NUEVA YORK, 8 de mayo de 2015 (C-Fam) Una conferencia vaticana para promover la próxima encíclica del Papa Francisco sobre el medio ambiente destacó a defensores del aborto y del control demográfico. A la vez, los críticos advierten que el alarmismo sobre el cambio climático en última instancia perjudica a los pobres.
«Los pobres del mundo necesitan con urgencia energía abundante, asequible y confiable, y Sachs y Ban les privarían de ella», dijo Calvin Beisner refiriéndose al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y a Jeffrey Sachs, director de The Earth Institute de la Universidad de Columbia, quienes se reunieron con el Papa y sus asesores la semana pasada.
La presencia de ambos como invitados del Papa sorprendió. Ban Ki-moon es defensor del aborto en la ONU y llegó al extremo de promoverlo en áreas en conflicto donde es ilegal. Sachs es defensor del control demográfico y luchó para que se incluyera la «salud reproductiva» (utilizada para promover el aborto) en los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
«Las políticas para combatir el calentamiento mundial alarmista condenarán a los pobres del mundo a más generaciones de sufrimiento y muerte precoz», sostuvo Beisner.
Beisner estuvo en Roma para ofrecer una visión alternativa a los invitados a la conferencia del Vaticano. El autor de Prospects for Growth: A Biblical View of Population, Resources, and the Future («Perspectivas de crecimiento: una visión bíblica de la población, los recursos y el futuro») repartió una carta abierta firmada por cerca de 150 científicos y líderes religiosos y políticos.
Los hidrocarburos «generan energía para sacar a miles de millones de los preciados hijos de Dios de la pobreza» y «liberan de la tumba de la tierra el dióxido de carbono del que dependen las plantas y por consiguiente todo el resto de la vida», sostiene la carta. «Esto revela magníficamente la sabiduría del Creador y que se ocupa de toda Su creación (personas, animales, plantas y la tierra misma)».
Los científicos y los líderes religiosos presentes en la conferencia del Vaticano aceptaron una Declaración que asumió un tono alarmista. Un asistente que escribió en Slate dijo que el evento fue un momento importante como el «Sermón de la Montaña».
«El cambio climático inducido por el hombre es una realidad científica, y su atenuación decisiva es un imperativo moral y religioso para la humanidad», sostiene.
Ban Ki-moon hizo propaganda a la encíclica del Papa a ser publicada en junio. «Transmitirá al mundo que la protección de nuestro medio ambiente es un imperativo moral urgente y un deber sagrado para todas las personas de fe y de conciencia», dijo.
Instó a los líderes religiosos a hacer más para garantizar el éxito de una muy esperada conferencia de la ONU sobre cambio climático en Diciembre próximo (procedimiento que hasta el momento no llegó a un acuerdo).
«Es de fundamental importancia que las personas y sus líderes escuchen su firme voz moral en los próximos meses», dijo.
La declaración del Vaticano advierte que la conferencia de la ONU «puede ser la última oportunidad efectiva para negociar acuerdos que mantengan el calentamiento provocado por el hombre por debajo de los 2 grados Celsius» y pide una «rápida transformación hacia un mundo abastecido por energías renovables y otras con bajas en carbono».
En una conferencia de prensa, Ban Ki-moon pidió a los países recaudar 100 mil millones de dólares al año para ayudar a los países en desarrollo en su transición hacia una economía verde.
«Tenemos solo un puñado de años antes de que la oportunidad se vaya para siempre», aseguró.
Tom Harris, de la alianza International Climate Science Coalition afirmó: «El papa Francisco debe tener el coraje de ignorar el consejo políticamente correcto aunque irresponsable de sus asesores y simplemente decir la verdad».
«El clima seguirá cambiando, sin importar lo que hagamos. Entonces, ayudemos a los pobres del mundo en la medida en la que podamos proporcionándoles electricidad confiable y económica, y dejemos de fingir que tenemos la bola de cristal para predecir condiciones climáticas futuras».
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
Leave A Comment