Britney Spears saca a la luz la brutal realidad del aborto

Padre Shenan J. Boquet

Presidente de Vida Humana Internacional

 

Publicado originalmente en inglés el 30 de octubre de 2023 en: https://www.hli.org/2023/10/britney-spears-brings-the-brutal-reality-of-abortion-into-the-light/

Y también en español en vidahumana.org en Temas/Aborto/Métodos/Quirúrgicos.

 

Vida Humana Internacional agradece a José A. Zunino la traducción de este artículo.

 

 

Mientras los activistas abortistas puedan limitar el discurso pública sobre el aborto al lenguaje y los temas de conversación elegidos por ellos, se saldrán con la suya. Después de todo, ¿quién podría estar en desacuerdo con cosas como el “derecho a elegir” de la mujer u oponerse a sus “derechos reproductivos”?

 

Estos lemas saneados y que suenan positivos son el arma secreta del arsenal de los activistas proaborto. Mientras que los provida insisten en abordar la violencia ejercida contra el niño inocente, que muere en cada aborto, o las reales consecuencias físicas y psicológicas que sufren las mujeres que abortan, a menudo devastadoras, los activistas abortistas con la misma insistencia dirigen la conversación hacia temas ambiguos y falsamente positivos que validan sus consignas.

 

Sin embargo, de vez en cuando la verdad sobre el aborto explota en la plaza pública de una manera que resulta extremadamente inconveniente para los activistas abortistas. A menudo, esto ocurre cuando alguna figura prominente inesperadamente habla sobre la dura realidad de su propia experiencia con el aborto. Esto deja a los activistas del aborto luchando por encontrar formas de alejar la conversación de estos hechos inconvenientes y volver a sus abstracciones demagógicas, a sus slogans y a su arsenal propagandístico.

 

El ejemplo más reciente de esto se produjo en forma de las desgarradoras revelaciones de la estrella del pop Britney Spears de que abortó a su hijo después de quedar embarazada de su colega superestrella Justin Timberlake durante su vertiginoso romance adolescente.

Spears escribió que, si bien el embarazo fue una “sorpresa” para ella, “no fue una tragedia. “Amaba mucho a Justin”, escribió. “Siempre esperé que algún día tuviéramos una familia. Esto sería mucho antes de lo que había previsto”.

Sin embargo, añadió: “Justin definitivamente no estaba contento con el embarazo. Dijo que no estábamos preparados para tener un bebé en nuestras vidas, que éramos demasiado jóvenes”. En lugar de unirse a Spears en su alegría por la buena noticia de una nueva vida, Timberlake empujó a Spears hacia el aborto. Al final Spears estuvo de acuerdo.

Spears consiguió fármacos abortivos (un “aborto médico”, como falsa y descaradamente le llaman los proaborto) y los tomó en casa. El proceso, escribe, fue la “cosa más agonizante que he experimentado en mi vida”. “Si hubiera dependido únicamente de mí, nunca lo habría hecho”, añadió. “Y, sin embargo, Justin estaba tan seguro de que no quería ser padre”.

“Seguí llorando y sollozando hasta que todo terminó”, continuó. “Me tomó horas y no recuerdo cómo terminó, pero veinte años después sí recuerdo el dolor y el miedo”.

 

La brutal y oculta realidad del aborto

No sorprende que muchas celebridades estén virulentamente a favor del aborto. Sin embargo, lo sorprendente es cuántos testimonios de celebridades sobre el aborto se niegan a ser tan prolijos como el lenguaje de la industria del aborto sugiere que deberían ser.

Tomemos, por ejemplo, la estrella de Dancing with the Stars, Cheryl Burke. Burke, que está estridentemente a favor del aborto, describe sin embargo su propia experiencia con el aborto como “traumática”. O la modelo Tess Holiday, quien, aunque califica su aborto de “necesario”, admite que fue “insoportable en muchos niveles”.

O la muy popular cantante Nicki Minaj, quien dijo que durante su aborto: “Pensé que iba a morir. Fue lo más difícil por lo que jamás había pasado”.

Todas estas mujeres continúan defendiendo sus abortos, a menudo como “necesarios” para avanzar en sus lucrativas carreras, a menudo porque sabían que los padres de los niños no estarían presentes para ayudar.

Sin embargo, sus relatos brutalmente honestos también desmienten los puntos de conversación comunes de que el aborto es “seguro” y “fácil”: un procedimiento quirúrgico menor, o la simple toma de algunos fármacos, que rápidamente “resuelve” un problema. En realidad, el aborto es profundamente invasivo y va en contra de todos los instintos protectores que una nueva madre tiene hacia su hijo.

