Brian Clowes, PhD

Director de Investigación y Capacitación

Human Life International

Septiembre de 2018

Más de 30,000 mujeres en EEUU han muerto directamente debido a los efectos colaterales de la píldora anticonceptiva desde que ésta fue aceptada en ese país. Los ataques cardiacos, los infartos y el cáncer de mama han sido las causas mortales más frecuentes.

Introducción

Una de las características más notorias de la “cultura” de la muerte es su falta de visión a largo plazo. Pone en práctica “grandes” planes prometiendo “salvar” o “mejorar” la vida de mucha gente. Pero luego sus planificadores se sorprenden cuando constatan que los resultados son toda una plétora de negativas e imprevistas consecuencias que usualmente empeoran la situación. Para decirlo con palabras simples, la “cultura” de la muerte es totalmente ignorante del estado pecaminoso en que ha caído la naturaleza humana.

El ejemplo clásico de esta debacle es la píldora anticonceptiva.

Desde el primer día en que fue introducida en el mercado, los expertos en “planificación familiar” (anticoncepción y aborto encubiertos) anunciaron con bombos y platillos que la píldora era la “solución” definitiva a los “embarazos no deseados”. Sin embargo, las continuas promesas de su elevada “eficiencia” junto con la fácil disponibilidad del aborto como “respaldo” al fallo anticoncepcional inevitablemente causaron su descuidado uso y abuso. Cuando la píldora falló en impedir los embarazos, muchas mujeres creyeron tener el privilegio de hacerse cometer un aborto debido a que la tecnología “médica” (la píldora) les había fracasado y que otro tipo de tecnología “médica” (el aborto) era la “respuesta” a su problema.

Hablando desde el punto de vista puramente técnico y dejando de lado por el momento su grave inmoralidad, el consumo de la píldora anticonceptiva exige mucho cuidado y atención. Cada ciclo de píldoras debe tomarse según el orden indicado todos los días alrededor de la misma hora. De manera que a las mujeres a menudo se les olvida tomarlas, las toman en el momento equivocado o las pierden. Este descuido es el principal contribuyente de un número increíble de embarazos no intencionales, especialmente en mujeres más jóvenes. Las mujeres en EEUU que consumen la píldora tienen casi un millón de embarazos no intencionales cada año y más del

40% de esos embarazos ocurre en jovencitas  de 15 a 24 años de edad [1].

La eficacia teórica de la píldora es del 99.7% por año. Esta tasa es extremadamente elevada, pero supone que la mujer esté en excelente estado de salud y consuma la píldora sin error alguno. Cuando se tienen en cuenta los errores que cometen las usuarias y las veces que están enfermas, el resultado es la tasa de eficacia real, la cual no supera el 91% anual [2]. Ello significa que el 9% de las mujeres que consumen este fármaco quedarán embarazadas durante cualquier año que lo estén tomando. En otras palabras, la píldora misma es responsable de solamente alrededor del 0.3% de todos los fracasos, pero sus usuarias lo son del resto.

La eficacia real del 91% de la píldora aparenta ser elevada hasta que se calcula la probabilidad de que una mujer quede embarazada durante un extenso período de tiempo de uso. Tiene 9% de quedar embarazada durante el primer año de uso, 25% durante tres años, 38% durante cinco años y 61% en diez años [3]. Resumiendo, una adolescente de 15 años que esté sexualmente activa y que consuma la píldora continuamente tiene casi un 50% de probabilidad de que quedará embarazada para cuando cumpla 22 años.

Los mismos abortistas han verificado ese dato estadístico. Entre ellos está el Dr. Christopher Tietze, quien afirmó que “se calcula que dentro de 10 años, del 20 al 25% de las usuarias de la píldora y una mayoría significativa de las usuarias de otros métodos van a experimentar por lo menos dos abortos” [4]. Obsérvese que el Dr. Tietze está hablando de dos o más abortos. Estos datos estadísticos son significativos cuando se considera que una de las principales metas de las “clínicas de salud” en las escuelas públicas en EEUU es distribuir anticonceptivos a adolescentes, incluyendo los que son abortivos, sin el consentimiento o conocimiento de sus padres.

