La eutanasia socava la auténtica atención médica

 

Padre Shenan J. Boquet

Presidente de Vida Humana Internacional.

 

Publicado originalmente en inglés el 22 de abril del 2024 en: https://www.hli.org/2024/04/legal-euthanasia-undermines-authentic-care/.

 

“Desde el principio, la Iglesia ha sabido acompañar a los moribundos. ¿Cuántos sacerdotes y religiosos y religiosas han pasado horas con personas que estaban al final de su vida? Al final de su viaje terrenal, los hombres no necesitan una aguja fría y mortífera. Necesitan una mano compasiva y amorosa”.

Cardenal Robert Sarah, Se hace tarde y anochece.

 

Hace unos días, la ministra francesa de la agencia para el Trabajo, la Salud y la Solidaridad, Catherine Vautrin, presentó en el Parlamento francés un proyecto de ley que legalizaría el suicidio asistido por médicos. El proyecto de ley cuenta con el apoyo del super proaborto presidente francés, Emmanuel Macron. Engañosamente, el gobierno francés presentó el proyecto de ley como motivado por la “compasión” y que sólo permitía el suicidio asistido bajo condiciones “estrictas”. Según la legislación, los pacientes podrían obtener una receta para píldoras letales, si los médicos certifican que padecen una enfermedad incurable.

 

Según este mentiroso gobierno, el proyecto de ley es “una respuesta ética a la necesidad de apoyar a los enfermos y a los que sufren. Un proyecto solidario basado en la idea de crear un espacio que no sea ni un nuevo derecho ni una libertad, sino un espacio que sea un equilibrio entre el respeto y la autonomía personal”.

 

 

La eutanasia es siempre una pendiente resbaladiza

 

Francia es simplemente la última de una serie de naciones occidentales en legalizar, o considerar legalizar, la práctica de la llamada “ayuda para morir”.

 

Si bien la ley de Francia sería más estricta que otras, el hecho sombrío es que aquellas naciones con leyes más permisivas también legalizaron inicialmente la eutanasia bajo condiciones tan “estrictas”, que generalmente exigían que los pacientes sufrieran una enfermedad terminal y experimentaran un dolor extremo. Sin embargo, una y otra vez hemos visto que es sólo cuestión de tiempo antes de que estas condiciones “estrictas” iniciales se relajen. Una vez que la muerte es reconocida y ampliamente aceptada como si fuese un  “tratamiento” médico, los defensores de la eutanasia parecen tener pocos problemas para ampliar las circunstancias en las que puede prescribirse una inyección o una pastilla letal.

 

En otras palabras, la experiencia ha demostrado que en este caso la pendiente resbaladiza es realmente muy resbaladiza. En Canadá, solo tomó unos pocos años aprobar la eutanasia sólo para los enfermos terminales a una situación en la que casi cualquiera puede calificar, siempre y cuando pueda buscar un médico dispuesto a certificar que están sufriendo lo suficiente para calificar. Ahora, el país está a punto de legalizar el suicidio asistido por médicos para enfermos mentales y menores de edad.

 

Bélgica y los Países Bajos también tienen leyes igualmente liberales, después de legalizar inicialmente el suicidio asistido por médicos y la eutanasia sólo para los enfermos terminales. Aunque los Países Bajos han permitido durante mucho tiempo la eutanasia para los recién nacidos en virtud del infame Protocolo de Groningen, recientemente también ampliaron la ley para permitir la eutanasia de niños menores de 12 años. Otros países que permiten la eutanasia o el suicidio asistido por médicos incluyen Suiza, Italia, Austria, Luxemburgo, España y (más recientemente) Portugal.

 

 

Mujer sana con autismo busca la eutanasia

 

Sin embargo, a medida que la eutanasia y el suicidio asistido se expanden a cada vez más países, incluso algunos defensores de la eutanasia están empezando a sentirse incómodos. La razón de su malestar ha sido una avalancha de historias profundamente inquietantes. Algunos de estos casos involucran a personas físicamente sanas, con condiciones que en sí mismas son curables y, sin embargo, que optan por poner fin a sus vidas. Muchos otros involucran a personas que insisten en que quieren vivir, pero que simplemente no han podido encontrar el apoyo que necesitan para vivir una vida digna o acceso a tratamientos médicos que puedan aliviar su dolor. Dos casos han acaparado recientemente los titulares internacionales.

