Aunque es cierto que el aborto ilegal es más peligroso que el legal, el aborto legal sigue lesionando gravemente y matando mujeres en países “avanzados” como EEUU. Por tanto, cuando a continuación abordemos las complicaciones del aborto, nos estaremos refiriendo tanto al aborto legal como al ilegal.

  • Perforación de útero. Ocurre de 2 a 3 por cada 1,000 procedimientos. Si aplicamos esta proporción al total de abortos en EEUU, que es 1.2 millones al año, tenemos un promedio de 3,000 perforaciones uterinas anuales. La mayoría de éstas se originan en abortos del primer trimestre, quedan sin diagnosticar y pueden ocasionar problemas más adelante que podrían requerir una histerectomía u otra cirugía correctiva seria, que en sí implica complicaciones físicas y psicológicas. Las perforaciones producidas por abortos del último trimestre son más frecuentes y son siempre graves [1].
  • Laceraciones cervicales. Ocurre en el 1% de los abortos quirúrgicos en general y en el 2% en el procedimiento de dilatación y evacuación (D y E). Extrapolando estos porcentajes al total anual de abortos en EEUU, tenemos aproximadamente cada año 1,200 casos por abortos en general y 2,400 por el método D y E, respectivamente. Los daños cervicales menos graves y no diagnosticados podrían resultar en una incapacidad cervical, alumbramiento prematuro y complicaciones en el parto. El daño cervical y la cicatrización del endometrio por el aborto también podrían aumentar el riesgo de un desarrollo placentario anormal en embarazos siguientes, incrementando así los riesgos para el bebé y para la madre [2].
  • Placenta previa. La placenta previa consiste en una superposición de la placenta sobre el cérvix, causando una grave hemorragia durante el parto. El aborto aumenta el riesgo de este cuadro clínico en un 50%. La placenta previa también aumenta el riesgo de una malformación fetal posterior y de muerte perinatal [3].
  • Cáncer. El riesgo de cáncer de mama es más del doble después de un aborto, y aumenta más con abortos posteriores. En el caso de cáncer cervical, de ovarios o de hígado, las mujeres con más de un aborto cuadriplican el riesgo. Hay 35 estudios internacionales, estadísticamente significativos, que confirman el vínculo entre el aborto y el cáncer de mama. Mientras más abortos tenga la mujer más aumenta el riesgo del cáncer de mama, hasta alcanzar el 165% luego de 3 o más abortos. Un importante estudio concluyó que el mayor factor vaticinador del índice de cáncer de mama de un país es su tasa de abortos [4].
  • Embarazos ectópicos. El aborto está relacionado con el aumento de los embarazos ectópicos (fuera del útero) en embarazos siguientes, lo cual puede significar una grave amenaza para la futura fecundidad de la madre e incluso para su vida. Los abortistas también pueden someter a un aborto a una madre que presente un embarazo ectópico, y al estar éste fuera del útero, el embarazo anómalo continúa y pone en peligro su vida. El 50% de las mujeres que han sufrido un embarazo ectópico han tenido un aborto anteriormente; las mujeres que no han tenido un aborto tienen un índice de solamente 6% de embarazo ectópico [5].
  • Enfermedad Pélvica Inflamatoria (EPI). La EPI es un término general que se refiere a una infección del endometrio (endometritis), las trompas de Falopio o los ovarios. La EPI es una consecuencia de las enfermedades de transmisión sexual (especialmente la clamidia) y del aborto. Hasta el 10% de los abortos puede causar EPI. La EPI puede poner en peligro la vida de la madre y puede llevar a una esterilidad posterior y a un mayor riesgo de embarazos ectópicos (embarazos fuera del útero) [6].

Notas:

[1]. Angela Lanfranchi, Ian Gentles y Elizabeth Ring-Cassidy, Complications. Abortion’s Impact on Women. The deVeber Institute for Bioethics and Social Research: Ontario, Canadá, 2013. Ver las fuentes citadas en las notas 1-4, pág. 184.

[2]. Ibíd. Ver las fuentes citadas en las notas 24-27, pág. 188-189.

[3]. Ibíd. Ver las fuentes citadas en las notas 47 y 50, págs. 191 y 192.

[4]. Ibíd. Ver las 35 fuentes citadas en la nota 34, pág. 120 y las de la nota 38, págs. 121-122.

[5]. Ibíd. Ver las fuentes citadas en las notas 64 y 65, pág. 178.

[6]. Ibíd. Ver las fuentes citadas en la nota 6, pág. 168. (Recordemos que el endometrio es la capa que recubre internamente al útero.)

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