Se está proponiendo algo verdaderamente extraño en las Naciones Unidas. En nombre del humanitarismo, el personal de la ONU quiere que se bajen las barreras al financiamiento del terrorismo. Dicen que esto permitiría un flujo más libre de dinero para grupos humanitarios que trabajan en zonas devastadas por la guerra. Lo debatirán en la Cumbre Humanitaria Mundial, este mayo, en Estambul. La otra cosa de esta conferencia es que la ONU está bloqueando la participación amplia de agrupaciones no gubernamentales (ONG) y no está diciendo a los gobiernos qué se espera que suceda. Informa Susan Yoshihara.
Susan Yoshihara, Ph.D.
NUEVA YORK, 5 de febrero de 2016 (C-Fam). El personal de la ONU quiere convencer a los gobiernos de EEUU y de Europa de que evadan leyes tendientes a detener el financiamiento del terrorismo mundial, para que las donaciones puedan circular de forma más ágil y simple hacia emergencias humanitarias.
Esto forma parte de un “gran acuerdo” que están proponiendo funcionarios de la ONU, por el cual los gobiernos eliminarían las barreras a la ayuda humanitaria y la ONU prometería mayor transparencia y rendición de cuentas.
“Reconocemos que las leyes en contra del lavado de dinero y del financiamiento del terrorismo pueden generar algunos obstáculos en la transferencia de fondos. Es importante buscar modos de reducir estas barreras para que los trabajadores de ayuda humanitaria puedan distribuir la ayuda en algunas de las partes del mundo más inestables y afectadas por la crisis”, anunció la semana pasada un grupo de expertos y personal de la ONU.
Las barreras que usan los gobiernos para impedir el financiamiento del terrorismo incluyen la fijación de fines específicos para los fondos, la restricción de las sumas que pueden ser transferidas y su seguimiento para garantizar el uso legítimo. El personal de la ONU considera que son barreras ya que limitan las transferencias dirigidas a lugares en crisis. El dinero destinado a un fin específico, como la lucha contra una enfermedad, no puede ser utilizado para una necesidad emergente como la de refugio o alimento.
En el informe que lanza este “gran acuerdo”, el personal de la ONU reconoce que solo dos de cuatro organismos que transfieren la mayor parte del total de la ayuda humanitaria rastrea los fondos hasta su destino. La mayoría de ellos se dirigen a Siria, los territorios palestinos ocupados, Sudán y el sur de Sudán, según el documento.
Las iniciativas que tomaron esta semana la Unión Europea y Alemania son un ejemplo de la clase de restricciones antiterroristas que irritan al personal de la ONU. Alemania dijo que planea limitar el monto de las transferencias en efectivo a unos cinco mil dólares. La UE anunció un plan que incluye limitar el uso de tarjetas de prepago y billetes bancarios de alto valor.
El personal de la ONU también quiere hacer uso de las contribuciones informales que se piden a todos los musulmanes. Calculado en $560 mil millones anuales, “Solo el 1% del azaque [limosna] marcaría una enorme diferencia en la magnitud del déficit mundial de financiamiento para el año 2015”, según el informe.
Pero aquellos fondos estuvieron en el centro de un complejo círculo de tráfico de drogas y lavado de dinero que se utilizó para financiar el terrorismo de Hezbollah en Siria, y que EEUU y funcionarios de la UE desmantelaron esta semana. Según la Administración para el Control de Drogas de EEUU (DEA), Hezbollah usó el sistema de transferencia de dinero informal islámico para efectuar pagos a cárteles de droga sudamericanos, que, a su vez, financiaban a los terroristas.
El “gran acuerdo” del personal de la ONU también podría ir en contra de iniciativas recientes del Consejo de Seguridad de la ONU, como la resolución de diciembre que apunta al financiamiento del Daesh (el autodenominado «Estado Islámico»), que ya es la organización terrorista más acaudalada con sus $2mil millones.
Mientras que llevó años poner en práctica los planes antiterroristas de financiamiento, el personal de la ONU quiere que las naciones acuerden el nuevo proyecto de financiamiento humanitario, que se publicó la semana pasada, para el 24 de mayo, en una reunión en Estambul.
La semana pasada, cuatro de los cinco principales donantes a las iniciativas humanitarias mundiales plantearon inquietudes en una reunión informativa con personal de la ONU y pusieron en duda que pudiera alcanzarse consenso alguno en un lapso tan breve, especialmente dado que la ONU no permite ninguna consulta intergubernamental antes de mayo.
Japón fue más allá. Rechazó el «gran acuerdo» y dijo que debería estudiarlo más a fondo.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano.
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