La doctrina de 2000 años de la Iglesia Católica acerca del grave problema de la anticoncepción se encuentra reiterada en los tiempos modernos en la Encíclica Humanae vitae, del Papa Pablo VI, que fue publicada el 25 de julio de 1968.

En el tema “Iglesia Católica” expondremos con más amplitud esta doctrina. Aquí sólo queremos presentar las predicciones que el Santo Padre vaticinó si esta enseñanza era rechazada. Lamentablemente ello ha ocurrido y se ha cumplido al pie de la letra lo que el Papa, en aquel entonces, alertó que sucedería. En  el número 17 de este documento, Pablo VI predijo las siguientes cuatro consecuencias negativas de la práctica anticonceptiva y de la mentalidad que ésta produce:

1) Degradación general de la moralidad sexual, divorcio e infidelidad conyugal

Una vez que se separa la sexualidad de la procreación es muy difícil convencerse de que las relaciones sexuales son sólo para el matrimonio entre un hombre y una mujer [1].

En cuanto a la degradación general de la moralidad sexual, es decir, un aumento de la promiscuidad, sobre todo en los jóvenes, referimos al tema “Educación sexual”.

En cuanto al divorcio, desde que la píldora anticonceptiva fue introducida en el mercado estadounidense en la década de los 60, las tasas de separaciones y divorcios han aumentado considerablemente. Según varios estudios, la gente que se abstiene de relaciones sexuales antes del matrimonio y permanece fiel y abierta a la vida una vez casada, tiene una tasa de divorcio del 3 al 6%. Pero las personas que se involucran en relaciones sexuales antes de casarse y luego usan anticonceptivos una vez casados tienen una tasa de divorcio de más del 50% [2].

El otro resultado inmoral de la difusión a gran escala de la anticoncepción es el aborto. El 67% de las mujeres que se ha hecho practicar un aborto en EEUU, estaba usando algún tipo de anticonceptivo, usualmente el condón o la píldora, durante el mes en que quedó embarazada [3]. En general, la mentalidad anticonceptiva fomenta la mentalidad abortista. No estamos diciendo que todas las mujeres, que todos los matrimonios o que todas las parejas que cohabitan van a optar por el aborto una vez que les falle el anticonceptivo. Estamos hablando de un patrón general. En este aspecto, la enseñanza de San Juan Pablo II es muy esclarecedora. Recomendamos mucho su lectura y reflexión [4].

Además, los anticonceptivos que más se usan hoy en día, como la píldora, son abortivos, al menos parte del tiempo. El número de abortos en EEUU provocados por anticonceptivos abortivos es mucho mayor que el número de abortos provocados quirúrgicamente o por medio de fármacos 100% abortivos en su diseño (como la píldora RU 486, actualmente llamada Mifeprex o Mifepristona, el ELLA o el Misoprostol). El número de abortos anuales por métodos “convencionales” (quirúrgicos o farmacológicos) es de 1.1 millones; mientras que el de anticonceptivos abortivos es de 5 a 6 millones (estas últimas cifras siendo, por cierto, bastante conservadoras) [5].

2) El hombre perderá el respeto a la mujer

Las palabras exactas del Papa Pablo VI fueron las siguientes: “Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoísta y no como a compañera, respetada y amada” [6].

La práctica anticonceptiva produce una mentalidad egoísta, por medio de la cual los hombres pueden llegar a considerar a sus propias esposas como objetos de placer sexual, en vez de personas que deben ser amadas por sí mismas.

Además, los anticonceptivos más usados, como las píldoras, tienen efectos nocivos para la salud femenina. Este asunto lo abordamos en el subtema “Daños de los anticonceptivos”.

3) El control demográfico impuesto por el Estado

Volvamos a citar las palabras del Papa Pablo VI: “Reflexiónese también sobre el arma peligrosa que de este modo se llegaría a poner en las manos de Autoridades Públicas despreocupadas de las exigencias morales. ¿Quién podría reprochar a un Gobierno el aplicar a la solución de los problemas de la colectividad lo que hubiera sido reconocido lícito a los cónyuges para la solución de un problema familiar? ¿Quién impediría a los Gobernantes favorecer y hasta imponer a sus pueblos, si lo consideraran necesario, el método anticonceptivo que ellos juzgaren más eficaz?” [7].

El  Santo Padre acertó en su predicción. La esterilización femenina, por ejemplo, es el arma “ideal” de los promotores del control demográfico y de la eugenesia (la perversa ideología de una “raza superior”), porque, como ellos mismos dicen, es permanente y “eficaz”. En EEUU, los promotores de la eugenesia esterilizaron forzosamente a más de 36 mil personas entre 1907 y 1941. También ha habido programas de esterilización forzosa en Honduras, Brasil, México, Perú y República Dominicana [8].

El caso más horrible del imperialismo anticonceptivo es el de la China. A partir de la década de los 80 y con el apoyo de la ONU, el gobierno chino le ha impuesto a su propio pueblo la infame política de un solo hijo por familia, la cual ha llevado a la práctica de esterilizaciones y abortos forzosos y, a veces, al infanticidio, sobre todo de niñas [9].

4) El ser humano creerá falsamente que tiene derecho a un dominio ilimitado sobre su cuerpo

Citemos de nuevo a Pablo VI: “Por tanto, sino se quiere exponer al arbitrio de los hombres la misión de engendrar la vida, se deben reconocer necesariamente unos límites infranqueables a la posibilidad de dominio del hombre sobre su propio cuerpo y sus funciones; límites que a ningún hombre, privado o revestido de autoridad, es lícito quebrantar” [10].

El ejemplo más paradigmático de esta voluntad de dominio absoluto sobre el cuerpo de uno mismo o de los demás son el aborto, la manipulación de embriones humanos, la eutanasia y el suicidio. En los casos del aborto y del suicidio asistido se utiliza el “argumento” de “tengo derecho a hacer lo que quiera con mi cuerpo”.

Esta mentalidad de creer que se tiene derecho a un dominio absoluto sobre el cuerpo es totalmente ajena a la concepción cristiana de la persona humana. Se opone a la sumisión que libremente le debemos a nuestro Padre Amoroso del Cielo [11].

Notas:

[1]. Cf. Comisión Episcopal Española para la Doctrina de la Fe, Un encíclica profética: la Humanae vitae. Reflexiones doctrinales y pastorales, 20 de noviembre de 1992, págs. 3, no 10. Disponible en formato digital en “Documentos de la Conferencia Episcopal Española (www.conferenciaespiscopal.es).

[2]. Cf. Brian Clowes,  A Pro-Life Pastoral Handbook, Human Life International, Front Royal, Virginia, EEUU, 2010, pág. 14.

[3]. Cf. Ibíd., págs. 12 y 28.

[4]. San Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, 1995, no. 13.

[5]. Cf. “Estadísticas de abortos provocados por anticonceptivos”, Vida Humana Internacional, http://vidahumana.org/anticoncepcion/item/1039-estad%C3%ADsticas-de-abortos-provocados-por-los-anticonceptivos.

[6]. Humanae vitae, no. 17.

[7]. Ibíd.

[8]. Cf. Clowes, The Facts of Life, CD, 2014, Steril.PPT, diapositivas 22 y 25.

[9]. Cf. Ibíd., Facts-04.DOC, págs. 4-1 a 4-48.

[10]. Humanae vitae, no. 17.

[11]. Véase, por ejemplo, 1 Corintios 6:19.

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