Esta táctica consiste en afirmaciones exageradas o simplemente falsas y alarmistas para causar consternación en el público y predisponerlo en contra de la postura provida, v.gr. “Si no protegemos el derecho a morir con dignidad, tendremos muchos pacientes condenados a sufrir por muchos años a vivir conectados a una máquina y viviendo una vida miserable y sin sentido. Ninguno de nosotros quisiera vivir como un vegetal, ni debe vivir así. ¡Eso no es vida digna de un ser humano!”

 

Respuesta provida: “Aclaremos las cosas. Aquí no se trata de usar medios inútiles en conservar la vida o que causen más dolor y sufrimiento que beneficios (es decir, medios desproporcionados), sino de utilizar, además de las curas normales, como el agua y los alimentos (aún suministrados artificialmente), aquellos medios que son útiles en conservar la vida y cuyos beneficios terapéuticos o de conservación de la vida son mayores que los sufrimientos graves que pueda causar.

 

Aparte de esto ninguna vida humana queda sin valor, ni debemos llamarla ‘vegetal’. Si hoy despersonalizamos a un paciente comatoso, mañana acabaremos, como de hecho ya se está haciendo, por matar a pacientes que en verdad lo que están buscando es amor, apoyo y solidaridad en su enfermedad. En vez de cuidar al paciente con amor, lo que se hace es eliminar el ‘problema’ eliminando, es decir, matando, al paciente”.

 

Observación: Hay más cosas que añadir en esta respuesta (v.gr., los medios paliativos y su uso moralmente correcto). Pero el punto principal aquí es demostrarle al público que nuestro contrincante está tergiversando los hechos y, en este caso, creando una situación irreal de sólo dos soluciones extremas: o le ayudamos a morir al paciente o quedará condenado sin remedio a una vida miserable. Es importante, desenmascarar esta manera de pintar la realidad, táctica que los activistas antivida usan mucho en su demagogia.

 

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