Los derechos de los padres y la protección de los niños

 

Padre Shenan J. Boquet

Presidente

Vida Humana Internacional

 

Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 24 de abril de 2023 en: Parental Rights and the Protection of Children | Human Life International (hli.org).

 

Fue publicado en español en el Boletín Electrónico “Espíritu y Vida” de Vida Humana Internacional, el

27 de abril de 2023.

Vol. 07.

No. 27.

 

Y también en la página web www.vidahumana.org en Temas/Cultura de la muerte/Homosexualidad e ideología de género/Daños y refutaciones de esta ideología.

 

 

Hace pocas semanas, informé acerca de una publicación llamada “Parents with Inconvenient Truths about Trans (PITT) | Substack” (“Padres con verdades inconvenientes sobre los trans” – traducción libre). Esta publicación proporciona una plataforma a los padres de familia que tienen hijos que sufren de disforia de género (una marcada inconformidad con su sexo biológico), para que puedan contar sus terribles experiencias.

 

Uno de los más preocupantes temas (pero que a estas alturas ya no nos sorprende) es cómo los padres que tienen dudas o vacilan acerca de la “transición de género” (el mal llamado “cambio de sexo”) de sus hijos, ya sea por medio del uso de pronombres o de fármacos o cirugías, son inmediatamente condenados como “incapaces de apoyar” a sus hijos y que muestran signos de una peligrosa “transfobia”.

 

Recientemente, una madre con el corazón roto de tristeza escribió que simplemente por mostrar dudas acerca de la “transición” de su hijo súbitamente se convirtió en una “feminista radical que excluye a los trans y en una transfóbica”. “Como por encanto me transformé de una liberal de por vida en una persona ignorante, odiosa y de ultraderecha”.

 

Otra madre describe cómo todas sus amistades respondían a sus vacilaciones acerca del presunto transgenerismo de su hija con comentarios como los siguientes: “¡Si esta es la verdad acerca de ella, tienes que apoyarla!”, “¿Serías capaz de tener una hija muerta en vez de un hijo vivo?”, “¡Cambiar los pronombres para referirse a tu hija no causa ningún daño!”

 

A menudo en estos casos, todo un batallón de maestros y trabajadores sociales o de la salud, totalmente arrastrados por esta perversa ideología, enseguida intervienen para presionar a los padres para que apoyen totalmente la mal llamada “terapia” de hormonas o el cambio de vestimenta, etc. Si los padres continúan mostrándose escépticos, entonces estos activistas los dejan fuera de este proceso o lo llevan a cabo a sus espaldas, convirtiendo a los padres en villanos.

 

 

El ataque contra los derechos de los padres aumenta en intensidad

 

Ahora algunos legisladores demócratas extremistas están intentando cambiar la ley para que los activistas transgéneros puedan apartar a los padres de este macabro escenario con total impunidad legal. Por ejemplo, recientemente, en el Estado de Washington, los senadores demócratas aprobaron un proyecto de ley que permite que los refugios juveniles no tengan que informar a los padres dónde se encuentran los hijos que han huido de sus hogares en caso de que no los hayan apoyado en su transgenerismo. El proyecto de ley también permite que estos refugios no informen a los padres dónde se encuentran sus hijas menores de edad en los casos en que los padres no apoyen el aborto que ellas buscan que se les practique.

 

Este estado no es el único que está seriamente considerando este tipo de legislaciones. Los legisladores de California han presentado un proyecto de ley, para presionar a los jueces para que les quiten los hijos a los padres que no los estén apoyando en su nueva identidad transgénera. En marzo (de 2023), el Comité Judicial de la Asamblea aprobó este proyecto de ley. La votación fue totalmente partidista. La autora del proyecto, la asambleísta Lori Wilson (demócrata), lo presentó para decirles a los jueces de los tribunales que suspendieran su juicio independiente en cuanto a las disputas por la custodia de los hijos y, en vez de ello, “consideraran con mucho empeño que la afirmación de la identidad transgénera de los menores de edad constituye el mejor interés de los hijos”.

 

¡Qué arrogancia tan grande! Esta legisladora demócrata presume que decirles a los jueces que siempre es el mejor interés del menor la “transición” y que la postura de sus padres no importa para nada. Esta opinión no es solamente una insólita arrogancia, sino también escandalosamente anticientífica. Los estudios invariablemente han demostrado que la inmensa mayoría de los niños que experimentan la disforia de género superarán estos sentimientos una vez pasada la adolescencia. Y, sin embargo, si este proyecto se convierte en ley, California oficialmente apoyará la draconiana idea de que los padres tienen solamente una respuesta frente al presunto transgenerismo de sus hijos: apoyarlos o arriesgar perder su custodia.

 

Este tipo de abusos es para hacer hervir la sangre.

