El mensaje provida y Nuestra Señora de Guadalupe
Padre Shenan J. Boquet
Presidente
Vida Humana Internacional
Publicado originalmente en inglés el 16 de diciembre del 2024 en: https://www.hli.org/2024/12/the-pro-life-message-and-our-lady-of-guadalupe/
Vida Humana Internacional agradece a José A. Zunino la traducción de este artículo.
El 12 de diciembre la Iglesia Católica celebró la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de las Américas y de los No Nacidos. ¡Cuán desesperadamente necesita la sociedad moderna las profundas verdades contenidas en esta aparición de Nuestra Señora, un mensaje de oración, amor y compasión!
En el amor maternal de María encontramos el valor para emular su fe y la fuerza para proceder con confianza, sabiendo que Dios superará las barreras aparentemente insuperables que enfrentamos en la vida y en el mundo de hoy.
Su mensaje sigue siendo relevante, especialmente en la sociedad y la cultura occidentales que están “heridas por la propagación de un ateísmo práctico”, dice el Papa Francisco. En medio de esta agitación moderna y el campo de batalla cultural, “María quiere quedarse con nosotros. Nos ruega que le permitamos ser nuestra madre, que abramos nuestras vidas a su Hijo Jesús y que acojamos su mensaje para aprender a amar como Él”.
Apariciones que provocaron la conversión
En el año 1531, la Santísima Madre se le apareció a un humilde campesino de ascendencia azteca llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin. En ese momento, la religión azteca estaba en auge en México. En esta aparición, María aparece en la forma de una madre embarazada, la única aparición en la que esto ocurre. La Virgen asumió la raza de una mujer mestiza: mezcla de la raza indígena y de la raza blanca de los españoles, quienes ocupaban gran parte de México en ese entonces. Su aparición de esta manera constituía un mensaje de reconciliación y unidad fraternal entre los dos pueblos y de la unión con Dios, Creador de todas las razas, todas ellas hermosas, que pueblan la tierra.
En su vientre está el Cristo no nacido, el Salvador del mundo. Su presencia de esta manera proclama la santidad y la bienaventuranza de la vida humana dentro del útero materno y comunica la alegría y el asombro con los que debemos acercarnos al don de la vida. En contradicción con la civilización azteca que tenía una larga historia de práctica del sacrificio humano, que incluía a los niños, la presencia de María ofreció una nueva visión y esperanza para una cultura que durante mucho tiempo había devaluado la vida humana y había vivido con miedo.
[Nota del Editor: También su aparición constituyó una contradicción contra algunos conquistadores españoles, quienes, en contraste con su propia fe católica y la caridad de los santos misioneros, maltrataban a los indígenas.]
En contraste también con los dioses sanguinarios de los aztecas, encontramos la imagen de una mujer, embarazada de una nueva vida, que señala el sacrificio de su Hijo, que dio su sangre para la salvación de todos, ofrecida como un don gratuito, accesible a través del arrepentimiento, la fe y el bautismo.
A raíz de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, la religión cristiana se extendió como un reguero de pólvora y millones de indígenas se convirtieron a la fe cristiana en las décadas siguientes, lo que marcó un punto de inflexión en la historia de México. Juan Diego y su esposa estuvieron entre los primeros aztecas en ser bautizados, abrazando una religión que difería radicalmente de la que seguía su propio pueblo.
Los hechos que ocurrieron gracias al Amor de Dios
No es de sorprender que los sacrificios humanos desaparecieran rápidamente, en parte porque los conquistadores españoles los prohibieron, pero finalmente porque esa barbarie era completamente incompatible con la aceptación generalizada de una fe que predicaba el amor radical de Dios por los seres humanos, creados a Su imagen y semejanza (Genesis 1:27).
El resultado es que desde el siglo XVI, América Latina, bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Guadalupe, ha sido un poderoso ejemplo de una dinámica cultura católica. Incluso cuando la mayor parte del Occidente desarrollado ha caído en el ateísmo y la barbarie posmoderna, incluida la matanza a gran escala de seres humanos no nacidos por medio del aborto, América Latina se ha mantenido firme, luchando valientemente para proteger una Cultura de la Vida.
Aviso: Como hacemos cada vez que abordamos el tema del aborto, queremos aclarar que nuestra intención no es condenar a ninguna mujer ni a cualquier otra persona que de alguna manera se haya involucrado en este grave pecado. Condenamos el aborto, no a las personas. A las personas las invitamos con urgencia, pero con mucho amor, al arrepentimiento y a la conversión a través del absolutamente necesario recurso al Sacramento de la Confesión, donde Dios les espera con los brazos abiertos para derramar sobre ellas Su infinita misericordia. La Iglesia también cuenta con ministerios de reconciliación y sanación postaborto. Visita www.vidahumana.org para obtener más información o llámanos al 305-260-0525 (Miami, Florida, USA).
