La ideología transgénero y los derechos de los padres

 

Padre Shenan J. Boquet

Presidente de Vida Humana Internacional.

 

Publicado originalmente en inglés el 9 de Octubre de 2023 en: https://www.hli.org/2023/10/transgender-ideology-and-parental-rights/

 

Publicado en español en el Boletín Electrónico “Espíritu y Vida” de Vida Humana Internacional, el 13 de octubre de 2023.

 

Y también en vidahumana.org en Temas/Educación sexual vs. Castidad

 

Y también en Temas/Homosexualidad e ideología de género.

 

Vida Humana Internacional agradece a José A. Zunino la traducción de este artículo.

 

 

“Los padres, por haber conferido la vida a sus hijos, tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por tanto, deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos. El derecho primordial de los padres a educar a sus hijos debe defenderse en todas las formas de colaboración entre padres, maestros y autoridades escolares.”

 

─ Santa Sede, Carta de los Derechos de la Familia.

 

Aquí hay una pregunta cuya respuesta casi todos los padres en EEUU saben de inmediato: ¿Puede una enfermera escolar darle Tylenol a su hijo para el dolor de cabeza sin su permiso? La respuesta, por supuesto, es no. Incluso si la enfermera escolar considerada “experta” piensa que a su hijo le vendría bien tomar analgésicos, debe obtener su permiso antes de que le sean administrados.

 

Para la mayoría de la gente esto es sólo sentido común. Después de todo, no importa cuánta educación tenga la enfermera, ella no conoce a su hijo tan bien como usted. Además, ella no tiene la autoridad final para tomar decisiones sobre su hijo. ¡Esa es su labor y responsabilidad como padres de familia!

 

Después de todo, la experiencia demuestra que los padres son, con diferencia, las personas que tienen más probabilidades de desear el auténtico bien de sus propios hijos y de estar en condiciones de garantizar que sus hijos logren o reciban ese bien. Es por eso por lo que los gobiernos de los países libres y las instituciones orientadas a los niños en esos países han reconocido históricamente el derecho fundamental de los padres como los principales educadores y tomadores de decisiones para sus hijos. Como dice la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (a pesar de ser una organización que lamentablemente no es provida), “Los padres tienen el derecho prioritario de elegir el tipo de educación que se les dará a sus hijos”.

 

Y como lo expresa el Consejo Pontificio para la Familia del Vaticano en una reflexión con motivo del 50º aniversario de la Declaración Universal, “los padres tienen la responsabilidad primordial de criar y educar a sus hijos para asegurar su desarrollo integral y un nivel adecuado de bienestar social, espiritual, moral, físico y mental para lograrlo. A tal efecto, tanto las leyes como los servicios del Estado están llamados a cooperar para brindar a la familia un apoyo adecuado”.

 

El desprecio de la izquierda por los derechos de los padres

 

En dosis normales, el Tylenol se encuentra entre los medicamentos más seguros. Por lo tanto, naturalmente se podría concluir que, si los padres necesitan dar permiso para que su hijo reciba Tylenol, tendrían que dar permiso para opciones o tratamientos mucho más importantes y potencialmente peligrosos. Eso es simplemente sentido común, ¿verdad?

Lamentablemente, sin embargo, el sentido común parece ser una especie en peligro de extinción. En los últimos años, hemos sido testigos de algunos de los ataques más descarados a los derechos de los padres jamás ideados. Normalmente, estos ataques están dirigidos por activistas de izquierda radical, que parecen ver el amor natural y el instinto protector de los padres hacia sus hijos como uno de los mayores obstáculos para el logro de sus objetivos sociales extremistas.

Durante años ya hemos presenciado como los activistas a favor del aborto invierten enormes recursos en la lucha contra las leyes básicas de “consentimiento de los padres” que requerirían el consentimiento de los padres antes de que una menor se someta a un aborto. Todo está ahí en el sitio web del monstruo proaborto Planned Parenthood, donde asesoran abierta y detalladamente a menores de edad sobre cómo pueden eludir las leyes de notificación a los padres obteniendo una “autorización judicial”. Como explican los obispos estadounidenses: “Planned Parenthood se opone firmemente al consentimiento de los padres o a las leyes de notificación, que, en su opinión, interfieren con la relación confidencial entre sus consejeros y los menores no emancipados”.

La arrogancia de Planned Parenthood es impresionante.

Sin embargo, supongo que no debería sorprendernos que esos mismos extremistas, que parecen creer que tienen derechos superiores a los de los padres sobre sus hijos, estén ahora haciendo campaña a favor de leyes y políticas que garanticen que los padres no necesiten ser notificados si su hijo, que sufre de confusión acerca de su identidad sexual, decide que es “transgénero” y desea que se le llame con diferentes pronombres o un nombre diferente, e incluso recibir dañinos “tratamientos” potencialmente permanentes que cambien su vida. Es difícil imaginar que los administradores y maestros de las escuelas siquiera consideraran ocultar información tan crítica a los padres de los niños. Sin embargo, no necesitamos imaginarlo. Esta ya es la política de facto en los distritos escolares y estados de todo el país.