Estos índices que indica el Dr. Tietze concuerdan con los del Instituto Alan Guttmacher (AGI, por sus siglas en inglés). (El AGI colabora muy de cerca con el monstruo abortista Planned Parenthood y se considera el principal analista de estadísticas relacionadas con el aborto.) Las cifras del AGI muestran que la mitad de todas las mujeres que abortaron hace 30 años estaba usando anticonceptivos durante el mes en que concibieron. Además, la mayoría de las mujeres que se hace cometer un aborto que paró de usar anticonceptivos antes de quedar embarazada dijo que recientemente estaba tomando la píldora [5].

A pesar de décadas saturadas de campañas de propaganda por parte de las grandes compañías farmacéuticas, de grupos proaborto y de neo-feministas, la situación no ha mejorado. Un estudio internacional de 2007 del gigante abortista Marie Stopes International arrojó que el 43% de las mujeres que abortó estaba usando la píldora cuando quedó embarazada y otro 27% estaba usando condones [6]. En 2014, el British Pregnancy Advisory Service o BPAS (Servicio Británico de Asesoría del Embarazo – traducción libre), halló que el 27% de las mujeres que abortó estaba tomando  la píldora cuando quedó embarazada, mientras que el 35% estaba usando el condón [7]. La directora ejecutiva del BPAS, Ann Furedi, confirmó lo que los provida siempre han afirmado cuando confesó que “En última instancia, las mujeres no pueden controlar su fertilidad solamente con la anticoncepción, necesitan que los servicios de abortos estén disponibles para cuando la anticoncepción les falle” [8].

La píldora es insegura de todas maneras

Aún después de que sus fabricantes cambiaran las píldoras de dosis altas a dosis bajas, los tribunales federales de EEUU las clasificaron como “inevitablemente inseguras” [9]. Esto significa que, implícito en el consentimiento de una mujer para usar la píldora, está el reconocimiento del riesgo físico que corre – aún en el caso de que no haya sido completamente informada, o informada del todo, de sus peligros.

Esta clasificación legal significa que las mujeres que han sufrido los daños de la píldora no siempre se recuperan de sus efectos nocivos. El Dr. John Hildebrand, un experto en el campo de la reproducción humana, ha calculado que más de 500 mujeres mueren anualmente a consecuencia de los efectos colaterales de la píldora. Esta sorprendente cifra está confirmada por los datos que el mismo AGI ha proporcionado y también por las cifras que ha aportado uno de los principales médicos abortistas de EEUU, el Dr. Warren Hern. Su libro de texto, Abortion Practice, contiene cifras que llevan a la conclusión de que más de 30,000 mujeres estadounidenses han muerto directamente a causa de los efectos colaterales de la píldora desde que ésta fue admitida en EEUU – con un promedio de 600 a 700 muertes por año [10].

Es verdaderamente irónico que la misma píldora que las feministas extremistas promovieron tanto como parte de su “solución” a las muertes maternas a causa de abortos ilegales, ahora mate de 5 a 6 veces más mujeres que los abortos ilegales mataron antes de la legalización nacional del aborto en 1973, a consecuencia de las sentencias Roe vs. Wade y Doe vs. Bolton que el Tribunal Supremo emitió ese año. Pero, con algunas pocas excepciones, estas feministas no dicen ni una palabra acerca de esta tragedia.

En 2010, varias de las principales revistas, diarios y organizaciones abortistas celebraron 50 años de “La Píldora” y proclamaron con bombos y platillos cómo la misma había “liberado” a las mujeres de “los embarazos no deseados” y de la “penosa labor” de criar a los hijos. Quizás deberían explicarles su regocijo a los seres queridos de las más de 30,000 mujeres que han muerto a causa de la píldora.

Los fabricantes de cada una de las más de 125 marcas de la píldora anticonceptiva publican folletos con información detallada para las consumidoras. Cada uno de estos folletos tiene secciones que se titulan “Avisos y precauciones” y “Reacciones adversas”. Estas secciones tienen una lista de 50 a 67 efectos colaterales de la píldora. Entre los más graves se encuentran los problemas cardiovasculares y mamarios.

Los efectos colaterales más peligrosos y mejor documentados que frecuentemente están vinculados a la píldora son los ataques cardiacos y los infartos. La Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard realizó un estudio que duró 8 años. El estudio arrojó que las usuarias de este fármaco tenían una tasa del 250% de sufrir ataques cardiacos e infartos en comparación con las mujeres que no tomaban la píldora, probablemente debido a que la píldora aumenta considerablemente la formación de coágulos sanguíneos. Uno de los principales hallazgos del estudio fue que las mujeres que dejaban de tomar la píldora tenían índices de enfermedades cardiovasculares equivalentes a los de la población general luego de un período de un año [11]. Todos los folletos informativos para las consumidoras publicados por los fabricantes de la píldora confirman que este fármaco aumenta estos riesgos.

