Cómo hacer feliz y santa tu familia con los valores del Evangelio (IV)

 

Adolfo J. Castañeda, MA, STL

Director de Educación

Vida Humana Internacional

www.vidahumana.org

 

Este artículo fue publicado en el boletín electrónico “Espíritu y Vida” de Vida Humana Internacional, el

17 de noviembre de 2023.

Vol. 07.

No. 44.

 

Y también en vidahumana.org Temas/Matrimonio y Familia.

 

 

En el artículo anterior sobre este tema comenzamos a tratar qué dice el Catecismo sobre la familia. En este artículo y en los que seguirán continuaremos con este tema. Reiteramos que los números más importantes sobre la familia que se encuentran en el Catecismo son: 1652-1658, 2197-2233. Donde sea conveniente aportaremos comentarios y reproduciremos los textos bíblicos a los cuales el Catecismo se refiere pero no cita directamente. (Cuando un texto bíblico es muy largo, lo reproduciremos parcialmente.)

 

Estamos convencidos de que es importante que los jóvenes y los jóvenes adultos católicos conozcan el Catecismo, sobre todo en cuanto a un asunto tan importante como la familia. Recordemos que para poder defender la vida con eficacia también hay que defender la familia, la cual se funda en el matrimonio verdadero entre un hombre y una mujer, estable, duradero y abierto a la vida, que los hijos necesitan.

 

Si el Catecismo les parece muy largo y denso, recomendamos el Compendio del Catecismo, el cual es mucho más corto y fácil de entender. Para los jóvenes recomendamos el YOUCAT en español. Es muy bueno. ¡Todos los jóvenes y católicos adultos tienen el grave deber de conocer la doctrina de la Iglesia! ¡Sobre todo los padres de familia!

 

 

La familia en el plan de Dios

 

2201 La comunidad conyugal está establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones personales y responsabilidades primordiales.

 

Comentario: Observemos cómo el Catecismo nos enseña que el matrimonio y la familia existen para el bien de los esposos y la procreación y educación de los hijos. El concepto que la Iglesia tiene de la procreación no se limita a la generación de nuevas vidas, sino que incluye también la educación de esas nuevas vidas. Por lo tanto, la procreación es una realidad física y espiritual al mismo tiempo.

 

2202 Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella. Se la considerará como la referencia normal en función de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco.

 

Comentario: Observemos qué definición tan sencilla y cierta de la familia nos da la Iglesia. Pero hoy en día las élites dominantes, incluyendo la ONU, pretenden insolentemente redefinir el matrimonio y la familia, para incluir “familias” fundadas en uniones entre personas del mismo sexo. Para ello usan deliberadamente el término ambiguo de “distintas formas de familia”, el cual, por supuesto, puede ser interpretado de diferentes maneras. Pero el matrimonio y la familia han sido creados por Dios e inscritos en la naturaleza humana (ver el próximo número). Su definición, valores y leyes inherentes, como dice este número, son anteriores al Estado y la sociedad. El Estado y la sociedad no tienen el derecho de redefinir el matrimonio y la familia. Tampoco son ellos los que les “dan” derechos al matrimonio y la familia, sino que tienen el grave deber de reconocer su definición y derechos, y de tutelarlos (defenderlos) con leyes justas.

 

2203 Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes.

 

 

La familia cristiana

 

  1. “La familia cristiana constituye una revelación y una actuación específicas de la comunión eclesial; por eso […] puede y debe decirseIglesia doméstica”. Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (ver Efesios5:21-6:4; Colosenses 3:18-21; 1 Pedro 3:1-7).

 

Comentario: La primera frase significa que de cierta forma la Iglesia universal está presente en cada familia cristiana y en su vida familiar. Los padres son los primeros pastores de sus hijos cuando desempeñan su grave derecho-deber de ser los primeros y principales educadores de sus hijos, sobre todo en materia de fe y moral. La vida cristiana cotidiana se vive, primero que todo, en la familia. En la familia se va construyendo la historia de salvación de Dios y Su plan salvífico para la humanidad – desde sus actos más sencillos hasta sus celebraciones más sublimes.

 

Efesios 6:1-4: 1Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor; porque esto es justo. 2Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: 3Para que seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra. 4Padres, no exasperen a sus hijos, sino fórmenlos más bien mediante la instrucción y la exhortación según el Señor.

 

Comentarios: Observemos cómo este texto dice que los padres no debe exasperar a sus hijos. Esto se refiere a que los padres no debe regañar a sus hijos con insultos ni gritos causándoles heridas en su corazón que después no son fáciles de sanar. Eso es un pecado muy serio. Deben llamarles la atención con dulzura y amabilidad, aprovechando la ocasión para darles una enseñanza acerca del por qué estuvo mal lo que hicieron y animarlos a hacer el bien. Las amonestaciones y los castigos más fuertes (pero siempre dentro del amor y la razón) deben reservarse para cosas realmente graves. Pero aún en estos casos los hijos deben sentir que sus padres los amonestan para su bien y porque los aman. Los hijos, por supuesto, deben obedecer a los padres de buena gana y NUNCA, bajo ningún concepto, faltarles el respeto. Eso es un pecado muy grave.

 

Colosenses 3:18-21: 18Esposas, estén sujetas a sus esposos, como conviene en el Señor. 19Esposos, amen a sus esposas, y no sean ásperos con ellas. 20Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.