Pero eso ha cambiado.
Trágicamente, hoy en día, de los 33 países que conforman la comunidad latinoamericana, sólo un puñado no permite el aborto.
Frutos del mismo árbol
En 1939, Cuba se convirtió en el primer país de Las Américas en despenalizar el aborto en ciertos casos y luego, en 1965, la dictadura de Fidel Castro amplió su legalización permitiendo el aborto a petición. Canadá siguió su ejemplo en 1968 y los estados de Hawái, Washington, Alaska y Nueva York en los Estados Unidos en 1970. Hoy, la mayoría de los países latinoamericanos permiten el aborto en diversos grados, lo que lleva a que millones de niños inocentes antes de nacer sean asesinados por el aborto.
A medida que el aborto se ha normalizado en estas culturas que alguna vez amaron la vida y la familia, no podemos ignorar su conexión con la anticoncepción, como “frutos del mismo árbol” (Evangelio Vitae, Nro. 13). Existe una estrecha conexión mental entre las prácticas de la anticoncepción y el aborto. Después de todo, quienes desean prevenir el embarazo mediante la anticoncepción buscarán un aborto cuando la anticoncepción les falle. No es que todas las parejas, casadas o no, que practican el grave pecado de la anticoncepción recurran después al aborto, pero sí se trata de un patrón general que hemos observado en muchas partes del mundo. De hecho, los anticonceptivos hormonales (como la píldora, etc.) y los dispositivos intrauterinos son abortivos, al menos parte del tiempo.
Además, una vez que se adopta esta mentalidad, e incluso se la celebra, se crea un cambio radical en las percepciones sociales y culturales sobre el matrimonio y el acto conyugal, la vida humana, la persona humana y la moralidad misma. En otras palabras, cambia la conciencia y el comportamiento de culturas enteras, socavando el matrimonio y la familia como base de la sociedad, trivializando las relaciones sexuales y conduciendo a un crecimiento de embarazos no deseados, lo que inexorablemente en muchos casos conduce al aborto.
Según un informe del Grupo del Banco Mundial, en 1980 el 30% de las mujeres casadas en México declararon utilizar algún tipo de método anticonceptivo, mientras que los datos más recientes muestran que esa cifra supera el 73%. Y en comparación con 1960, cuando la mujer mexicana promedio tenía 7 hijos, hoy la tasa global de fecundidad (TGF) en México y en América Latina (33 países) es de poco más de 1.8 bebés nacidos por mujer. Esta cifra está muy por debajo de la tasa de reemplazo necesaria para sostener una población, que es de unos 2.1 nacimientos por mujer a lo largo de su vida.
La anticoncepción contribuye a arraigar el aborto y otras prácticas contrarias a la vida en la cultura. Y debido a su aceptación y normalización, la comunidad latinoamericana está experimentando ahora un descenso general de la fecundidad con impactos sociales y culturales similares a los que se observan en Europa y otros países occidentales, y en algunos países asiáticos.
El regreso de los sacrificios de niños
Mientras que en Estados Unidos el aborto está retrocediendo en algunos estados, como informa un artículo reciente, muchos países de América Latina van en la dirección opuesta. La División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas proyecta que para 2030 todos los países de América Latina y el Caribe estarán por debajo del nivel de reemplazo. Y debemos tener en cuenta que la ONU dista mucho de ser una organización provida.
Por ejemplo, desde la despenalización del aborto en México en 2007, la violencia contra la vida humana naciente ha aumentado de manera constante en ese país. La Ciudad de México, antes llamada Distrito Federal, fue el primero de los 32 estados de la República Mexicana en despenalizar el aborto, permitiéndolo hasta las 12 semanas. Doce años después, el aborto se despenalizó en el Estado de Oaxaca, y en 2021, le siguieron Hidalgo y Veracruz.
En 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en contra de las leyes provida del estado de Coahuila y despenalizó el aborto. Este acto atroz de la Corte Suprema fue la primera vez que un estado de México se vio obligado a eliminar sus leyes provida.
Este fallo creó un precedente que los activistas provida temen que se utilice para atacar las leyes provida en otros estados del país, imponiendo ideologías antivida que dañan a las personas, las familias y la sociedad.
Esta preocupación no carece de fundamento, ya que el activismo judicial es algo que hemos visto demasiadas veces en países donde existen artículos provida de larga data en sus constituciones y los intentos legislativos de despenalizar el aborto han fracasado.