Poco después de que las píldoras de dosis altas fueran reemplazadas por las de dosis bajas, la píldora fue sometida a un intenso escrutinio por parte de los investigadores. En 1988, los científicos de la Faculta de Medicina de la Universidad de Boston, de la Universidad de Pensilvania y del Centro para el Cáncer Memorial Sloan-Kettering de Nueva York mostraron que mientras más tiempo pasaban las mujeres consumiendo la píldora, más aumentaban las probabilidades de que contrajeran cáncer de mama. Encontraron que el riesgo de desarrollar esta enfermedad era el doble para las mujeres que tomaron la píldora durante menos de 10 años cuando llegaron  a los 45 años de edad y 4 veces más para las mujeres que habían usado la píldora durante más de 10 años.

Luego de una década de acumular evidencias, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) clasificó los anticonceptivos orales combinados como “carcinógenos para los seres humanos” (Grupo 1). En 2005, la IARC confirmó esta clasificación y no la ha cambiado desde entonces [12].

Los investigadores de la Mayo Clinic le dieron seguimiento a esta clasificación con la más completa revisión de los estudios que se haya llevado a cabo sobre el vínculo entre la píldora y el cáncer de mama. Descubrieron que 21 de 23 estudios de largo alcance y bien realizados arrojaron un promedio de 44% de aumento del riesgo de contraer cáncer de mama en mujeres que estaban tomando la píldora antes de su primer embarazo [13].

Impactos indirectos de la píldora

Hemos visto que la píldora es tan ineficaz que falla cientos de miles de veces anualmente en EEUU, lo cual a su vez conduce a cientos de miles de abortos quirúrgicos y mal llamados “médicos”. También hemos abordado algunos de los más graves efectos colaterales físicos que sufren las mujeres por culpa de la píldora, incluyendo las más de 30,000 muertes y las decenas de miles de lesiones graves sufridas por ellas desde su introducción  en el mercado estadounidense.

Pero los impactos indirectos de la píldora también dañan terriblemente a la sociedad en general. La píldora impacta no solo a las mujeres, sino también a los hombres y a los niños. Desde su aparición, la píldora ha contribuido mucho a la promiscuidad, al aumento de los embarazos fuera del matrimonio, a la explosión de las enfermedades venéreas y a la degradación del matrimonio y la familia.

Aumento de la promiscuidad. Inmediatamente después de la introducción de la píldora a mediados de los 1960, las relaciones sexuales premaritales y la cohabitación casi se duplicaron durante solamente 5 años. Actualmente, el 48% de las parejas que viven juntas no están casadas [14]. La gente de todas las edades (pero especialmente los adolescentes) están teniendo relaciones sexuales fuera del matrimonio más que nunca antes. También han aumentado tremendamente los clubes para intercambiar cónyuges, las orgías organizadas, la membrecía en organizaciones que tratan las adicciones sexuales, la pornografía dura y el turismo sexual a naciones del Lejano Oriente.

Luego de ser testigos de esta carnicería social, los fabricantes de la píldora han confesado que su amplia disponibilidad apela mucho a las personas a quienes les importa un comino la ética sexual. El Dr. Robert Kirstner de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard ha expresado: “Hace alrededor de 10 años, declaré que la píldora no causaría promiscuidad. Bueno, me equivoqué. La píldora anticonceptiva ha sido uno de los principales factores causantes del rápido aumento tanto de las enfermedades venéreas como del cáncer cervical en las adolescentes al estimular niveles más elevados de promiscuidad” [15]. El Dr. Min-Chueh Chang, uno de los inventores de la píldora, reconoció que “La gente joven se involucra demasiado en la actividad sexual… Personalmente creo que la píldora más bien ha servido para corromper a la gente joven. Los ha hecho más permisivos” [16].

El Dr. Alan Guttmacher, ex director del departamento de medicina del monstruo abortista Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), hace casi 50 años, también trazó una clara línea que vincula el aborto y la anticoncepción en el contexto del aumento de la promiscuidad: “Cuando el aborto está fácilmente disponible, la anticoncepción no es usada ni activa ni diligentemente. Si tuviéramos el aborto a petición, no habría ningún premio para la mujer que practica la anticoncepción de manera eficiente. El aborto a petición libera al esposo de toda posible responsabilidad; lo convierte simplemente en un animal coital” [17].