 

Un de esos dos casos, que tiene lugar en Canadá, involucra a una mujer de 27 años físicamente sana que sufre de autismo. Recientemente, un juez dictaminó que la mujer puede ser sacrificada, a pesar de las objeciones de su padre. El juez reconoció que la muerte de la mujer causaría a su padre un “profundo dolor”, pero que su “dignidad y derecho a la autodeterminación pesan más” que las preocupaciones de su padre. Sin embargo, según el padre de la mujer, su hija “es vulnerable y no es competente para tomar la decisión de quitarse la vida”. Durante una audiencia, las únicas condiciones mencionadas que le habían diagnosticado a la mujer fueron autismo e hiperactividad. Sin embargo, a pesar de la falta de pruebas de que padezca alguna dolencia física grave, y a pesar de que aún no se ha aprobado un cambio legal que permita la eutanasia para enfermedades mentales, se le aprobó la eutanasia, una aparente violación de la ley.

 

Sin embargo, resulta inquietante que el juez del caso enfatizara específicamente que no había investigado por qué ella solicitaba la eutanasia. “No sé por qué busca MAID (asistencia médica para morir, por sus siglas en inglés)”, escribió el juez. “Tus razones siguen siendo tuyas porque he respetado tu autonomía y tu privacidad”.

 

Sin embargo, el juez tenía buenas razones para investigar los motivos de la mujer pero no lo hizo, dado que inicialmente uno de los médicos a los que acudió la mujer se había negado a aprobar la eutanasia.

 

 

Las leyes pro-muerte protegen a los médicos corruptos

 

Muchos defensores de la eutanasia han dado la alarma sobre la “compra de médicos”, en la que alguien que busca la eutanasia puede simplemente seguir visitando a los médicos hasta que encuentre uno dispuesto a ayudarlo a matarse. Los relatos sugieren que casi cualquier paciente puede encontrar un médico dispuesto a aprobar la eutanasia por cualquier motivo. Además, esos médicos nunca serán investigados ni procesados, lo que hace que la letra de la ley sea esencialmente discutible.

 

Por lo tanto, las salvaguardias “estrictas” se convierten en “directrices” sin sentido. Como dijo Alex Schadenberg, que dirige la Coalición para la Prevención de la Eutanasia, “la ley de eutanasia de Canadá no fue diseñada para proteger a las personas vulnerables”. En cambio, “la ley está diseñada para proteger a los médicos que están dispuestos a matar”.

 

El otro caso, destacado recientemente en un artículo en The Free Press, involucra a una mujer de 28 años físicamente sana en los Países Bajos. La mujer busca la eutanasia debido a que sufre depresión, autismo y trastorno límite de la personalidad, ninguno de los cuales es letal ni intratable.

 

Zoraya ter Beek vive en una bonita casa y tiene un novio, del que dice estar enamorada. Y, sin embargo, a pesar de no sufrir ninguna enfermedad terminal, planea poner fin a su vida en mayo. Y sus “médicos” la ayudarán a hacerlo.

 

 

La opción de la muerte desalienta la atención psicológica

 

Como informa The Free Press, los médicos están notando un número creciente de casos de personas físicamente sanas que buscan la eutanasia o el suicidio asistido por médicos por motivos como ansiedad y depresión, que a su vez se atribuyen a cosas como la incertidumbre económica o el “cambio climático”. Lo peor de estos casos es que las leyes liberalizadas de eutanasia y suicidio asistido por médicos han reducido los incentivos para que los trabajadores de la salud, y para el propio paciente, hagan el arduo trabajo de curarse. “Veo la eutanasia como una especie de opción aceptable presentada por los médicos y psiquiatras, cuando antes era el último recurso”, dijo a The Free Press Stef Groenewoud, especialista en ética de la atención médica de la Universidad Teológica de Kampen. “Veo el fenómeno especialmente en personas con enfermedades psiquiátricas, y especialmente en jóvenes con trastornos psiquiátricos, donde el profesional de la salud parece abandonarlos más fácilmente que antes”. [Debemos aclarar que la eutanasia nunca debe ser un último recurso ni recurso de ningún tipo, se trata de un asesinato, de un crimen contra la humanidad.]