Trágicamente, el impulso para despenalizar aún más el aborto en México (y en toda América Latina) sigue ganando impulso, fomentando una tendencia aterradora. Como se informó en un artículo reciente de la Agencia Católica de Noticias: “En los últimos seis años [2018-2024], la legalización del aborto se ha acelerado rápidamente en México, y 19 de los 32 estados del país han tomado medidas para despenalizar este procedimiento mortal”.
La autora describe cómo individuos poderosos y movimientos políticos han logrado alterar el panorama cultural en favor del aborto, normalizando una mentalidad y una práctica mortal que está acabando con las vidas de los ciudadanos más jóvenes y débiles de México, los no nacidos. Y desde la investidura de la presidenta Claudia Sheinbaum en octubre de este año de 2024, otros seis estados han despenalizado el aborto hasta las 12 semanas.
Una batalla espiritual
A medida que el declive moral de Las Américas (y del mundo) se intensifica y se extiende por todo el planeta y experimentamos una creciente injusticia hacia la dignidad humana, tenemos una necesidad desesperada de renovación, conversión y enmienda de vida.
Sabemos que una vez que nuestra moralidad comienza a moverse en una dirección particular, acumula un impulso extraordinario (la tendencia a seguir avanzando), que es muy difícil de cambiar. Y en este momento, el impulso en Las Américas parece ir en la dirección equivocada. Esta realidad puede ser desconcertante y conducir al desánimo e incluso a la falta de esperanza.
Necesitamos la guía y la intervención celestiales. Necesitamos el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe.
Este mensaje nos asegura la presencia cercana de Dios. A través de la Virgen Madre, Dios continúa dándonos a su Hijo. María es un poderoso ícono o imagen, de tierna maternidad y fortaleza maternal, y del máximo valor y dignidad de la vida humana desde sus primeras etapas.
Hace casi cinco siglos, el Señor envió a María para ayudar a San Juan Diego y al pueblo de México a descubrir el Evangelio de la Vida. Presentándose como la “Madre del verdadero Dios por quien vivimos” (cf. Nican Mopohua), María promete atender las necesidades de sus hijos, sin excluir a nadie de su abrazo maternal y de su consuelo.
María, llevando a Jesús, la fuente de la vida se convierte en una ocasión de alegría, bendición y afirmación de la dignidad de la vida. Ella le dije a Juan Diego:
Me siento honrada de ser vuestra madre compasiva, vuestra y de todos los pueblos que conviven en esta tierra, y también de todos los otros varios linajes de hombres; los que me aman, los que claman a mí, los que me buscan, los que confían en mí. Porque allí verdaderamente escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todos sus diversos males, sus miserias, sus dolores.
Nuestra Señora Triunfará
Aunque todo parece oscuro, similar a la época en la que se apareció Nuestra Señora de Guadalupe, el mensaje sigue siendo el mismo. No hemos sido abandonados, no estamos solos, no hemos sido abandonados a los caprichos de este mundo ni a sus ideologías destructoras. El Señor sigue enviándonos a Su Madre, que nos invita a confiar en el “verdadero Dios para quien vivimos”, y nos dirige con confianza a reafirmar nuestra pertenencia a Dios.
Esta historia no podría ser más evocadora y reafirmante de nuestra gran misión de defender a los más indefensos. Recordemos que ocho años después de la primera aparición de María a Juan Diego, más de ocho millones de mexicanos se convirtieron y recibieron el bautismo, lo que desafió todas las expectativas humanas. Y así como el sacrificio humano terminó en México después de la aparición de Nuestra Señora, esperamos que, por su intercesión y nuestra confianza en la voluntad de Dios, el sacrificio por medio del aborto de niños no nacidos (y otras atrocidades que atentan contra la dignidad humana) también termine en todo el continente americano y en todo el mundo.
Muchos de nuestros problemas políticos, sociales y culturales son en realidad problemas espirituales y requieren una solución espiritual. Al contemplar la sencillez de María, encontramos la fuerza para emular su fe y proceder con confianza. Como el “sí” de María a Dios cambió el curso de la historia humana, al decir “sí” a Dios, y a través de nuestra labor y sacrificios diarios, también nosotros podemos lograr una renovación genuina en nuestro mundo, donde cada vida sea bienvenida, respetada y servida.
Necesitamos recurrir a María, nuestra madre celestial e intercesora, para ganar la batalla por la vida. Y al meditar sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús obtenemos las gracias para vivir solo para Cristo. Para este fin, participemos en la Misa diaria, cuando sea posible, vayamos a la Adoración, recemos el Rosario diario, consagrémonos al Inmaculado Corazón de María, recemos novenas a Nuestra Señora de Guadalupe y pidamos por la conversión de nuestra cultura.
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