Los funcionarios de la ONU están
tratando de atribuir a los estados soberanos cosas que no dijeron en la próxima
Cumbre Humanitaria Mundial. Estos burócratas no elegidos mediante votación
están intentando hacer que los gobiernos acepten un abanico de ideas radicales
que incluyen el “derecho” al aborto, “derechos” homosexuales y la “educación”
sexual integral. Los funcionarios impulsan estas cosas porque los estados
miembros jamás las aceptarían en un marco de negociación. Informa Stefano
Gennarini.
Stefano Gennarini, J.D.
NUEVA YORK, 13 de mayo de 2016 (C-Fam) En la fase final de los preparativos para la tan esperada Cumbre Humanitaria Mundial que se reunirá dentro de poco en Estambul, se está presionando a los países para que avalen políticas tendientes a establecer el [mal llamado] “derecho” al aborto y otras de índole social que son controvertidas.
Los [mal llamados] “derechos” homosexuales, al aborto y la “educación” [perversión] sexual integral se encuentran entre los compromisos que la burocracia de la ONU solicita a los países que asuman en la próxima cumbre.
El origen de estas obligaciones, indica la administración de la ONU, se encuentra en «políticas humanitarias, directrices y documentos jurídicamente vinculantes»: frase ambigua que coloca las orientaciones no vinculantes de los funcionarios de la Organización al mismo nivel de tratados y acuerdos como la Convención de Ginebra y la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Los documentos que la secretaría de las Naciones Unidas quiere que los países avalen son los más polémicos que el sistema de la ONU ha elaborado en los últimos años.
La Recomendación General 30 sobre las mujeres en la prevención de conflictos, en situaciones de conflicto y posteriores a ellos, que fue elaborada por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer [CEDAW, por sus siglas en inglés] y publicada en 2013 es la iniciativa previa más explícita de la burocracia de la ONU para establecer el aborto como “derecho” humano en entornos humanitarios.
Desde entonces, otros documentos de funcionarios de las Naciones Unidas que tienen como objetivo dar directrices sobre el cumplimiento de las obligaciones internacionales van más allá y promueven el aborto como “derecho” en entornos humanitarios.
La Observación General 22 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, publicada a comienzos de 2016 tras haber sido bloqueada durante más de cinco años por los estados miembros, busca articular lo que los países deben hacer respecto de la «salud sexual y reproductiva» [aborto encubierto] (término que ni siquiera figura en el tratado).
Este comité dice que el aborto es un “derecho” internacional y que los países deben «erradicar las barreras sociales en términos de normas o creencias» sobre la homosexualidad, exigir la “educación” sexual integral, ofrecer a los menores “servicios” de “salud sexual y reproductiva” sin el consentimiento de los padres, suprimir las protecciones relativas a la objeción de conciencia para los proveedores y aseguradoras de salud, supervisar y regular a los proveedores de asistencia médica privada, compañías de seguros, escuelas e instituciones dedicadas al cuidado de niños para garantizar que ninguna empresa aseguradora se desentienda del aborto y de los “servicios” de “salud sexual”, lo que podría interpretarse como una referencia a las cirugías de reasignación de sexo.
Otro documento explícito que menciona la secretaría es una orientación técnica de la burocracia de “derechos” humanos de la ONU que dice que el aborto debe ser considerado parte de la asistencia médica materna. Veinte estados miembros de las Naciones Unidas se opusieron a ella cuando fue presentada por primera vez ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra. Jamás fue aprobada por la Asamblea General, que sigue considerando que el aborto es un asunto cuya decisión debe dejarse exclusivamente en manos de las naciones. [Nota de VHI: En realidad, el aborto debería ser prohibido absolutamente por todos los países, pero por lo menos esta decisión de la Asamblea General le quita a los burócratas de la ONU la posibilidad de imponer la legalización del aborto a nivel mundial. Recordemos que, lamentablemente, casi todos los países ricos han legalizado el aborto y su influencia en la ONU es bastante fuerte.]
Una sección titulada «Compromisos modelo» incluye una lista de deseos que la Secretaría de la ONU anhela a fin de planear una respuesta más efectiva para las crisis humanitarias. El formato para alcanzar el acuerdo es una novedosa herramienta confeccionada a medida para la cumbre de Estambul.
Dado que el derecho humanitario supera a las leyes nacionales, resulta difícil alcanzar un acuerdo en esta materia. La secretaría de la ONU ideó «compromisos modelo» a fin de lograr al menos un mínimo para programas “humanitarios” de la ONU sin necesidad de negociaciones.
No obstante, este atajo también hace que las responsabilidades relativas a la «salud sexual y reproductiva» en la labor humanitaria sean particularmente problemáticas, ya que la ONU tiene antecedentes de redefinir los términos a posteriori. Es probable que los países efectúen enérgicas declaraciones para garantizar que todas las actas de la cumbre digan que el aborto no es un derecho humanitario y que las agrupaciones que brindan ayuda en este campo y se oponen al aborto no sean excluidas de las iniciativas humanitarias de las Naciones Unidas.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano.
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