Stefano Gennarini, J.D.

Un funcionario de la ONU vinculado al Comité sobre la Tortura ha dicho que hay tortura conforme al derecho internacional siempre que existan leyes en contra del aborto. Informa Stefano Gennarini.

NUEVA YORK, 8 de abril de 2016 (C-Fam) Las agrupaciones abortistas han encontrado un nuevo defensor. Su nombre es Juan Méndez y es experto de la ONU sobre la tortura. En su último informe para las Naciones Unidas, se esfuerza por caracterizar las leyes contrarias al aborto como una forma de tortura.

Las normas en contra del aborto son responsables directas de la «superpoblación carcelaria», de sufrimientos físicos y emocionales «tremendos y duraderos», y  someten a mujeres y niñas a «actitudes humillantes y sentenciosas», según el último informe de Méndez para el Consejo de Derechos Humanos.

No es la primera vez que el Relator Especial sobre la Tortura emite recomendaciones insólitas. Lo que quizás resulta sorprendente es la insistencia con la que Méndez  formula sus reivindicaciones esta vez.

Según él, los estados deben «[d]espenalizar el aborto y garantizar el acceso al aborto legal y seguro, como mínimo en casos de violación, incesto y discapacidad fetal severa o mortal, y en los casos en los que peligra la vida o la salud física o mental de la madre» (énfasis añadido).

[Nota de VHI: El aborto es un grave mal en todos los casos. Los proabortistas utilizan los casos difíciles para luego impulsar el aborto a petición. Véase: http://vidahumana.org/aborto/legalizar-con-enganos/itemlist/category/87-los-casos-dif%C3%ADciles.]

Destacar el acceso al aborto en este contexto es un modo de negar la objeción de conciencia a los proveedores de asistencia sanitaria y exigirles la cobertura del aborto. Pero esto no es suficiente.

La insistencia de Méndez en esta práctica es llamativa. La palabra «aborto» figura 24 veces en su último informe sobre la tortura, o 21 veces más que «policía» (la clase de actor del estado que normalmente es autor de la tortura).

Según Méndez, los estados también deben «establecer directrices claras sobre la implementación de leyes internas de aborto y garantizar que sean interpretadas en forma amplia» (énfasis añadido).

El intento de enseñar a los gobiernos cómo deben interpretar sus leyes es completamente novedoso. Sugiere una interpretación aún más amplia de qué constituye tortura para los expertos de la ONU.

La definición de tortura de la convención de la ONU que la aborda exige acción o inacción de un estado o de un funcionario público para conseguir información o para castigar a las personas. Pero los expertos como Méndez y el comité de la ONU contra la tortura han expandido el significado de ésta para cubrir cualquiera y todas las áreas de la legislación y de la acción de los estados.

A los expertos de la ONU les gusta interpretar nuevos “derechos” en el tratado y ampliar las obligaciones que este impone a fin de responsabilizar a los gobiernos de la conducta de los actores privados, e incluso de las leyes que no pueden ser consideradas ni remotamente como una forma de tortura, como es el caso de aquellas que prohíben o regulan el aborto.

El informe de Méndez encontrará críticos también debido a la pobre y ambigua prueba de sus afirmaciones.

Méndez cita un informe de hace cuatro años del Instituto Guttmacher para decir que «el aborto riesgoso es la tercera causa principal de muerte materna a nivel mundial», aun cuando la OMS redujo drásticamente el cálculo de muertes maternas derivadas de abortos mal practicados desde la publicación de ese estudio, y también advierte que cualquier cálculo de muertes por abortos «riesgosos» es muy aproximativo.

Es más, sus argumentos se basan completamente en sus propios informes previos sobre la tortura o en interpretaciones no vinculantes de tratados efectuadas por expertos de la ONU que de igual modo ignoran el significado de las palabras de los tratados, como han sido siempre interpretadas.

Al igual que Méndez, el Comité contra la Tortura criticó en particular al Vaticano solo un par de años atrás por su teología y doctrina contrarias al aborto diciendo que constituye una forma de tortura, y luego retrocedió cuando se tornó evidente que el Vaticano reclamaría que esto constituye una intromisión directa en la libertad de culto.

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano.

Fuente: https://c-fam.org/friday_fax/la-negacion-del-aborto-es-tortura-dice-funcionario-de-la-onu/.