 

Los distritos escolares eliminan a los padres de la escena

 

Tomemos el caso de Stephen Foote y Marissa Silvestri. Este matrimonio está demandando a varias entidades gubernamentales y educativas, luego de que sus hijos de 11 y 12 años decidieran identificarse como “genderqueer”, exigiendo que en la escuela se les llamara con pronombres diferentes. La escuela optó por no informar a los padres sobre esta decisión monumentalmente importante de sus hijos pequeños.

Cuando los padres descubrieron la situación, reprendieron a la escuela. Sin embargo, el superintendente local respaldó la decisión de la escuela y declaró que “para algunos estudiantes transgénero o no conformes con su género, la escuela es el único lugar seguro para expresar quiénes son”. En otras palabras: los padres son una amenaza para los niños y deben ser eliminados proactivamente del panorama, para dejar paso a los burócratas escolares.

Este caso fue relatado recientemente en un artículo de fondo en la revista Politico. El artículo trata sobre cómo se aborda en los tribunales la cuestión de los pronombres y los derechos de los padres. En un caso sorprendente de partidismo periodístico manifiesto, el subtítulo del artículo declara: “Y la tendencia no pinta bien para los niños transgénero”.

¿Qué tendencia, te preguntarás? La tendencia de los tribunales a defender un precedente de larga data que prioriza los derechos de los padres sobre burócratas no electos. Esta es la tendencia que el reportero de Politico dio por sentado como una amenaza para los niños. No hace falta buscar muy lejos para encontrar otros supuestos expertos, políticos, comentaristas de los medios y medios que tratan los derechos fundamentales de los padres con un desprecio similar. Tomemos como ejemplo este artículo reciente en The Toronto Star, el periódico más grande de Canadá, titulado: “Es un privilegio, no un derecho, conocer la identidad de género de su hijo”. Otro artículo de la CBC, la emisora gubernamental de Canadá cuestionó abiertamente la legitimidad de la idea de “derechos de los padres”, calificando esta frase de “nombre inapropiado”. El concepto de “derechos de los padres”, sugirió la CBC, es simplemente un arma utilizada por los “conservadores” para promover la intolerancia anti-LGBT.

Desafortunadamente, hay personas con poder real que parecen estar de acuerdo con esta idea. En California, por ejemplo, está avanzando un proyecto de ley que daría al estado el poder de quitarles los hijos a los padres que no aceptan el llamado “transgenerismo” de sus hijos. La patrocinadora del proyecto de ley, Lori Wilson, ha declarado abiertamente que “nuestro deber como padres es afirmar a nuestros hijos” en cualquier identidad que elijan. Mientras tanto, muchos distritos escolares en varios estados de Estados Unidos han implementado políticas que exigen que el personal escolar oculte las mal llamadas “transiciones de género” de los niños a sus padres. Muchos padres están atravesando la experiencia surrealista de descubrir accidentalmente que su hijo, al experimentar confusión de identidad sexual, tiene un nombre o género diferente en la escuela, algo que los amigos y maestros del niño saben desde hace mucho tiempo.

 

Encuestas recientes brindan esperanza

 

Sin embargo, no todo son malas noticias. Es absolutamente cierto que los extremistas trans están avanzando en muchas jurisdicciones al aprobar leyes y políticas monstruosas que despojan a los padres de sus derechos esenciales. Al mismo tiempo, sin embargo, no está nada claro que la mayoría de los ciudadanos apoye estas políticas, o que dichas políticas vayan a mantenerse por mucho tiempo. De hecho, las encuestas y otras pruebas sugieren precisamente lo contrario. Un resultado es que a medida que los padres y los políticos sensatos se dan cuenta de lo que los extremistas trans están intentando hacer, están respondiendo de manera organizada y concertada.

Canadá no es conocido por ser un bastión de valores familiares conservadores. Y, sin embargo, una encuesta reciente encontró que una abrumadora mayoría de padres (78 por ciento) cree que, como mínimo, se les debe informar que su hijo está “en transición” en la escuela. El cuarenta y tres por ciento de ellos también creía que los padres deben dar su consentimiento a dicha transición. Sólo el 16 por ciento dijo que debería depender totalmente del niño.

En otras palabras, los llamados “expertos” en género están muy lejos de los canadienses comunes y corrientes, que en general se encuentran entre algunos de los ciudadanos más liberales del mundo desarrollado.

Pero la reacción no se limita a las encuestas de opinión. Hasta ahora, dos provincias de Canadá (Nuevo Brunswick y Saskatchewan) han implementado políticas de consentimiento de los padres. El Primer Ministro de Saskatchewan incluso ha prometido tomar medidas drásticas para proteger esta política, después de que un tribunal la suspendiera temporalmente. Sorprendentemente, el Ministro de Educación de Ontario (una de las provincias más liberales de Canadá) también declaró abiertamente hace poco sobre el tema: “Los padres deben participar plenamente y ser plenamente conscientes de lo que sucede en la vida de sus hijos para que puedan apoyar a sus hijos”.