 

La situación es tan mala que incluso la liberal Associated Press publicó recientemente un artículo destacando las preocupaciones de los activistas por los derechos de las personas con discapacidad de que se esté matando a personas simplemente por discapacidades que no ponen en peligro la vida ni van acompañadas de un dolor insoportable.

 

Un activista, Tim Stainton, director del Instituto Canadiense para la Inclusión y la Ciudadanía de la Universidad de Columbia Británica, no se anduvo con rodeos. Dijo a la AP que el régimen de eutanasia de Canadá es “probablemente la mayor amenaza existencial para las personas discapacitadas desde el programa nazi en Alemania en la década de 1930”.

 

América Latina no se escapa del crimen de la eutanasia

 

El triste fenómeno del aumento vertiginoso de la eutanasia legalizada no sólo afecta a Europa y Norteamérica, América Latina también está convirtiéndose en víctima de esta engañosa crueldad. En ese continente se está cometiendo este crimen incluso violando la misma ley que lo prohíbe. Los siguientes casos reportados por ACIPRENSA lo demuestran:

 

Costa Rica: Providas critican a hospital por negar atención a bebé prematura | ACI Prensa. 16 de enero de 2024. La muerte de Isabelle del Milagro, una bebé nacida prematuramente a las 26 semanas de gestación, ha suscitado indignación por parte de asociaciones provida, quienes criticaron el actuar del Hospital de La Anexión en Guanacaste, al noroeste de Costa Rica, que se excusó en protocolos médicos para negarle la atención a la bebé.

 

Eutanasia en Perú: Sacerdote advierte de manipulación en caso de Ana Estrada | ACI Prensa. 31 de enero de 2024. El P. Augusto Meloni, sacerdote y médico, advirtió que se está buscando manipular “las conciencias” en el Perú con el fin de “disfrazar de libertad” la decisión de Ana Estrada, la mujer que podrá aplicarse la eutanasia eligiendo a un médico de su confianza, a pesar de que esta práctica es ilegal en este país.

 

Corte Constitucional de Ecuador despenaliza la eutanasia | ACI Prensa.  7 de febrero de 2024. La Corte Constitucional de Ecuador ha aprobado la despenalización de la eutanasia este miércoles 7 de febrero, en respuesta a la demanda presentada por Paola Roldán, mujer que padece de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa incurable.

 

Por primera vez practican la eutanasia en Perú, muere la activista Ana Estrada | ACI Prensa. 22 de abril de 2024. El domingo 21 de abril fue aplicada la eutanasia a la activista Ana Estrada, una práctica que no es legal en el Perú pero que fue avalada en este caso por el Poder Judicial. “El procedimiento médico se realizó conforme al ‘Plan y Protocolo de Muerte Digna’ aplicable a Ana, aprobado por EsSalud, en el marco de la histórica sentencia a su favor, emitida el 23 de febrero de 2021 y ratificado por la Corte Suprema el 14 y 27 de julio de 2022”, añade el texto. Ana Estrada era una activista peruana de 47 años que padecía polimiositis —una enfermedad incurable que la dejó postrada en una silla de ruedas— y que, desde el 2019, reclamaba al Estado poder aplicarse la eutanasia. La eutanasia no es legal en el Perú. Sin embargo, en 2022 el Poder Judicial falló a favor de Estrada para que “se inaplique” el artículo 112° del Código Penal vigente, que sanciona con una pena de prisión no mayor de 3 años al que ‘por piedad, mata a un enfermo incurable’”.

 

La verdadera compasión es el acompañamiento

 

Una encuesta de más de 13.000 personas que han sido asesinadas bajo la ley eutanásica de Canadá encontró que la abrumadora mayoría de ellas citó la razón para implantar MAID como la “pérdida de la capacidad para participar en actividades significativas de la vida”. Sin embargo, un porcentaje preocupante también citó como motivo el hecho de que se sentían como una “carga” para familiares y amigos.