 

Comentario 1: La sujeción de las esposas a sus esposos debe ser entendida a la luz de Efesios 5:21-33, pasaje que enfatiza, entre otras cosas, la mutua sumisión de los esposos en el temor de Cristo (v. 21) y que los esposos deben amar a sus esposas, como Cristo ama a la Iglesia (v. 25). Los esposos JAMÁS deben tratar con aspereza a sus esposas – eso es pecado – sino siempre con amabilidad y dulzura.

 

Comentario 2: Observemos también cómo el pasaje vuelve a insistir en que los padres no deben exasperar a sus hijos “para que no se desalienten”. Cuando los padres regañan inapropiadamente a los hijos incluyendo cosas que en realidad no tienen tanta importancia, aunque sean molestas, pueden desmoralizar a los hijos hasta el punto de causarles un profundo desánimo, resentimiento, baja autoestima y hasta depresión y falsa culpabilidad.

 

1 Pedro 3:1-7: 1 Asimismo ustedes, esposas, estén sujetas a sus esposos; para que también los que no creen en la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando su conducta casta y respetuosa.   3 Su atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus esposos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual ustedes han venido a ser hijas, si hacen el bien, sin temer ninguna amenaza. Ustedes, maridos, igualmente, vivan con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que sus oraciones no tengan estorbo.

 

Comentario 1: Observemos la amonestación a las esposas contra el deseo de vestir lujosamente. Hoy en día, lastimosamente, no pocas familias cristianas (incluyendo ambos esposos y los hijos también) han caído en el materialismo y la ostentación, con roperos abarrotados de vestidos que no se usan y no hacen falta e, incluso, de ropa muy cara y lujosa. Está bien que la esposa se vista de forma elegante y atractiva dentro de la virtud de la modestia y la decencia, para hacerse más atrayente a su esposo. Pero no de forma lujosa con vestidos y joyas super caros que fomentan la ostentación y el narcicismo, y que, peor aún, destruyen la posibilidad de ayudar a los pobres con el dinero que se hubiera podido ahorrar.

 

Comentario 2: Lo de “frágil” no significa que las mujeres sean “inferiores” o
“débiles” ni ninguna otra sandez por el estilo. Ahí tenemos el valiente ejemplo de María y otras santas mujeres al pie de la cruz de Cristo, mientras los Apóstoles (excepto Juan) habían puesto los pies en polvorosa (ver Juan 19:25). Y también el elogio de la esposa ideal de Proverbios 31:10-31, de la esposa y madre que no solo cuida a los hijos y realiza labores domésticas, sino que también es fuerte y reparte sabiduría dentro y fuera de casa. Significa más bien que las mujeres, en general más que los hombres, tienen sus sentimientos más a flor de piel y son más delicadas en ese sentido.

 

2205 La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera.

 

Comentario 1: La Santísima Trinidad es una Familia de Personas Divinas. El hombre y la mujer han sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:26-28). Por lo tanto, el hombre y la mujer han sido creados para vivir en comunidad y especialmente en familia, imagen de la Familia Divina. Este es un número espléndido del Catecismo que debe ser grabado en los corazones de todos los miembros de la familia. Además, la imagen de Dios en el hombre y la mujer no es una realidad estática sino dinámica que debe expresarse en la acción. Por eso la Iglesia añade aquí la estupenda enseñanza de que la actividad procreadora y educadora de los padres es imagen de la actividad creadora de Dios material y espiritual. También el trabajo, don de Dios (ver Génesis 2:15), es una participación, por parte del hombre y la mujer, en la obra creadora de Dios.

 

Comentario 2: La “llamada a participar en la oración y sacrificio de Cristo” es un recordatorio de la grave pero gozosa obligación de la familia, liderada por el ejemplo de los padres, especialmente el padre cabeza de la familia, de participar en la Eucaristía. La Eucaristía es la actualización (el hacer presente) de forma sacramental el único y una vez por todas sacrificio cruento de Cristo en la cruz hace 2,000 años en el Calvario. La familia también está llamada a la oración y a la lectura de la Biblia en el hogar. Los padres, y especialmente el padre, deben liderar este momento espiritual y explicar, cuando sea oportuno, la Palabra de Dios a sus hijos. De esa manera y con el ejemplo la familia crece en el amor y se convierte en evangelizadora y misionera. Esta misión no necesariamente implica irse a vivir a lugares distantes donde no hay cristianos, a no ser que esa familia cristiana reciba un llamado especial confirmado por la autoridad eclesiástica, sino a simplemente dar ejemplo y compartir la experiencia con Jesús a otros familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo o de estudios.

 

2206 Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una comunidad privilegiada llamada a realizar un propósito común de los esposos y una cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos.

 

Comentario: Este número enfatiza, de manera muy hermosa, la dimensión personalizadora de la familia. La familia es el mejor lugar, es decir, el que ofrece las mejores posibilidades, de forjar relaciones interpersonales auténticas. En la familia es donde se forjan las personas, es decir, donde la persona se desarrolla más aún como persona, en el sentido de la consciencia de su propia dignidad, de su capacidad para desarrollar relaciones interpersonales profundas y de desarrollar su vida espiritual y moral. La familia es la que está, por diseño de Dios, mejor posicionada para ayudar a crear una civilización de las personas y no de las cosas.

 

Continuará.

 

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