Finalmente, los psicólogos Eugene Sandburg y Ralph Jacobs han notado la evidente conexión entre la anticoncepción y el aborto como métodos para controlar la natalidad: “A medida que el aborto legal se hace más disponible, se ha hecho evidente que algunas mujeres están ahora usando el aborto intencionalmente como sustituto de la anticoncepción” [18].

Ciertamente los Drs. Kirstner y Min-Chueh tuvieron razón en su análisis de la situación. En 1970, sólo el 4.6% de todas las adolescentes de 15 años de edad habían tenido relaciones sexuales prematrimoniales. Para el año 2000, esta tasa había aumentado más de 8 veces hasta alcanzar el 40%. De todas las adolescentes solteras de 15 a 19 años de edad, el 28.6% había tenido relaciones sexuales antes del matrimonio en 1970. Esta tasa más que se duplicó hasta alcanzar el 61.4% en 1990 [19] y aumentó más todavía hasta alcanzar el 80% en el año 2000 [20].

Embarazos y nacimientos fuera del matrimonio, y abortos. El resultado inevitable del aumento de las relaciones sexuales fuera del matrimonio junto con los “embarazos no deseados” es un aumento de los nacimientos fuera del matrimonio y de los abortos. Este principio es tan obvio que los “planificadores familiares” se dieron cuenta de ello a comienzos de los 1970.

El Profesor Kingsely Davis, de la Comisión de EEUU para el Crecimiento Demográfico y el Futuro de EEUU, declaró que “La creencia actual de que la ilegitimidad será reducida si a las adolescentes se les proporcionan anticonceptivos eficaces es una extensión de la misma manera de pensar que creó el problema en primer lugar. Refleja la falta de voluntad de enfrentar problemas de control y disciplina sociales, mientras que al mismo tiempo se confía en que un medio tecnológico va a librar a la sociedad de sus dificultades. Lo irónico de todo esto es que el aumento de la ilegitimidad tuvo lugar precisamente mientras el uso de anticonceptivos se estaba difundiendo cada vez más, no menos, al mismo tiempo que adquiría un aura de respetabilidad” [21].

La tasa de nacimientos ilegítimos en adolescentes se mantuvo entre el 5 y el 7% durante décadas hasta los 1960. Entre 1960 y 1970, esta tasa se duplicó cuando la píldora trajo la “revolución sexual”. Después de 1970, este mismo índice explotó con la introducción de los programas de “educación” sexual “integral” y las “clínicas” de “salud” en las escuelas públicas.

En 1970 la tasa general de ilegitimidad en todos los menores de edad de EEUU fue del 5%. Este índice ha aumentado más del 700% hasta alcanzar la cifra de 40.7% en 2008 [22].

Este fenómeno no es solamente un problema moral o religioso, es un problema profundamente práctico. Los trabajadores sociales saben que los niños que nacen en familias monoparentales tienen probabilidades mucho más elevadas de sufrir maltratos o de convertirse en agresores de sus propios familiares, de no lograr completar su educación básica, de estar desempleados o sub-empleados, de tener ellos mismos hijos ilegítimos y de involucrarse en actividades criminales.

Degradación del matrimonio y la familia. En 1965, antes de que la píldora se hiciera ampliamente disponible, aproximadamente el 15% de todas las parejas cohabitaban antes de casarse. La principal razón de ese bajo índice era muy simple: Vivir juntos implicaba tener más relaciones sexuales y el tener más relaciones sexuales implicaba una probabilidad más elevada de tener un embarazo en una nación donde el aborto todavía (gracias a Dios) era ilegal.

Pero hoy en día, muchas mujeres solteras están usando la píldora y el aborto legal está ampliamente disponible en caso de que la píldora falle en impedir un embarazo. Estas mujeres y sus irresponsables novios sienten que no tienen razón alguna para abstenerse de relaciones sexuales o de incluso cohabitar antes de casarse.

Como resultado de ello, actualmente casi la mitad de todas las parejas en EEUU cohabitan antes de casarse [23]. Ello a su vez causa una serie de problemas porque más del 75% de todas las parejas que cohabitan antes de casarse eventualmente se divorcian [24]. La píldora también ha contribuido a la explosión general de la tasa de divorcio en EEUU, la cual era alrededor del 18% en 1965, pero hoy en día es aproximadamente del 50% [25].