 

El creciente número de historias de horror, así como los resultados de esta encuesta, confirman abrumadoramente la principal preocupación práctica que los defensores de la eutanasia han expresado desde siempre: erradicar el juramento hipocrático de 500 años antes de Cristo que prohibía la eutanasia y permitir que los médicos empleen la muerte y el suicidio como “cura médica”, la eutanasia legalizada y el suicidio asistido por médicos como falsa “solución” crean incentivos positivos hacia la muerte por medio de estos crímenes.

 

En otras palabras, la eutanasia legalizada y el suicidio asistido por médicos no son una iniciativa “neutral” que simplemente permite a una persona tener una “elección”. En cambio, dichas leyes socavan activamente las normas y prácticas culturales humanizadoras, establecidas durante milenios, que educan y alientan a familiares, amigos y trabajadores de la salud a soportar la pesada carga de acompañar a los enfermos y moribundos con compasión. [Estas leyes y costumbres provida siempre se basaron en la ley moral natural y universal, la cual obliga en conciencia a toda persona en cualquier tiempo y lugar, sea esa persona creyente o no.]

 

La cuestión es que la libertad no existe en el vacío. Permitir que los médicos ayuden a los pacientes a suicidarse significa que muchos pacientes tendrán más probabilidades de elegir el suicidio, y muchos médicos y familiares tendrán menos probabilidades de brindar ayuda significativa a los pacientes que sufren para alejarlos del suicidio.

 

 

Los trabajadores de cuidados paliativos rechazan la eutanasia

 

Al reflexionar sobre la eutanasia en su libro Se hace tarde y anochece, el cardenal Robert Sarah observó con gran lucidez que los trabajadores de la salud que se dedican a proporcionar cuidados paliativos tienden a oponerse abrumadoramente a la eutanasia. Y, de hecho, una encuesta reciente realizada en Francia encontró que el 80% de los trabajadores de la salud que se especializan en cuidados paliativos “se negarían a prescribir, suministrar, preparar y/o administrar una inyección letal”.

 

La sencilla razón es que los trabajadores paliativos saben que, con el espíritu adecuado y las asombrosas herramientas que proporciona la medicina moderna para el dolor, es posible ayudar a las personas a “morir con dignidad”, sin matarlas ni ayudarlas a suicidarse.

 

“¡Morir con dignidad es morir siendo amado!” escribe el cardenal Sarah en Se hace tarde y anochece. “¡Todo lo demás es mentira!”

 

No puedo hacer nada mejor que concluir con la sentida exhortación del buen cardenal que sigue a este pasaje:

 

Creo que la razón por la que hoy hay un debate sobre la eutanasia es porque nosotros, que estamos sanos, no podemos soportar la presencia de los enfermos y los que sufren. Están rogando por nuestro amor y compasión. No tenemos la valentía de mirarlos a los ojos. Ya no tenemos suficiente amor para darles. Nuestra sociedad está experimentando una sequía de amor y por eso quiere deshacerse de quienes más lo necesitan. ¡Vayan a visitar los hospitales, vayan simplemente, cada día, a tomar la mano de un enfermo o de un anciano abandonado a la soledad! Se los ruego, pruébenlo; ¡Podrán decir hasta en su carne lo que es amar! La Madre Teresa también dijo: “Y esto es lo que os traigo [os propongo], amarnos unos a otros hasta que duela, pero no olvidéis que hay muchos niños, muchos niños, muchos hombres y mujeres que no tienen lo tú tienes. Y recuerda amarlos hasta que duela”.

 

Leer estas historias de jóvenes físicamente sanos que optan por suicidarse, con el apoyo de grupos médicos que tienen mucho poder en cuanto a influencia política y cultural, simplemente nos hace comprender cuán desesperadamente enferma está nuestra cultura. De hecho, hemos olvidado cómo amar.

 

El amor puede ser doloroso. Como Cristo nos mostró en la cruz, exige todo nuestro ser. Y, sin embargo, ¿por qué otra cosa vale la pena vivir, aparte del amor? Es lo más grande del universo y lo único por lo que vale la pena vivir. Debemos volver a aprender lo que significa amar. Sólo así podremos detener la marea de la “cultura” de la muerte y establecer una cultura de vida.

 

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