Como destaca acertadamente el testimonio de Spears, los llamados “abortos con medicamentos” suelen ser físicamente dolorosos y dejar cicatrices psicológicas. Muchas mujeres relatan que, aunque les dijeron que los abortos químicos son “fáciles”, en realidad experimentaron calambres insoportables, sangrado abundante e innumerables secuelas físicas y psicológicas.

Aún más traumático es que muchas mujeres se sorprenden cuando expulsan el cadáver de su hijo no nacido, que resulta ser mucho más reconocible como ser humano que aquello para lo que los activistas abortistas las habían preparado.

Como escribió una mujer sobre su experiencia de aborto químico:

“Pude ver dónde la cabeza y los ojos ya habían comenzado a formarse, esa imagen quedará grabada en mi cerebro para el resto de mi vida. Decir que esa experiencia me arruinó sería quedarse corta. Todo en mi vida cambió y ya ni siquiera me conocía a mí misma. Tuve que lidiar con ansiedad, depresión y pensamientos suicidas después de tomar esta decisión. Fue y siempre será el mayor arrepentimiento de mi vida”.

 

El sexismo inherente a la revolución sexual

Una de las respuestas más sorprendentes y, sin embargo, tristemente predecibles a las revelaciones de Spears fue un artículo que apareció en USA Today. En el artículo, la autora Katie Camero cita primero la afirmación de Spears de que el aborto fue “una de las cosas más agonizantes” que jamás haya experimentado, y que, si hubiera sido por ella, no lo habría realizado.

Sorprendentemente, Camero continúa comentando:

Las declaraciones de Spears subrayan los beneficios que reciben las parejas masculinas al tener acceso a servicios de aborto, un aspecto de la salud reproductiva que a menudo se pasa por alto a la luz de la caída de Roe v. Wade el año pasado [2022] y que, si se ignora tanto en la sociedad como en la política, perpetúa la idea de que el aborto es una cuestión exclusivamente de mujeres.

Lo más extraño de esta afirmación es que Camero aparentemente lo dijo sin ironía. Es decir, ella realmente tenía la intención de llamar la atención sobre los “beneficios” que el aborto aporta a los hombres, ¡como un tema de conversación a favor del aborto que se pasa por alto!

La historia de Spears es la historia por excelencia sobre la supuesta “libertad de elección” de una mujer.

Numerosos estudios han descubierto que un enorme porcentaje de mujeres se sienten presionadas a abortar a sus hijos no nacidos. Este mismo escenario se repite innumerables veces cada día. Todos los días, un hombre egoísta utiliza la “libertad” que supuestamente tiene su “amiga” o “novia” para obligarla a ayudarlo a evadir la responsabilidad de sus elecciones.

Sin embargo, este no es un “beneficio” pasado por alto del aborto legal o de la anticoncepción ubicua. Se trata del sometimiento sistémico de las mujeres a los deseos más viles de hombres irresponsables.

Evidentemente, sólo las mujeres pueden quedar embarazadas. Sin embargo, es importante destacar que esta realidad biológica fundamental también tiene muchas otras implicaciones psicológicas. Debido a que las mujeres son las únicas que pueden quedar embarazadas, y debido a que son las únicas que pueden criar a un recién nacido con sus cuerpos, históricamente hablando, las mujeres han sido mucho menos propensas a desear o tener relaciones sexuales casuales. En cambio, han estado mucho más interesados en buscar relaciones estables a largo plazo.

En las sociedades cristianas, la vulnerabilidad sexual de las mujeres se ha reflejado en las costumbres sexuales comunes que fueron aceptadas e impuestas a través de legislación formal (por ejemplo, leyes que prohíben el divorcio fácil o exigen manutención paternal de los hijos) o, lo que es más importante, tabúes sociales. La sociedad victoriana no exigía que los jóvenes estuvieran acompañados por jovencitas, ni que los hombres declararan sus intenciones abierta y honorablemente, porque eran “mojigatos” y controladores.

Todos los miles de convenciones sociales que rodean el cortejo, el matrimonio y la familia fueron diseñadas para honrar y proteger a las mujeres y los niños, educando y alentando a los hombres a disciplinar y canalizar sus deseos naturales hacia la crianza y la protección, en lugar de explotar a las mujeres.