Como era de esperar, los inocentes niños de parejas divorciadas o separadas son siempre los que más sufren. Pero las feministas del “género” y los sexólogos simplemente los pasan por alto como una especie de “daño colateral”, las víctimas inevitables de la “revolución sexual” y de la guerra contra la procreación.

Implicaciones para los provida y conclusión

Millones de mujeres en EEUU y en todo el mundo toman la píldora anticonceptiva. Muchas mujeres que nunca considerarían abortar quirúrgicamente consumen píldoras de dosis bajas. Estas píldoras causan que estas mujeres aborten, como promedio, uno o dos nuevos hijitos suyos por año. Un número considerable de mujeres que se consideran provida usan estas píldoras. Y en muchos casos los más culpables son los esposos, quienes las presionan para que las tomen o no les importa. Usualmente se trata de mujeres y hombres que no saben nada acerca del mecanismo abortivo de estos fármacos, que piensan que su estilo de vida exige que usen la píldora o que no establecen la conexión entre la anticoncepción y el aborto.

Los proaborto se aprovechan frecuentemente de esta situación. Por ejemplo, Nancy Pelosi, miembro prominente de la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU, y quien se considera “católica”, ha afirmado que “el 98% de las mujeres católicas usan anticonceptivos para determinar el tamaño de sus familias y el momento de tenerlas” [26]. Pero la realidad es que el 83% de las mujeres católicas usa otras formas de anticoncepción, el 32% se ha hecho esterilizar y el 31% toma la píldora [27]. [De todas maneras, esta situación es una catástrofe moral para la Iglesia Católica en EEUU (y en el mundo) y dice mucho acerca de la falta de enseñanza sobre este tema por parte de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos practicantes o incluso involucrados en la Iglesia.]

Los investigadores calculan que la píldora causa directamente de 1.53 a 4.15 millones de abortos químicos al año en EEUU. Ello es hasta 4 veces más que el número anual de abortos quirúrgicos y “médicos” (fármacos netamente abortivos, como la RU 486). Calculamos que desde que la píldora se hizo ampliamente disponible en nuestro país en 1965, han tenido lugar aproximadamente 750 millones de “abortos silenciosos” [28].

Para poner esta situación en perspectiva, por cada aborto quirúrgico o mal llamado “médico” que es cometido en EEUU, una docena de “abortos silenciosos” tiene lugar.

Ello significa que las mujeres que se consideran provida y que están usando la píldora o algún otro método abortivo

[todos los anticonceptivos son gravemente inmorales, pero los abortivos lo son más todavía]

, están ellas mismas cometiendo abortos frecuentemente. [Y si sus esposos lo saben y lo permiten son igualmente culpables.] Estos abortos son “silenciosos” y ocultos a la vista, pero no dejan de ser abortos como lo son los horripilantes abortos de tercer trimestre. Hay muchos provida que están usando estas píldoras y que están involucrados en su promoción y distribución. Estas personas deben considerar si pueden, en buena conciencia, criticar a las mujeres cuyas acciones son diferentes a las suyas simplemente porque van  a un centro de abortos para que les maten a sus hijos o hijas por nacer, cuando ellas mismas lo están haciendo en el silencio de sus hogares.

Para concluir, debemos recordar que Pablo VI fue pública y ampliamente criticado y ridiculizado cuando decidió no seguir las recomendaciones anticoncepcionistas de la Comisión sobre el Control de la Natalidad del Vaticano, y, en vez de ello, escribió la Encíclica Humanae vitae en 1968. Debemos recordar que todas sus predicciones acerca de las consecuencias de la anticoncepción se han hecho realidad: (1) degradación general de la moralidad, (2) falta de respeto a la mujer, (3) abuso del Estado en imponer la anticoncepción y el aborto y (4) un falso sentido de que el ser humano tiene derecho a un dominio ilimitado sobre su propio cuerpo o el de otras personas, especialmente las indefensas [29]. Hoy en día, la mayoría de hombres y mujeres siguen considerando que la anticoncepción es “esencial” para sus estilos de vida y que lo que siempre ha sido enseñado por la Iglesia como pecado mortal ha “evolucionado” en la mente de la mayoría de los católicos como “algo de lo cual no pueden prescindir”.