“Como sistema de valores globales”, añadió, “…realmente creo que los padres deben estar plenamente conscientes y comprometidos. Y las juntas escolares deben ser transparentes con los padres. Quiero decir, son los tutores legales. Aman a sus hijos. Quieren estar al tanto de lo que sucede en la vida de sus hijos en sus escuelas”.

¡Yo no podría haberlo dicho mejor!

Cabe preguntarse: ¿Qué clase de lunático buscaría activamente ocultar a los padres el hecho de que su hijo está atravesando una crisis personal monumental, con potenciales ramificaciones para toda su vida? Un juez de California coincidió recientemente y falló en contra de la política de un distrito escolar de ese estado de ocultar la “transición de género” de un niño a sus padres. El juez argumentó que esta política crea una “trifecta de daños”: primero, al niño, luego a los padres y a los maestros, quienes se ven obligados a ocultar información crítica a los padres.

En otra señal de que tal vez el sentido común esté regresando incluso en los niveles más altos del gobierno, el Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, declaró recientemente que “no debería ser controvertido que los padres sepan lo que se les enseña a sus hijos en la escuela sobre las relaciones, no deberíamos dejarnos intimidar haciéndonos creer que las personas pueden ser del sexo que quieran. No pueden, un hombre es un hombre y una mujer es una mujer. Eso es simplemente sentido común”.

 

La verdad emerge de entre el estiércol de las falsedades

 

En última instancia, no es una gran sorpresa que la gente esté empezando a volverse contra los extremistas trans, su explotación de niños y adolescentes vulnerables y su presumida certeza de que cualquiera que sea verdaderamente “tolerante” y “cariñoso” debe aceptar sin ningún cuestionamiento los disparates de su ideología. Después de todo, cada día escuchamos más y más sobre lo locos que están los extremistas trans y el terrible daño que la ideología de género está causando a jóvenes inocentes, que son víctimas de un experimento inquietante e irresponsable.

La última historia que surge del oscuro mundo de las clínicas transgénero que se aprovechan de personas vulnerables proviene de The Washington Free Beacon. The Beacon relata cómo Planned Parenthood ha agregado rápidamente los llamados “tratamientos” transgénero a su lista, y cómo la organización abortista distribuye medicamentos poderosos sin salvaguardias.

En un caso, un consejero de Planned Parenthood recetó poderosas hormonas artificiales que alteraron la vida de un joven autista de 18 años después de una consulta de apenas treinta minutos. Se cuentan muchas otras historias de terror en la cuenta de Substack llamada “Padres con verdades incómodas sobre las personas trans (PITTS)”. Muchos de los padres en esta plataforma están gritando a los cuatro vientos sobre el daño devastador causado a sus hijos y familias por extremistas trans sin ningún respeto por los derechos de los padres, pero que parecen empeñados en preparar a tantos niños y adolescentes como sea posible para que acepten esta ideología autodestructiva.

En su reciente documento de posición sobre la ideología de género, la Asociación Médica Católica dice que la ideología de género está causando daño a niños y adolescentes: “El actual tratamiento de la disforia de género [desorden de identidad sexual] es contrario a la naturaleza de la medicina”.

Niega la esencia misma de la persona humana que es una entidad integrada de cuerpo y alma. Tal negación se perpetúa mediante un lenguaje que niega esta realidad mediante el uso erróneo de pronombres y el fomento de vestimentas y comportamientos que pretenden afirmar esta negación. Los nuevos avances en el tratamiento del desorden de identidad sexual en los niños son preocupantes en términos de violación de los derechos fundamentales de los padres y cambio de jurisprudencia de larga data. De ninguna manera se deben respaldar políticas que socaven los derechos y obligaciones de los padres o tutores, particularmente en los sistemas de escuelas públicas. Los niños carecen de plena capacidad de decisión para cuestiones tan graves y dependen de padres/tutores comprometidos para dar su consentimiento o rechazar acciones psicológicas, médicas o quirúrgicas que podrían alterar sus vidas.

El Vaticano tenía razón en este tema mucho antes de que el asunto surgiera a la luz pública. Los derechos de los padres son esenciales. Una y otra vez hemos sido testigos de cómo los burócratas, autoproclamados “expertos”, con sus teorías ideológicas de moda, han perpetrado un daño enorme a niños inocentes, mientras que padres amorosos y con sentido común han demostrado que es mucho más probable que ellos, como padres, tengan el bienestar real de sus hijos en sus corazones.

Como católicos, deberíamos estar orgullosos de tener acceso a tal riqueza de doctrina y escritos sabios sobre temas sobre los cuales nuestro mundo parece estar tan terriblemente confundido. No debemos permitir que los ideólogos se apoderen de nuestros hijos. En cambio, debemos informarnos sobre la sabiduría de las enseñanzas de nuestra Iglesia y luego entrar en la lucha armados con esas enseñanzas.

Frente a los ataques de los ideólogos de izquierda, debemos defender los derechos fundamentales de los padres a toda costa. Nuestros hijos dependen de ello.

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