Los que promueven el control demográfico dicen: “¡Bravo!” Pero, ¿de verdad hay razones para celebrar?

Un preocupante nuevo informe acerca de la tasa de fertilidad de EEUU indica que ésta ha caído a su punto más bajo de los últimos 40 años. Los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del gobierno de EEUU calcula que hubo 3.85 millones de nacimientos en 2017. Ello significa una tasa total de fertilidad (TFR, por sus siglas en inglés) de alrededor de 1.76 nacimientos por mujer durante toda su vida. Esa tasa está muy por debajo de la que se necesita para el reemplazo de la población actual. Según los demógrafos, la tasa mínima de reemplazo es de 2.1. De hecho, la tasa actual de 1.76 constituye una caída dramática desde 2007, cuando hubo 4.31 millones de nacimientos y la TFR era de 2.08 [1].

No está del todo claro que la reducción de la TFR de EEUU se deba a que las mujeres hayan libremente elegido tener menos hijos. Desde 1970, ha habido una diferencia significativa entre el número de hijos que las mujeres decían que querían tener (actualmente la media es de alrededor de 2.7) y el número que de hecho han tenido [2].

Los que sostienen una ideología a favor del libertinaje dicen que ellos se “preocupan” de que las mujeres sean libres de realizar sus sueños sin obstáculos. Promueven la anticoncepción, la esterilización y el aborto, para “liberar” a las mujeres de la “carga” de la maternidad. No les importa para nada la falta de respeto a la vida por nacer ni el hecho de que cada uno de estos medios sea intrínseca y gravemente inmoral ni tampoco que cada uno de ellos cause incontables daños a las mujeres [3].

Quizás estos ideólogos deberían averiguar por qué las mujeres no están logrando el número ideal de hijos que ellas mismas han dicho que desean. Sospecho que si estos “liberales” de verdad se dedicaran a averiguar este asunto, encontrarían una plétora de respuestas incómodas. Entre estas respuestas está el hecho de que existe una serie de “suaves” presiones externas. La primera de ellas es la cultura actual, que coloca encima de las mujeres el peso de unas elevadas e irrealistas expectativas en cuanto a cómo equilibrar la doble carga de trabajar fuera de casa y criar una familia. Desde pequeñas a las niñas les martillean constantemente el mensaje de que tienen el “deber” de dejar de tener hijos para lograr una versión muy estrecha del “éxito”: el económico. No se sorprenda, entonces, de la caída en picada de la TFR en EEUU.

La epidemia de mujeres que están arrepentidas de haber pospuesto el tener hijos hasta demasiado tarde sugiere que éstas no están convencidas de la propaganda extremista de las feministas antivida. En lo profundo de su interior, las mujeres se han dado cuenta de la verdad que la Madre Teresa de Calcuta expresó con tanta elocuencia durante su comparecencia ante la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Mujer, que la ONU llevó a cabo en Beijing en 1995:

“La capacidad especial para amar que posee la mujer se nota con toda claridad cuando ella se convierte en madre. La maternidad es el don que Dios ha dado a las mujeres. ¡Cuán agradecidos debemos estar por este maravilloso don que causa tanta alegría a todo el mundo, tanto a mujeres como a hombres! Sin embargo, tenemos el poder de destruir este don de la maternidad, especialmente por medio del mal del aborto, pero también pensando que otras cosas, como los empleos o las posiciones, son más importantes que amar, que darse una misma a los demás. Ningún empleo, ningún plan, ninguna posesión, ninguna idea de ‘libertad’ puede ocupar el lugar del amor. De manera que cualquier cosa que destruya el don de Dios de la maternidad destruye su más valioso regalo a las mujeres – la capacidad de amar como mujer”.

Es difícil comprender la forma tan superficial de pensar de los que colocan la profesión, los viajes de placer y los afluentes “estilos de vida” por encima de tener una familia. Esa egoísta manera de pensar conlleva a dañinas consecuencias a largo plazo, tanto para la persona como para la sociedad.

Un autor del New York Times señaló que mientras algunos celebran la baja tasa de natalidad como la respuesta a una presunta [pero falsa] “superpoblación”, no entienden que esa “baja natalidad podría desarrollar problemas muy reales que muchos no serían capaces de prevenir, como la dificultad de cumplir con las obligaciones del Seguro Social, la atención a las personas mayores y el mantener el crecimiento económico”.

En general, los que favorecen el aborto y la anticoncepción tienen mucho más probabilidad de apoyar enormes programas de bienestar social financiados por el gobierno. La ironía es que estos programas dependen totalmente de una economía robusta y creciente. Y esa economía, a su vez, depende de una población robusta y creciente. Sin una nueva generación de contribuyentes, los programas de bienestar social no son otra cosa que un fraude. La cosmovisión de estos “liberales” está, por consiguiente, en contradicción consigo misma. Esta cosmovisión consiste en apoyar teorías económicas que exigen una población creciente, mientras que al mismo tiempo apoya una ideología anti-natalista que asegura que esos futuros contribuyentes no existan.

Peor que eso. Los anti-natalistas atacan a la familia, el “programa de bienestar social” más económico, confiable y humano que existe. Este “programa” es capaz incluso de sobrevivir una implosión económica y política. Desde la concepción hasta la muerte, la familia nuclear intacta es la mejor manera de asegurar el éxito y el bienestar.