La gran ironía de todo esto es que los que siguen toda la perenne doctrina de la Iglesia, especialmente en relación con la moralidad sexual, no solamente son más felices, sino que también tienen menos dificultades y complicaciones en su vida a largo plazo.

Así fue como Nuestro Señor lo planeó y de esa manera es que debemos vivir.

Notas:

[1]. See Chapter 21 of The Facts of Life, “Contraception,” for calculations and documentation.

[2]. Robert A. Hatcher, et. al.  Contraceptive Technology (20th Revised Edition) [New York:  Ardent Media, Inc.], 2011.  Table 26‑1, “Percentage of Women Experiencing an Unintended Pregnancy During the First Year of Typical Use and the First Year of Perfect Use of Contraception and the Percentage Continuing Use at the End of the First Year.  United States,” page 791.

[3]. For references and calculations, e-mail Brian Clowes at bclowes@hli.org and ask for Excel spreadsheet F-02-05.XLS, “Probability of Pregnancy over Time for Fertile Women Who Use Various Methods of Birth Regulation, Ranked by User Effectiveness Rates.”

[4]. Christopher Tietze, quoted in the National Abortion Rights Action League’s A Speaker’s and Debater’s Guidebook.  June 1978, page 24.

[5]. Christopher Tietze, quoted in the National Abortion Rights Action League’s A Speaker’s and Debater’s Guidebook.  June 1978, page 24.

[6]. Steven Ertelt.  “British Abortion Business Admits Birth Control Doesn’t Prevent Pregnancy.”  LifeNews.com, January 29, 2008.

[7]. Peter Baklinski.  “Two-Thirds of Women Seeking Abortions were Using Contraception:  Britain’s Largest Abortion Provider.”  LifeSite Daily News, February 5, 2014.

[8]. Ibid.

[9]. Thomas P. Monaghan, Co‑Chairman, Free Speech Advocates. “Unavoidably Unsafe.”  Fidelity Magazine, October 1987, pages 14 and 15.

[10]. For references and calculations, e-mail Brian Clowes at bclowes@hli.org and ask for Excel spreadsheet F-02-06.XLS, “Estimate of Annual Deaths Attributable to Use of the Birth Control Pill in the USA, 1960-2014.”

[11]. Dr. Meir J. Stampfer.  New England Journal of Medicine, November 24, 1988.  This study was based on an eight‑year follow-up of 119,061 female nurses, ranging in age from 30 to 55 in 1980.  7,074 were current pill users and 49,269 were previous users.  Overall, there were 380 heart attacks, 205 strokes, and 230 cardiovascular deaths among pill users.

[12]. UNDP/UNFPA/WHO/World Bank Special Program of Research, Development and Research Training in Human Reproduction (HRP).  “Carcinogenicity of Combined Hormonal Contraceptives and Combined Menopausal Treatment,” September 2005, page 1.

[13]. Chris Kahlenborn, M.D., Francesmary Modugno, Ph.D., MPH, Douglas M. Potter, Ph.D., and Walter B. Severs, Ph.D.  “Oral Contraceptive Use as a Risk Factor for Pre-Menopausal Breast Cancer:  A Meta-Analysis.”  Journal of the Mayo Clinic, October 2006, http://www.mayoclinicproceedings.org/article/S0025-6196(11)61152-X/fulltext and http://www.polycarp.org/statement_mayo_clinic_article.htm, November 5, 2014.

[14]. Centers for Disease Control and Prevention (CDCs), Division of Vital Statistics.  Casey E. Copen, Ph.D., Kimberly Daniels, Ph.D. and William D. Mosher, Ph.D. “First Premarital Cohabitation in the United States:  2006–2010 National Survey of Family Growth.”  National Health Statistics Reports, Number 64 [April 4, 2013], http://www.cdc.gov/ nchs/data/nhsr/nhsr064.pdf.

[15]. Dr. Robert Kirstner, Harvard Medical School, one of the original developers of the birth control pill.  Quoted in Barret L. Mosbacker.  Special Report:  Teenage Pregnancy and School‑Based Clinics [Washington, D.C.:  Family Research Council], 1986, and in ALL About Issues, June 1981, page 5

[emphasis in the original]

.

[16]. Dr. Min‑Chueh Chang, one of the inventors of the birth control pill.  Quoted by Charles E. Rice.  “Nature’s Intolerance of Abuse.”  ALL About Issues, August 1981, page 6.

