La ideología a favor de bebés genéticamente modificados (II)
Padre Shenan J. Boquet
Presidente de Vida Humana Internacional.
Publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre del 2025 en: https://www.hli.org/2025/11/the-fight-against-designer-babies/
La conexión de esta ideología con la perversa eugenesia
El Papa San Juan Pablo II expresó más de dos décadas antes, en 1983, en el discurso citado al inicio de este artículo [Véase la parte I] que nuestras evaluaciones de las tecnologías emergentes siempre deben tener en cuenta la dignidad fundamental del ser humano. Las tecnologías de modificación genética que destruyen embriones humanos o los someten a cálculos eugenésicos sobre cualidades genéticas más o menos deseables, por decirlo suavemente, no respetan para nada la dignidad humana.
Nota del Editor: La eugenesia es la perversa ideología que propone impedir, por medio de la esterilización o la anticoncepción, que se reproduzcan seres humanos que son considerados genéticamente “inferiores” o incluso su eliminación por medio del aborto; al mismo tiempo favorece o incluso alienta la reproducción de aquellos seres humanos que son considerados genéticamente “superiores”. En el caso de la antivida y gravemente inmoral fecundación in vitro, la eugenesia se aplica, como se acaba de señalar, por medio del descarte y destrucción de embriones humanos considerados “defectuosos”. La eugenesia es parte de la dictadura del relativismo. Cuando la dignidad intrínseca de todo ser humano es negada o relativizada según una presunta “calidad” de vida, entonces las élites dominantes imponen sus criterios relativistas para decidir quién vive y quién no.
La identidad de los fundadores de Preventive resulta muy esclarecedora. Está, como hemos visto, Armstrong, con su visión de la “clínica de FIV del futuro”, una fantasía eugenésica. Pero también financian la iniciativa del director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, y su “compañero” o “compañera” virtual del mismo sexo.
La relación con Altman es significativa para comprender los motivos de Preventive al apoyar esta tecnología. Las parejas del mismo sexo no pueden reproducirse por naturaleza.
Sin embargo, se ha vuelto extremadamente común que parejas homosexuales masculinas contraten a una gestante subrogada, quien lleva en su vientre a un niño concebido mediante fertilización in vitro con el esperma de uno de los miembros de la pareja.
Todo el proceso de la FIV y gestación subrogada está, por su naturaleza, impregnado de una inquietante falta de ética de corte eugenésico y consumista. A menudo, quienes buscan tener un hijo de esta manera quieren que la donante de óvulos sea ideal, con la esperanza de maximizar ciertos rasgos “deseables” en el niño. Sin embargo, dominar la modificación genética llevaría esta fantasía distópica a un nivel completamente nuevo, permitiendo la creación de embriones humanos personalizados o a la carta.
La conexión con el perverso transhumanismo
Sin embargo, el interés de Altman en esta tecnología es solo una parte de su programa mucho más amplio de cambio revolucionario. Altman debe ser incluido entre un grupo de empresarios extremadamente poderosos y adinerados de Silicon Valley que son devotos de una ideología llamada «transhumanismo».
El transhumanismo es un movimiento ideológico y cultural que aboga por el uso de tecnología avanzada para mejorar y transformar (o realzar) la naturaleza humana. Su principio fundamental es la creencia de que los seres humanos pueden y deben usar la ciencia y la tecnología para trascender las limitaciones biológicas como el envejecimiento, las enfermedades e incluso la mortalidad.
Un aspecto clave del pensamiento transhumanista implica la fusión de seres humanos con máquinas, a través de interfaces cerebro-computadora, integración de inteligencia artificial o mejoras cibernéticas.
En una publicación de blog de 2017, titulada “La Fusión”, Altman reflexionó sobre cuándo y cómo los seres humanos comenzarán a fusionarse con las máquinas. Sugirió que este proceso de fusión progresiva con las máquinas «probablemente no se pueda detener».
En la publicación, Altman también insinuó cuál creía que sería el objetivo final de las tecnologías de modificación genética. “Aunque la fusión ya ha comenzado, la cosa se va a poner mucho más extraña”, escribió. “Seremos la primera especie en diseñar a nuestros propios descendientes”.
Cardenal Sarah: El rechazo de Dios el Creador
Tras la grandilocuente demagogia de transhumanistas como Altman, subyace la presuposición de que, a mayor poder, mejor, y que, si los seres humanos pueden hacer algo, deben hacerlo.
En su impactante libro «Es tarde y anochece», el Cardenal Robert Sarah, de Guinea, África, aborda de frente el tema del transhumanismo. «El propósito del transhumanismo es superar los límites de la humanidad y crear un superhombre», escribió.
“Este proyecto teórico está a punto de convertirse en realidad. Estamos llegando al final del proceso de auto-rechazo y odio a la naturaleza humana que caracteriza al hombre moderno”.
Frente al desdén del hombre moderno por los límites, el Cardenal Sarah predica la crucial importancia e incluso la necesidad de límites saludables. Guiado por el transhumanismo, el hombre “corre el grave riesgo de desfigurarse irremediablemente”, afirmó el cardenal. “Ante esta perspectiva, cualquier persona sensata debería temblar”.
“Aquí estamos, solos, desarmados e indefensos, a merced de un movimiento que, en última instancia, es una pesadilla. Hemos transgredido todos los límites. Pero no nos dimos cuenta de que los límites nos protegían. Más allá del límite, no hay nada más que la infinitud del vacío”, escribió.
La solución a la pesadilla transhumanista reside en restablecer el contacto con nuestra verdadera naturaleza, tal como nos la otorgó el Creador. Si bien es cierto que debemos ejercer nuestra creatividad para reducir el sufrimiento y vencer la enfermedad, en última instancia, pretender erradicar la muerte o el sufrimiento por completo, a cualquier precio, es una pesadilla prometeica. Es una empresa inútil y, como advirtió anteriormente, solo lograremos degradarnos o “desfigurarnos” en el proceso.
Durante generaciones, los seres humanos han aprendido a encontrar belleza y significado dentro de los límites de la condición humana, comprendiendo que somos criaturas llamadas a la intimidad con nuestro Creador. Parte de ser criatura implica abrazar nuestra condición humana y ofrecer una oración de agradecimiento a Dios por el don gratuito de nuestra existencia.
El Cardenal Sarah escribe:
Si queremos conservar nuestra humanidad, debemos aceptar nuestra naturaleza humana y volvernos de nuevo al Creador. El mundo ha optado por organizarse sin Dios, por vivir sin Dios, por pensar en sí mismo sin Dios. Está llevando a cabo un experimento terrible: donde Dios no está, está el infierno. ¿Qué es el infierno sino la privación de Dios? La ideología transhumanista lo ilustra a la perfección. Sin Dios, solo queda lo que no es humano. Más que nunca, la alternativa es simple: ¡Dios o nada!
Podemos y debemos buscar desarrollar tecnologías prometedoras como la modificación genética en la medida en que tengan usos terapéuticos legítimos y éticos. Al hacerlo, simplemente ejercemos nuestra capacidad como cocreadores con Dios, habiendo sido dotados por Él con el don de la razón. Sin embargo, reducir a los seres humanos a productos, para ser «diseñados» según nuestras especificaciones necesariamente miopes y dolorosas, es un paso demasiado lejos. Creará un infierno en la tierra.
Los líderes gubernamentales y los legisladores deben hacer todo lo posible para evitar que se lleven a cabo tales experimentos monstruosos.
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