El Gobierno de EEUU  acepta la ideología abortista de Planned Parenthood (Paternidad Planificada, traducción libre).

Arland K. Nichols

El mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) se basa en una investigación insuficiente y revela la profunda parcialidad del comité encargado de la misma a favor de la anticoncepción.

La decisión del HHS de exigir que los seguros de salud financien la anticoncepción y la esterilización es muy preocupante. Desde la injusta discriminación contra aquellos que consideran que la esterilización y la anticoncepción son moralmente ofensivas, hasta el aumento del costo de la salud que causará la recomendación que ha hecho este Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés), las ramificaciones del mandato del HHS son de largo alcance. Sin embargo, quizás lo más alarmante sea la forma tan descarada en que el HHS, junto con el IOM, han engañado a la nación. Con el apoyo de una inadecuada investigación, estas organizaciones han impuesto una política que tiene poco que ver con la protección de la salud de la nación. En vez de ello, al conformar un comité de defensores a ultranza del “derecho a elegir” y al esconderse bajo un manto de una presunta objetividad científica, han implantado un programa de “salud” que de hecho promueve una agenda radical. Desde luego, ese tipo de partidismo no sorprende a nadie y merecía un breve comentario, si sus efectos fuesen menos graves y universales.

El centro de la controversia que rodea el informe se encuentra en la Recomendación 5.5 del comité: “Las mujeres tendrán acceso a todos los métodos anticonceptivos, procedimientos para la esterilización, y educación y consejería para los pacientes, que han sido aprobados por la Agencia para los Alimentos y los Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés)”. Los que apoyan esta recomendación han dicho repetidas veces que su inclusión se basa en la evidencia convincente que han aportado la ciencia y la medicina de que “un mayor uso de la anticoncepción por parte de la población produce unas tasas más bajas de embarazos no intencionados y de abortos en la nación”.

El Instituto Guttmacher, por ejemplo, dijo que las recomendaciones fueron “desarrolladas luego de una revisión exhaustiva de la evidencia científica”. Kathleen Sebelius, la Secretaria del HHS, dijo que “estas históricas directrices se basan en la ciencia y en la bibliografía existente, y ayudarán a asegurar que las mujeres obtengan los beneficios de la salud preventiva que necesitan”. Esta manera tan escueta de apelar al apoyo de la ciencia subraya el descaro del activismo ideológico del comité. Al usar esta careta, el comité ha intentado perentoriamente etiquetar a sus oponentes de anticientíficos.

Pero cuando examinamos la metodología del comité, especialmente en lo que respecta a la Recomendación 5.5, surge una amplia evidencia de que los miembros del comité del IOM no tuvieron en cuenta los hallazgos de manera objetiva. De hecho, encontramos que los miembros estaban comprometidos ideológicamente con sus resultados, y que la Recomendación 5.5 es una representación sesgada de la ciencia que tiene que ver con este asunto. Independientemente de la postura de cada quien sobre los temas en cuestión en este mandato, es muy preocupante que los que están encargados de proteger la salud pública sean negligentes respecto de la confianza depositada en ellos y prefieran en su lugar el activismo político.

Las credenciales profesionales de los miembros del Comité de Servicios Preventivos son impecables, pero también son ideológicas. Antes de ser nombrados al comité, cada miembro ocupaba cargos de gran prestigio en universidades o en otros comités del gobierno, y han publicado más de mil artículos y estudios científicos. Sería irresponsable descartar sus hallazgos diciendo que no son competentes. Sin embargo, el hecho de que la mayoría de los miembros del comité ha participado activamente en grupos que promueven la anticoncepción y el aborto, no ha pasado inadvertido para los que han criticado la decisión del comité. En una carta que le envió a Sebelius el 27 de julio del 2011, Michael O’Dea, director ejecutivo de la Fundación Christus Medicus, expresó lo siguiente: “Está claro que el IOM tiene una agenda. Prácticamente todos los miembros del comité están de alguna manera afiliados a Paternidad Planificada”. Una investigación ulterior realizada por HLI America ha corroborado la preocupación de O’Dea, revelando que muchos de los miembros del comité tienen fuertes lazos con Paternidad Planificada y NARAL Pro-Choice, y han apoyado activamente a candidatos proaborto a cargos públicos. [Nota de VHI: tanto Paternidad Planificada como NARAL Pro-Choice son organizaciones abortistas, cf. http://www.vidahumana.org/vidafam/ippf/ppfa_index.html.]