[17]. Dr. Alan Guttmacher in a discussion at the Law, Morality and Abortion Symposium, held at Rutgers University Law School, March 27, 1968.  Rutgers Law Review, 1968(22):415‑443.

[18]. Eugene C. Sandburg, M.D. and Ralph I. Jacobs, M.D.  “Psychology of the Misuse and Rejection of Contraception.”  American Journal of Obstetrics and Gynecology, May 15, 1971, pages 227 to 237.

[19]. “The US Family Staggers into the Sexy Secular Future.”  Family Research Newsletter, January‑March 1991, page 1, Table 1, “Percentage of Women Aged 15‑19 Who Reported Having Had Premarital Sexual Intercourse, By Race and Age ― United States, 1970‑1988.”  Numbers from 1988 to 1992 are linearly extrapolated using 1985‑1988 rates.

[20]. United Nations Children’s Fund (UNICEF).  “A League Table of Teenage Births in Rich Nations.”  July 2001, page 2.

[21]. Professor Kingsley Davis.  “The American Family, Relation to Demographic Change.”  Research Reports, United States Commission on Population Growth and the American Future.  Volume I, Demographic and Social Aspects of Population Growth, edited by Robert Parke, Jr., and Charles F. Westoff [Washington, D.C.:  United States Government Printing Office], 1972, page 253.

[22]. United States Department of Commerce, Bureau of the Census.  Reference Data Book and Guide to Sources, Statistical Abstract of the United States [Washington, DC:  United States Government Printing Office], 2012 (132nd Edition).  Table 78, “Live Births, Deaths, Marriages and Divorces:  1960 to 2008,” shows 4,248,000 total births for the year 2008, and Table 85, “Births to Unmarried Women by Race, Hispanic Origin, and Age of Mother:  1990 to 2008” shows 1,727,000 births to unmarried mothers in 2008, for a percentage rate of 40.7%.  The entire Statistical Abstract for the current year in PDF format is available on the Census Bureau Web site.

[23]. Centers for Disease Control and Prevention (CDCs), Division of Vital Statistics.  Casey E. Copen, Ph.D., Kimberly Daniels, Ph.D. and William D. Mosher, Ph.D..  “First Premarital Cohabitation in the United States:  2006–2010 National Survey of Family Growth.”  National Health Statistics Reports, Number 64 [April 4, 2013], http://www.cdc.gov/ nchs/data/nhsr/nhsr064.pdf.

[24]. In 1989, James Bumpass, James Sweet, and Andrew Cherlin of the University of Wisconsin completed a long‑term study to determine the effect of prenuptial cohabitation on marriage.  Described in Dale Vree.  “Hey, it Sounds Plausible.”  National Catholic Register, May 7, 1989, page 5.

[25]. United States Department of Commerce, Bureau of the Census.  Reference Data Book and Guide to Sources, Statistical Abstract of the United States [Washington, DC:  United States Government Printing Office], 2010 (130th Edition).  Table 78, “Live Births, Deaths, Marriages and Divorces:  1960 to 2007.”  The entire Statistical Abstract for the current year in PDF format is available on the Census Bureau Web site.

[26]. House Minority Leader Nancy Pelosi (D-Calif.), February 16, 2012.  Glenn Kessler.  “The Claim that 98 Percent of Catholic Women Use Contraception:  A Media Foul.”  The Washington Post, February 17, 2012, http://www.washingtonpost.com/blogs/fact-checker/post/the-claim-that-98-percent-of-catholic-women-use-contraception-a-media-foul/2012/02/16/gIQAkPeqIR_blog.html.

[27]. Rachel K. Jones and J. Dreweke.  “Countering Conventional Wisdom:  New Evidence on Religion and Contraceptive Use.”  Guttmacher Institute, 2011, and unpublished tabulations of the 2006–2008 National Survey of Family Growth.  http://www.guttmacher.org/media/resources/Religion-FP-tables.html.

[28]. For references and calculations, e-mail Brian Clowes at bclowes@hli.org and ask for Excel spreadsheet F-02-A.XLS, “Birth Control Methods Used by United States Women, and Overall Estimated Number of “Silent Abortions,” 1965-2013.”

[29]. For a short but excellent summary and exposition on the four prophecies of Pope Paul VI in Humanae Vitae, see Janet Smith.  “Pope Paul VI as Prophet:  Have Humanae Vitae’s Bold Predictions Come True?” at http://www3.nd.edu/~afreddos/courses/264/ popepaul.htm.

__________________________________