La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada con el objetivo fundamental de “asegurar y consolidar la paz internacional, favorecer y desarrollar las relaciones de amistad entre los pueblos, basadas en los principios de igualdad, mutuo respeto y múltiple colaboración en todos los sectores de la actividad humana”. Fundada a la sombra de la II Guerra Mundial, la ONU representaba el esfuerzo de las democracias triunfantes, por establecer una institución internacional para asegurar la paz y los derechos humanos (DDHH). Lamentablemente, desde sus comienzos la ONU se ha ido apartando de esos nobles objetivos, hasta convertirse, especialmente durante las últimas décadas, en una amenaza para la vida y la familia [1].

Uno de los factores más influyentes en la temprana desviación de la ONU ha sido el “factor nórdico”. Desde 1946 a 1961, años claves en la formación ideológica de la ONU, importantes personalidades de los países escandinavos ocuparon posiciones de liderazgo en esta  institución. Por ser países que estaban comprometidos con la “tercera vía” entre el comunismo y el capitalismo, o sea, con el socialismo democrático, dirigentes provenientes de estos países fueron escogidos para implementar un plan de acción internacional a través de la ONU [1].

Uno de los graves problemas del socialismo es proponer que el Estado asuma funciones y responsabilidades que le pertenecen a la familia. Estos dirigentes planteaban que la familia natural es un sistema “casi patológico”, “sin raíces” y condenado a “la desintegración y la esterilidad”. Decían que debía ser reemplazada por un modelo de familia en la cual la mujer se comportaría en el trabajo como “el camarada” del hombre, donde los niños se convertirían en una responsabilidad social y donde nociones supuestamente “anticuadas”, como “vida privada” y “hogar”, darían paso a la cooperación social. También favorecían la liberalización de las leyes sobre el aborto, la disponibilidad de los anticonceptivos, la “educación” sexual en las escuelas, la responsabilidad del Estado de establecer metas y controles en asuntos de control de la población y la eliminación de distinciones legales y sociales entre adultos casados y solteros. Estas ideas fueron penetrando los distintos organismos de la ONU, manifestándose especialmente a través de sus conferencias y convenios internacionales hasta el día de hoy [1].

Otro problema en el mismo origen de la ONU se encuentra en su primer artículo, de un total de 30, sobre los DDHH. Este artículo, dedicado al derecho a la vida, no especificó cuándo esta comienza, a pesar de que en 1945 los países de América Latina con el Líbano y Las Filipinas se lo pidieron. Eleanor Roosevelt, presidente de la Comisión de DDHH y esposa del ya difunto Presidente Roosevelt de EEUU, influida por Margaret Sanger, se negó a que en ese artículo se incluyese el comienzo de la vida humana en la concepción. La Unión Soviética también se había negado a esa definición [2].

Notas:

[17].  Véase: http://www.vidahumana.org/escoge/onu59.html y http://www.vidahumana.org/vidafam/onu/general_index.html.

[2]. Marlene Gillette-Ibern, JD, Asesora Legal de VHI, “Por qué la ONU no dijo cuándo comienza la vida humana,” Dossier: La ONU y la “cultura” de la muerte (I), Vida Humana Internacional, 1 de mayo de 2013, http://vidahumana.org/dossiers.

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