La inmensa mayoría de los miembros del comité demuestran tener más que un compromiso casual con las metas del lobby del aborto. De hecho, según la información disponible en los registros públicos, dichos miembros han donado un total de $116,500 a organizaciones y candidatos proaborto. Esos mismos registros también muestran que ni uno de los quince miembros ha apoyado económicamente a un candidato político provida. Este comité fue establecido con el propósito de proporcionar asesoría objetiva y experta a los forjadores de políticas públicas del HHS. Pero, independientemente de lo que uno crea acerca de los temas en cuestión, a cualquiera le sería muy difícil argumentar que el comité es políticamente independiente.

Por supuesto, la postura política de los miembros del comité del IOM no necesariamente invalida sus hallazgos. Tampoco el apoyo dado a un candidato proaborto necesariamente indica una lealtad absoluta a una causa. Sin embargo, la falta de balance en la composición de un comité presuntamente objetivo – composición que no refleja la distribución de la población laica ni la de la comunidad médica en EEUU – debería suscitar preguntas acerca de la objetividad con la que acometió su misión.

El comité sostuvo tres “sesiones abiertas para recabar información” con el propósito de escuchar testimonios de expertos, respecto de los servicios de prevención que deben ser exigidos y financiados por el gobierno. Sin embargo, casi todos los conferenciantes invitados eran conocidos defensores de la anticoncepción y el aborto a petición. Al respecto O’Dea observa lo siguiente:

“En ambas reuniones, los conferenciantes invitados representaban organizaciones que abogan por la cobertura de la anticoncepción, sin compartir el costo de los gastos. Estas organizaciones incluyen el Instituto Guttmacher, el Colegio de Ginecólogos y Obstetras de EEUU, la Asociación para la Salud de las Mujeres, Enfermeras Obstétricas y Neonatólogas, Paternidad Planificada, la Fundación The Kaiser Family y la Sociedad para la Planificación Familiar.

“Más aún, no hubo ni un solo representante del sistema católico de salud, a pesar del hecho de que el mismo constituye el proveedor de atención a la salud más grande de nuestro país. Los representantes de las organizaciones provida y a favor de la familia fueron obligados a pedir permiso para hablar y fueron relegados a la parte de la reunión al final del día, en la cual sólo se le permitían al público comentarios breves. Esa relegación es significativa, porque si bien el uso de la anticoncepción por parte de las mujeres estadounidenses de edad reproductiva está muy difundido, el apoyo al financiamiento público de la anticoncepción no lo está. Como indica una encuesta reciente realizada por la empresa Rasmussen, el 46% de los estadounidenses no apoya la recomendación del comité, y solamente el 39% cree que la anticoncepción debe recibir una cobertura gratuita. Esta diversidad de puntos de vista debería haberse reflejado en la composición del comité y de los conferenciantes que fueron invitados a hablar durante las audiencias. En vez de ello, hubo una parcialidad inherente a favor de la anticoncepción, la esterilización y los fármacos abortifacientes”.

Continuará.

Arland K. Nichols fue director nacional de HLI America (HLI EEUU), una iniciativa educativa de Human Life International.

Fuente: Public Discourse: Ethics, Law and the Common Good, http://www.thepublicdiscourse.com; http://www.thepublicdiscourse.com/2011/09/4031?printerfriendly=true, 28 de septiembre, 2011.

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