Brian Clowes, PhD

Director de Investigación y Capacitación

Human Life International

23 de agosto de 2018

¿Se ha detenido usted alguna vez para echar gasolina al tanque de su auto y ha visto llegar un camión de 18 ruedas lleno de este combustible para llenar los tanques de la estación? Esos camiones son enormes, miden de largo la cuarta parte de un campo de fútbol y cada uno carga suficiente gasolina como para llenar una piscina entera en el patio trasero de una casa.

Cada año, millones de mujeres en EEUU toman una cantidad suficiente de potentes hormonas (3,375 galones) como para llenar uno de esos camiones de gasolina, hormonas que se encuentran en anticonceptivos abortivos [1]. Ahora imagine una línea de esos camiones aparcados uno tras el otro, sin espacio de por medio, por poco más de un kilómetro. Si todos estuvieran llenos hasta el tope, esa cantidad de combustible sería equivalente a la cantidad de potentes hormonas que componen los anticonceptivos que millones de mujeres han tomado desde 1960 hasta el presente solo en EEUU.

Los graves efectos colaterales que la píldora anticonceptiva, el parche, los inyectables, los implantes y los dispositivos intrauterinos (DIU) untados de hormonas han infligido a millones de mujeres a menudo han sido notados. Pero estos efectos se extienden mucho más allá de los límites de los organismos de las mujeres. Los ambientalistas nos dicen que nuestro ecosistema depende de un equilibrio extremadamente delicado entre un gran número de factores, y que aún las actividades más insignificantes del hombre son suficientes para tener un gran impacto en el mismo. Sin embargo, esos mismos ambientalistas mantienen un completo silencio en torno a los efectos ecológicos de algunas de las sustancias químicas más potentes de la tierra.

En 2002, la Agencia para el Medio Ambiente del Reino Unido declaró: “Se ha demostrado que los esteroides estrogénicos – hormonas naturales y sintéticas en las tuberías de desagüe – son más potentes que lo que se pensaba anteriormente: los efectos del esteroide sintético 17a etinilestradiol en los peces han tenido concentraciones por debajo de un nano gramo por litro” [2]. En otras palabras, un sola gota de uno de estos esteroides contamina 220,000 galones de agua lo suficientemente grave como para causar significativos problemas de salud en los peces [3]. Esto equivale a tres gotas, en una piscina olímpica, de 600,000 galones o de 88,000 pies cúbicos de agua. Un solo dedal de estas sustancias tendría impactos de gran alcance en los peces que habitan en un lago de unos 270 metros de diámetro. Ello ocurre porque las píldoras anticonceptivas que son excretadas son contaminantes, igual que el DDT o el PCB. Gord Miller, el concejal para el medio ambiente de Ontario, Canadá, expresó: “Si usted estuviera diseñando el contaminante perfecto, probablemente se parecería a una píldora anticonceptiva” [4].

Los estrógenos que son excretados en el medio ambiente son clasificados como sustancias endocrinas que causan interrupciones (EDCs, por sus siglas en inglés), porque interfieren con los sistemas endocrinos de animales y seres humanos. Otras EDCs, que también afectan el medio ambiente, como los escapes de los vehículos, las pinturas, los plásticos y los pegantes, pueden ser apropiadamente desechadas en las plantas que tratan aguas residuales, pero las EDCs de estrógenos no, y por ello constituyen una amenaza mayor [5].

Las principales agencias del medio ambiente de EEUU, Canadá e Inglaterra han descubierto que el exponerse a hormonas de anticonceptivos que no han metabolizado ha causado la feminización de los peces machos, postergado su reproducción y dañado los hígados de los peces de ambos sexos [6]. Los estudios han arrojado que las peces hembras superan en número a los machos en los arroyos en proporción de 10 a 1 en aquellas áreas donde hay una elevada tasa de uso de píldoras anticonceptivas. El biólogo John Wooding dijo acerca de este hallazgo: “Es lo primero que he visto como científico que me haya causado temor” [7]. Un estudio en Nueva Brusnwick, realizado por el Instituto Canadiense de los Ríos,  encontró que se habían exterminado especies enteras de peces en un lago grande debido a que todos los peces machos se habían feminizado. Una líder de este estudio, la Dra. Karen Kidd dijo: “Lo que hemos demostrado es que el estrógeno puede eliminar poblaciones enteras de peces pequeños – una fuente clave de alimentación para los peces más grandes, cuya supervivencia puede a su vez verse amenazada a largo plazo” [8].

