masivo de su responsabilidad moral hacia los padres y los niños. Y esto, no porque enseñe demasiado sobre la sexualidad, sino demasiado poco y mal. Los ideólogos LGBT, como mucho, enseñan la mecánica y las técnicas de varios tipos de comportamientos sexuales ilícitos, sin ninguna de las ricas ideas sobre el papel de la sexualidad en el matrimonio, la vida familiar y la vida virtuosa que hace que la enseñanza católica sea tan vivificante y enriquecedora para el alma. Los estudiantes no deben ser expuestos a la información sobre actos sexuales de ningún tipo, sino sobre los valores, los principios morales y las virtudes que deben caracterizar a la sexualidad humana.

 

En mi opinión, ver a estudiantes y padres protestar por las celebraciones del “Orgullo” frente a las escuelas es una gran señal de esperanza de que las familias finalmente están despertando ante la parte más oscura del movimiento LGBT/Orgullo. Esta bestia devoradora adoctrina a los niños en mentiras y comportamientos destructivos que destruyen cuerpos y almas y, sin embargo, de alguna manera ha encontrado la manera de ingresar a los lugares sagrados y a las aulas de nuestras escuelas.

 

El éxito del boicot a Bud Light muestra que los ciudadanos de a pie tienen el poder para enfrentarse al gigante LGBT que pensó que había ganado el dominio sobre todas nuestras instituciones culturales. Al final, el movimiento LGBT puede controlar todo el dinero, el poder y la influencia y, sin embargo, no logra ganarse el corazón de la gente común que puede ver a través de las mentiras y que finalmente encontrará el coraje y la voluntad para ponerse en pie y decir:

 

“¡Basta ya!”

 

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