NUEVA YORK, 21 de febrero de 2014 (C-FAM) Mientras los países negocian las nuevas metas de desarrollo de las Naciones Unidas, el Secretario General dio un espaldarazo a un polémico organismo de la ONU que lucha por mantener su relevancia en un mundo acelerado.
Las políticas de desarrollo deberían «dar prioridad a la salud reproductiva y a los derechos reproductivos», dijo Ban Ki-moon en una reunión informativa de prensa la semana pasada. Los derechos reproductivos son el principal interés del Fondo de Población de la ONU, organismo involucrado en políticas de aborto que se conoce como UNFPA por sus siglas en inglés.
Ki-moon habló en el lanzamiento de un informe del UNFPA sobre los avances en la implementación del Programa de Acción de El Cairo de 1994, iniciativa de la ONU que vinculó la “salud sexual” [= anticonceptivos, incluyendo los que son abortivos] y reproductiva al desarrollo.
La “salud sexual y reproductiva” es un “derecho” humano fundamental, dijo Ban Ki-moon al encomiar el acuerdo de El Cairo.
No obstante, otro funcionario de la ONU puso en evidencia a regañadientes la permanente polémica en torno a la “salud sexual y reproductiva”.
Cuando se le preguntó si el mandato de Obama sobre la anticoncepción constituye una buena aplicación de las políticas de El Cairo, Babatunde Osotimehin vaciló. Este exige que los empleadores incluyan anticonceptivos, esterilizaciones y abortivos en los planes de seguros para sus empleados. Se encuentran pendientes en los tribunales estadounidenses múltiples casos que cuestionan este mandato por ser una violación del derecho a la libertad religiosa.
Osotimehin se negó a contestar diciendo que debía ser «cauto» y evadió las preguntas que hacían alusión al aborto como una de las políticas de El Cairo.
Dichas políticas contrastan fuertemente con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que rehuyeron la polémica sobre la salud reproductiva en pro del énfasis en la salud materna. A la larga, la “salud sexual y reproductiva” pasó a ser parte de las metas de desarrollo, pero solo como un componente menor.
El Fondo de Población y agrupaciones que promueven el aborto y la anticoncepción se beneficiaron de los recursos que fluyeron hacia las políticas de El Cairo. El énfasis más reciente en la salud materna amenaza su hegemonía sobre la ayuda al “desarrollo” para la “salud” de la mujer.
Los países en desarrollo son conservadores en su mayoría y les disgusta el énfasis que pone el UNFPA en la autonomía sexual. Quieren que el desarrollo económico verdadero [no uno falso e ideologizado, nota de VHI] sea uno de los objetivos de las nuevas metas de desarrollo de la ONU.
El nuevo informe del Fondo de Población hace el intento de conservar políticas que promueven la agenda de El Cairo, pero con afirmaciones que han sido desacreditadas. Sobre todo, insiste en políticas de “desarrollo” que priorizan la anticoncepción y el aborto.
Destaca supuestos vínculos entre el aumento del uso de la “planificación familiar” [anticonceptivos, incluyendo los que son abortivos] y la “reducción” de la mortalidad materna, aunque la “planificación familiar” meramente reduce el número total de embarazos, sin hacer nada para atender las causas de muerte durante el parto, como ser la infraestructura sanitaria deficiente.
Asimismo, el informe recomienda legalizar el aborto para “reducir” la mortalidad materna cuando no existen pruebas de que exista una relación entre ambos. Irlanda, Chile y Sri Lanka proscriben el aborto y son líderes mundiales y regionales en la prevención de la mortalidad materna.
Osotimehin reiteró el muy citado dicho de que 220 millones de mujeres tienen una «necesidad insatisfecha» de anticonceptivos. Pero solo alrededor del 8 % de ellas carece de acceso a los anticonceptivos.
El Fondo de Población de la ONU fue creado en 1967 para reducir la población de los países pobres. Lo subvencionan gobiernos y fundaciones adinerados que creen que el mundo está “superpoblado”.
El UNFPA considera que el crecimiento demográfico es “problemático” precisamente cuando los países padecen de envejecimiento y de poblaciones en disminución. Los demógrafos advierten que los países pobres jamás se volverán ricos con la suficiente antelación como para atender a la población anciana.
Sea o no que el UNFPA consiga un lugar en la agenda de desarrollo post 2015, las políticas antivida de El Cairo perdurarán lamentablemente debido a la generosa subvención de países nórdicos y occidentales, y de benefactores como Bill Gates y George Soros.
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