Dr. Joseph Meaney (Bioética)
Director de la Europa de Habla Francesa de HLI
Director de Coordinación Internacional de HLI

Todos deberíamos estar preocupados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. ¿Qué son? Una serie de objetivos y metas de “desarrollo” mundialmente plasmados y promovidos por la ONU para el período de 2015 a 2030 como expansión y seguimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (MDG) de 2000 a 2015.

Aunque aún no hayan sido completamente finalizados, parece cada vez más innegable que habrá 17 ODS (a diferencia de sólo 8 ODM). El primer ODS indica: “Erradicar la pobreza en todas sus formas y lugares”. De ahí en adelante incluyen la erradicación del hambre, el cuidado de la salud y un incremento de oportunidades educativas para todos.

Sin embargo, el quinto OSA estipula: “Lograr la igualdad de género y facultar a todas las mujeres y las niñas”. Bajo ese título existe una gran maquinación malévola que esencialmente  “garantiza el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y a los derechos reproductivos”. Es decir, ese es el lenguaje específico que la ONU usa interpelando el acceso universal al aborto y a otros “servicios” engranados en el control demográfico.

Muchos de los ODS se centran en las preocupaciones ambientales, lo que refleja el hecho de que fueron plasmados durante la conferencia de la ONU, llamada Rio+20 – un evento convenientemente celebrado por el XX aniversario de la “Cumbre de la Tierra”.

¿Por qué son significativos los ODS? Como en la mayor parte de las iniciativas de la ONU, detrás de la visión utópica, chabacana y de un lenguaje especializado, existe un hecho duro y frío. Millones y millones de dólares de los gobiernos serán vertidos en la implementación de los ODS. De hecho, todas las organizaciones internacionales no gubernamentales (ONG) están cabildeando para obtener estos fondos, incluidos los que promueven el control demográfico.

Lamentablemente, una corriente influyente dentro del movimiento ecologista extremista considera que los seres humanos son un “cáncer” en el planeta. El grupo que antes se llamaba abiertamente “Crecimiento Cero de la Población”, fundado por Paul Ehrlich, es ahora llamado eufemísticamente “Conexión Demográfica”. Su misión, sin embargo, permanece sin alterar: reducir la población mundial a un nivel que pueda ser sostenido por la “Madre Tierra”.  En otras palabras, aplicar tácticas draconianas para el control de la población, como la esterilización de la mayor parte de la humanidad y el aborto de la mayoría de los bebés por nacer.

¿No es acaso significativo que el mito de la “sobrepoblación” y la misión de controlar la población surgen de un hombre (Paul Ehrlich) que vociferó a favor de este mito en su libro más vendido en 1968 “La Bomba Demográfica: La batalla para alimentar a toda la humanidad” y que luego fue desacreditado por los hechos? Una premisa basada en el temor de que cientos de millones de personas morirán de hambre (en el margen de tiempo de los años 1970) a pesar de cualquier programa intensivo que se emprendiera en aquel entonces.

Cuando la ONU se reúna en Nueva York este próximo mes de septiembre para concretar los ODS, las delegaciones gubernamentales provida y las ONG provida tendrán que actuar intensamente para oponerse a la inclusión de cualquier código lingüístico que promueva el aborto. Una administración prudente y responsable de la creación debe ser apoyada en los ODS.  Pero un eco-radicalismo, con sus consiguientes odios hacia la humanidad, no puede ser aceptado. Les pido que se unan conmigo en oración por estos esfuerzos y también por la conversión de Paul Ehrlich. A la edad de 83 años, es el Pol Pot del control eco-demográfico, quien pronto se reunirá con su Creador y quien corre el riesgo de que sus predicciones se cumplan en su persona en un clima extremadamente caliente por toda la eternidad.