Los revolucionarios sexuales, sin embargo, han hecho todos los esfuerzos posibles para “nivelar” la diferencia entre hombres y mujeres, proclamando que habían conquistado la biología con tecnologías como la píldora anticonceptiva. Ahora que las relaciones sexuales pueden estar “libres de consecuencias”, las mujeres podrían estar tan interesadas como los hombres en las relaciones sexuales casuales y “sin consecuencias”.

Demasiadas mujeres tomaron la palabra de los revolucionarios sexuales, sólo para descubrir, como Britney Spears, que los hombres inmaduros y egoístas se sentían muy felices de hacer uso de estas nuevas “libertades” para explotarlas por placer, y luego abandonarlas en el momento en que las cosas se pusieron serias.

En lugar de las viejas reglas, que templaban y dirigían los apetitos de los hombres, tenemos nuevas reglas diseñadas para inflamar y alentar los apetitos de los hombres y para menospreciar a las mujeres que se niegan a seguir el juego. Y luego, para colmo de males, a las mujeres se les dice que, si quieren ser mujeres de verdad, deben defender las “libertades” que permiten a los hombres utilizarlas de esta manera.

 

Compasión provida

Muchas mujeres han sufrido en las últimas décadas porque han creído las mentiras de los revolucionarios sexuales y los activistas del aborto. Nuestra tarea como providas es doble: 1) cambiar la ley y las convenciones culturales para que una vez más protejan a las mujeres y a sus hijos no nacidos, apoyando a la familia y formando a los hombres en la virtud, y 2) atender a las víctimas de la revolución sexual donde se encuentran, ofreciéndoles la compasión y la curación que tan desesperadamente necesitan.

Las palabras que Spears usa para describir su experiencia de aborto no parecen una hipérbole pasajera. Su experiencia de aborto claramente la dejó profundamente herida.

El hombre con el que estaba dispuesta a pasar su vida y formar una familia pensó que era perfectamente aceptable presionarla para que realizara un acto que, hasta el día de hoy, Spears considera “la cosa más agonizante” que jamás haya hecho. La sensación de traición es palpable.

No parece una especulación vana preguntarse si este aborto desempeñó algún papel importante en las dificultades ampliamente publicitadas de la vida de Spears en las décadas posteriores.

Esta es la razón por la que el movimiento provida ha invertido tantos recursos en fundar servicios de curación postaborto, para ayudar a las mujeres que fueron víctimas de la propaganda de los activistas abortistas y la explotación egoísta de los hombres, validando su dolor y mostrándoles el camino hacia el perdón, la curación y la paz.

Como escribió una madre postaborto, Tori Shaw, líder de un ministerio de curación postaborto, en una carta abierta a Spears: “No hay nada como el dolor de elegir poner fin a la vida de su propio hijo. La gente dice que el aborto no es algo de lo que te arrepientas; nos dicen que es la respuesta fácil y sin consecuencias a lo que nuestra cultura considera ‘un problema’. Pero aquellos de nosotros que hemos experimentado esta pesadilla sabemos que eso no es cierto”.

Tori Shaw continúa:

Al igual que usted, pasé años y años sin hablar nunca de mi aborto. Intenté adormecerme con drogas y alcohol, sufrí depresión y ansiedad, permití que la gente me tratara terriblemente, busqué amor y afecto en los lugares equivocados y cuestioné mi propio valor como persona constantemente. Me volví muy buena usando una sonrisa falsa y fingiendo que estaba bien, pero en el fondo, estaba destrozada y en carne viva.

Sin embargo, cuenta Shaw: “Cuando finalmente comencé a hablar sobre mi aborto, después de 17 años de esconderme, pude encontrar sanación y libertad en Jesucristo. Cuando le permití restaurar mi corazón, Él comenzó a usar mi historia para ayudar a otros a encontrar la misma sanación”.

“Él quiere la misma curación para ti, Britney”, concluyó Shaw. “El aborto no fue la elección correcta para nosotros, pero debido al gran amor de Dios por nosotros, somos perdonados a través de Jesucristo. Dios no está enojado con nosotros, nuestros bebés no nos odian y no debemos temer el castigo. Si se lo permitimos, Dios hará algo hermoso a partir de nuestro mayor error”.

Hoy, tomemos un momento para orar por todas las mujeres que han abortado, para que puedan encontrar la confianza para confesar abiertamente su aborto y aceptar el amor incondicional y el perdón de Dios. Y oremos para que Dios levante una nueva generación de hombres que rechacen las mentiras que les ha dicho la revolución sexual y, en cambio, abracen el tipo de amor abnegado al que están llamados.

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