 

Greg Burt, Director del Consejo de la Familia de California, expresó en una declaración: “Es inconcebible que ciertos legisladores estatales intenten quitarles los hijos a sus padres porque creen que el sexo de sus hijos es una cuestión biológica y no emocional o porque quieran protegerlos de fármacos esterilizantes o cirugías mutilantes. La Primera Enmienda protege a los padres de perder a sus hijos porque sus posturas o convicciones religiosas no agradan a sus políticos estatales”.

 

Mientras tanto, muchas escuelas y distritos escolares están adoptando políticas mall llamadas “planes para apoyar el género” que incentivan a maestros y administradores escolares a que permitan que sus estudiantes “transicionen” en secreto en sus escuelas, sin ninguna obligación de informar a sus padres. La abogada Emilie Kao, en la publicación Daily Signal, detalla algunas de estas políticas y relata algunas anécdotas que parten el corazón de padres que han descubierto horrorizados que sus hijos han estado viviendo con otro “género” en sus escuelas y que nadie se ha preocupado de informarles.

 

Como observa Kao, las cosas podrían empeorar mucho más debido al hecho de que el gobierno de Biden está intentando cambiar la ley federal llamada Title IX para que se reconozca la “identidad de género”, se apoye la “transición social” de los niños en las escuelas y se proteja su “privacidad”. Estos cambios no incluyen para nada la responsabilidad de las escuelas de informar a los padres.

 

Kao explica que: “Las escuelas públicas en todo el país enfrentan la pérdida de financiamiento federal si no aceptan la reinterpretación del ‘sexo’ de la ley Title IX. Debido a ello, probablemente más escuelas adoptarán estos planes. El resultado previsible es que las escuelas transicionarán socialmente a más estudiantes sin el conocimiento ni mucho menos el consentimiento de sus padres”.

 

Los activistas trans cada vez enfatizan más la falsedad de que existe un “genocidio” contra las personas trans por parte de los conservadores, quienes “les niegan su existencia”.

 

El genocidio, por supuesto, es el peor mal que uno se pueda imaginar. Por ello, la lucha contra el genocidio justifica las medidas más drásticas, como quitarles los hijos a los padres. Así es como los activistas trans más extremistas están justificando leyes y políticas que flagrantemente niegan los derechos de los padres.

 

 

La enseñanza de la Iglesia Católica es clara en cuanto a los derechos y deberes de los padres

 

La Iglesia Católica tiene una vasta sabiduría en sus enseñanzas sobre este tema, todas las cuales convergen en que los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos y en que tienen el sagrado derecho de proteger a sus hijos de las maquinaciones de los ideólogos que quieren arrebatarles ese derecho. El Papa San Juan Pablo II expresó en Familiaris consortio, no. 36:

 

El derecho y deber de los padres de educar a sus hijos es esencial, ya que está vinculado a la transmisión de la vida humana; es original y primario respecto del rol de educativo de otros, en virtud del carácter único de las relaciones de amor entre padres e hijos; y es irremplazable e inalienable, y por lo tanto, incapaz de ser enteramente delegado a otros o usurpado por otros.

 

Ya sea que los padres cumplan o no con esta responsabilidad suya, el hecho es que deberán responder ante Dios por sus hijos, que han sido encomendados a ellos por el Mismo Dios. El primer derecho de los padres, quienes han transmitido la vida a sus hijos, es amarlos, lo cual incluye la responsabilidad por su bienestar moral. Como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2221: “La fecundidad del amor conyugal no puede reducirse a la sola procreación de los hijos, sino que debe extenderse a su educación moral y a su formación espiritual”.

 

En otras palabras, los padres tienen la responsabilidad primaria respecto de la educación de sus hijos. El gobierno, sus agencias y sus escuelas tienen un rol subsidiario, es decir, existen para ayudar a los padres en este cometido y no para sustituirlos.

 

La Santa Sede expresó en su Carta sobre los Derechos de la Familia:

 

Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos en conformidad con sus convicciones morales y religiosas. El derecho primario de los padres de educar a sus hijos debe ser mantenido en todas las formas de colaboración entre padres, maestros y autoridades escolares.

Es decir, el derecho-deber de los padres de ser los primeros y principales educadores de sus hijos es una realidad inherente a la maternidad y a la paternidad. Por lo tanto, este derecho-deber es anterior al Estado y la sociedad. El Estado tiene el grave deber de reconocer (no de otorgar) este derecho-deber y de tutelarlo (protegerlo) con leyes justas.

 

El gobierno y sus agencias e instituciones educativas no pueden pretender ser los principales educadores de sus estudiantes. Además, los padres no pueden abandonar esta responsabilidad. No deben entregar sus derechos y responsabilidades a nadie más. Su principal responsabilidad para con sus hijos es indivisa. No puede ser compartida con terceros. Es verdad que ciertas aspectos de la educación de sus hijos puede ser delegada a sus maestros y escuelas. Sin embargo, sigue siendo responsabilidad de los padres asegurarse que la educación que sus hijos reciban apoye su verdadero bienestar físico, mental y espiritual.