La triste realidad es que todos esos matrimonios o parejas que cohabitan han elegido deliberadamente la profesión, los viajes de placer y un estilo de vida afluente por encima de la crianza de una familia. Pero un día esos matrimonios y parejas se volverán viejos, y cuando eso ocurra, a menudo no habrá quién cuide de ellos. Sin la productividad y los impuestos de hijos inexistentes, ¿podrá el Estado proporcionar la atención que necesitan? Unos hijos amorosos, por otro lado, se comprometerán a cuidarlos, sin exigir paga alguna.

Esta es también la ironía del gasto a gran escala y a largo tiempo del gobierno de EEUU para financiar a grupos que se dedican al control demográfico, como la IPPF y la ONU. El mal uso de los impuestos de los contribuyentes de EEUU ha conducido sin duda alguna a este país al predicamento actual: un país con una implosiva tasa de nacimiento y, por esa razón, sin futuro. La reciente decisión del Presidente Trump de reducir el financiamiento federal a organizaciones abortistas es un paso en la dirección correcta para rectificar este mal [4].

Hay una ironía aún más profunda y trágica en  la ideología antinatalista: en la búsqueda de un mejor “estilo de vida”, sus propulsores están de hecho tras una manera de vivir que dejan muchos de sus deseos más profundos, sobre todo el sentido de la vida, sin satisfacer.

La profesión es algo bueno. Pero son pocas las carreras que satisfacen la necesidad humana de construir y dejar tras sí algo que sea intrínsecamente significativo. Viajar es divertido e interesante, pero no satisface la profunda necesidad humana de sentar raíces. Comer fuera, ir al teatro a ver espectáculos, tener muchos amigos y conocidos, y participar en fiestas interesantes son cosas buenas y valiosas, pero no sostienen el alma en tiempos de prueba y sufrimiento. ¿Pero, qué tiene que ver todo eso con la caída de la tasa de fertilidad en EEUU?

Esta es la paradoja de la existencia humana: muchas de las cosas que parecen ser las más difíciles resultan ser al final las que proporcionan la mayor satisfacción; mientras que muchas de las cosas que parecen ser las más placenteras resultan ser las que más nos dejan vacíos e insatisfechos. El pecado es fácil, pero a pesar de todo su espejismo, sólo conduce a la destrucción. La virtud es difícil, pero a la larga conduce a la felicidad eterna.

La paternidad es difícil y exige enormes sacrificios en términos de tiempo, aspiraciones personales, dinero e independencia. Pero, ¿qué alimenta más al alma y a la sociedad entera, que una familia sólida unida por estrechos vínculos de amor? Detrás de los desoladores e impersonales datos estadísticos de los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del gobierno de EEUU, hay millones de trágicas historias de hombres muy débiles de carácter que no quisieron comprometerse con el matrimonio y la paternidad, de mujeres que fueron presionadas para que dejasen a un  lado sus auténticos deseos de ser madres, y en vez de ello aceptasen caminos superficiales que están “de moda”, así como de matrimonios o parejas que cohabitan que han elegido una vejez en soledad, en vez de la rica experiencia del amor familiar.

A veces, los anti-natalistas profesan estar motivados por razones altruistas: la protección del medio ambiente, la búsqueda de un “desarrollo sostenible”, la “erradicación” de la pobreza, etc. Pero si uno escarba la superficie, a menudo encontrará un grosero consumismo que le rinde culto al placer por encima del sacrificio y a la independencia por encima de la comunidad.

Hablando del problema creciente de una “ciega sumisión al consumismo”, San Juan Pablo II señaló: “En primer lugar constituye un craso materialismo. Al mismo tiempo, representa una radical insatisfacción porque las personas pronto se dan cuenta de que mientras más cosas poseen, más cosas quieren, mientras sus más profundas aspiraciones permanecen insatisfechas y quizás hasta sofocadas”.

En otro discurso, el Santo Papa afirmó: “Como esté la familia, así estarán la nación y el mundo en que vivimos” [5]. Estos últimos datos estadísticos simplemente corroboran la razón que tenemos de temer por el futuro del mundo [6].

Notas:

[1]. Ver https://www.cdc.gov/nchs/nvss/vsrr/natality.htm.

[2]. Ver https://www.nytimes.com/2018/02/13/upshot/american-fertility-is-falling-short-of-what-women-want.html.

[3]. Vea las dos serie de VHI, totalmente documentadas, de libritos, respectivamente, acerca de los temas del matrimonio y la anticoncepción, disponibles en las oficinas de VHI, 45 SW 71 Avenue, Miami, FL 33144, USA. Tel.: (305) 260-0525. www.vidahumana.org. adolfo@vidahumana.org.

[4]. Ver https://www.axios.com/hhs-trump-cuts-abortion-planned-parenthood-b956e873-dce1-4f4c-bd73-3fe2ebff8626.html.

[5]. https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/en/homilies/1986/documents/hf_jp-ii_hom_19861130_perth-australia.html.

[6]. Ver https://www.hli.org/2017/09/the-church-and-overpopulation-myth/.

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