Este último tipo de esterilización directa, que ya mencionamos en el artículo anterior, es decir, la que los esposos quieren que se le practique a uno de los dos (usualmente a la mujer), muchas veces se pretende justificar bajo el nombre de esterilización preventiva por “razones médicas”. Se trata de lo que ya hemos señalado: querer justificar la esterilización por razón de un futuro embarazo que se presume va a constituir un peligro físico o psicológico. Esto no es otra cosa que esterilización directa y por tanto gravemente inmoral.

Lamentablemente hay muchos médicos hoy (incluyendo católicos) que inducen a los esposos a no tener más hijos, metiéndoles miedo acerca de tener una familia numerosa (que para ellos significa más de tres hijos).

Como ha existido mucha confusión en torno a este asunto a partir de finales de la década de los 60, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) emitió un documento sobre el problema de la esterilización en los hospitales católicos en 1975. El documento reitera la enseñanza del Magisterio de la Iglesia que ya hemos expuesto. Los hospitales católicos no pueden realizar este tipo de esterilizaciones (sino sólo la que es indirecta); ni tampoco pueden colaborar con ella ni con cualquier otra esterilización directa.

Fuente: José A. Guillamón, El problema moral de la esterilización (Madrid: Libros MC, 1988).

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