 

 

¡Los padres deben luchar contra estos abusos!

 

Lamentablemente, durante las últimas décadas hemos sido testigos de una retirada de este campo de batalla ideológica por parte de más y más padres, quienes se han desentendido de su deber, dado por Dios, de criar y educar a sus hijos.

 

Los actores gubernamentales, tanto a nivel estatal como federal, se han aprovechado de este vacío. Nos referimos a escuelas, maestros, sistemas de salud e ideólogos mal llamados “progresistas”. Nuestra sociedad se ha tragado la idea de que el Estado y sus actores son el ingrediente clave en la vida de los niños, mientras que los padres se supone que solo se involucren para “ayudarlos” en esa labor.

 

¡Pero esa idea está completamente virada de cabeza!

 

Estas entidades nunca deben reemplazar a los padres o intentar sustituir la decisión de los padres respecto de lo que constituye lo mejor para sus hijos. Los padres deben mantenerse vigilantes y unirse a otros padres para poder defender la primacía de su rol para con sus hijos, insistiendo en la verdad de que el rol del Estado es limitado.

 

Me siento muy apasionado respecto de este tema. Como presidente de HLI, he viajado por todo el mundo y he sido testigo del ataque, como nunca antes visto, contra el matrimonio y la familia a escala global. Esta cultura tóxica cada vez separa más a los hijos de sus padres por medio de la falsedad de que el Estado es el que más sabe acerca de qué es lo mejor para los niños. A menudo, ello consiste en un intento cada vez más descarado de reclutar a los niños para ideologizarlos por medio de cosmovisiones extremadamente inmorales.

 

Sin embargo, Dios nos ha revelado Su plan: toda sociedad humana se edifica sobre la base de la mutua cooperación de los esposos con la voluntad divina. La familia debe ser la roca sobre la cual se edifica la sociedad. Como dijo una vez San Juan Pablo II en un discurso en Perth, Australia en 1986: “Como esté la familia, así estará la nación y así estará el mundo entero en el cual vivimos”.

 

Si las familias viven según la misión que Dios les ha encomendado, entonces la sociedad, la nación y el mundo se beneficiarán. Por el contrario, cuando las familias renuncian a esta dignidad que Dios les ha dado, el mundo entero sufre. Lamentablemente, debido a la ruina que han causado el divorcio express, la anticoncepción y el aborto, a menudo son los niños los primeros en sufrir lo peor, cuando los padres no cumplen con sus responsabilidades.

 

Hay pocas cosas que me causan más dolor y enojo que ver a los padres que les dan las espaldas a sus hijos en cuanto a su deber más importante y deliberadamente entregan a sus hijos a personas que son completamente incapaces de asumir esa tarea. Estamos siendo testigos del devenir de un experimento social de trágicas consecuencias y cuyas principales víctimas son los niños. Por culpa del transgenerismo y la mutilación de cuerpos sanos de los niños se les está robando el sentido de su propia identidad. Se les está arrojando a una perversa cosmovisión que solo les garantiza que nunca se sentirán a gusto con sus propios cuerpos y nunca experimentarán las alegrías cotidianas y serenas de una vida normal.

 

¿Continuaremos sacrificando generaciones de familias e hijos sobre el diabólico altar de estos experimentos sociales? Espero que no. En el Daily Signal, Emilie Kao describe los esfuerzos de muchos padres heroicos que están luchando contra esta locura. Algunas de estas familias están radicando demandas judiciales contra las escuelas que han intentado “transicionar” a sus hijos a sus espaldas. Otras familias están apoyando los esfuerzos de valientes legisladores que quieren proteger sus derechos paternos. Kao expresa que:

 

Los legisladores pueden, y deben, volver a colocar a los padres en el puesto del conductor. Pueden exigir a las escuelas que notifiquen a los padres si sus hijos sufren con su identidad sexual y prohibirles el involucrarse en ‘tratamientos’ que no han sido autorizados por ellos. Al hacerlo, podrían alertar a las escuelas de que no pueden engañar a los padres en cuanto a asuntos tan significativos, como la confusión de un estudiante acerca de su identidad sexual.

 

Espero que todos los que lean este artículo investiguen este asunto y apoyen demandas judiciales y leyes como estas. Espero que más padres y familias, con el apoyo de ciudadanos responsables y preocupados por el bienestar de los niños, se unan en este esfuerzo ético. Si más padres reconocieran la inmensidad de su responsabilidad para con sus hijos y el poder que tienen si se unieran a otros padres, legisladores buenos y personas de buena voluntad, podrían fácilmente impedir las maquinaciones de un grupo de ideólogos, comparativamente pequeño pero muy vociferante, que está intentando someterlos al silencio y a la capitulación.

 

No dejen que se salgan con la suya. Opónganse decididamente. Háganlo por el bien de sus hijos.

 

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