Estos impactos tan negativos no se limitan a los peces, también ocurren en los mamíferos. Un estudio realizado por la Universidad de Aberdeen, en Escocia, arrojó que las ovejas que se alimentaban de la hierba que había sido fertilizada con lodo de aguas residuales tenían una tasa elevada de anormalidades en testículos, ovarios, úteros, cerebros, tiroides y glándulas suprarrenales. El estudio atribuyó estos problemas a los altos niveles de hormonas artificiales que se encontraron en las píldoras anticonceptivas que no pudieron ser retirados de los procesos para tratar aguas residuales [9].

Se ha sospechado de estos impactos en el medio ambiente durante más de dos décadas. Sin embargo, los ambientalistas permanecen en completo silencio al respecto. Si hay la más leve posibilidad teórica de que los huevos de los pájaros puedan sufrir daños a causa de los pesticidas, su clamorosa protesta sería inmediata y contundente (recordemos la protesta contra el DDT). Pero dejemos que las principales agencias del medio ambiente de varias naciones documenten de manera definitiva el vínculo entre las píldoras anticonceptivas y el daño ecológico, y todo lo que vamos a “escuchar” de los grupos liberales es… silencio.

Ello ocurre porque la izquierda sostiene que los “derechos reproductivos” (aborto, anticoncepción y esterilización) están por encima de cualquier otra consideración – el derecho a la vida, la libertad de expresión y aún el medio ambiente. Como dijo Betty Ball, del Centro para la Justicia y la Paz de Rocky Mountain, en EEUU, que pedirle a la gente que parara de contaminar el agua con hormonas “es meterse en la alcoba”. “No voy a meterme en eso”, dijo ella, “porque eso es meterse en la vida personal de la gente, la crianza de los hijos, la vida sexual y las opciones personales” [10]. Y Curt Cunningham, jefe de los temas que tienen que ver con la calidad del agua de la Sucursal de Rocky Mountain del Sierra Club International, dijo que la gente “no aceptaría con amabilidad” la sugerencia de prohibir o restringir los anticonceptivos hormonales. Y añadió: “Para mucha gente se trata de una necesidad económica. También es un tema de libertad personal” [11].

En otras palabras, los activistas de izquierda consideran que sus píldoras anticonceptivas, sus píldoras “del día siguiente” y sus píldoras abortivas son tan importantes que aún el medio ambiente debe tomar un segundo lugar ante la “libertad sexual”. Esa es la naturaleza egocéntrica e hipócrita de la “cultura” de la muerte. Los intentos de la escritora provida Jill Stanek de sonar la alarma ambiental han sido recibidos con silencio, negación y acusaciones de hipocresía. La izquierda utiliza las frecuentes tácticas de suprimir la postura contraria con tanto vigor, que cualquiera que se atreva a hablar de dicha postura será estigmatizado tan cruelmente, que la gente aprenderá que es inaceptable presentar el tema aún en compañía de personas liberales pero que tienen una actitud de cortesía. Otro tema que, según los izquierdistas, tenemos que imperiosamente evitar, tal parece, es el espectáculo de los alarmistas del calentamiento global que viajan por todo el mundo en sus aviones privados.

También debemos mencionar a los ambientalistas extremistas que protestan contra la compañía de alimentos Birkenstock por los alimentos modificados genéticamente y por los aditivos hormonales de las carnes, pero que al mismo tiempo, todos los días, toman píldoras anticonceptivas o las aprueban.

Aunque la presencia en el agua de hormonas anticonceptivas no es tan peligrosa para los seres humanos como lo es para los peces, debemos observar que el tratamiento de aguas residuales no puede retirar de ellas estas hormonas y esas aguas son las que tomamos [12]. Varios estudios en EEUU, el Reino Unido, Nueva Zelanda y Canadá han arrojado que el desarrollo mamario en las jovencitas se ha acelerado rápidamente desde la década de los 60, probablemente debido a los estrógenos en el agua potable [13]. Actualmente, las niñas están desarrollando senos tan temprano como los seis o los siete años de edad. Sin embargo, los portavoces de las sociedades de medicina, la mayor parte del tiempo, guardan silencio. Marcia Herman-Giddens, profesora auxiliar de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Norte, EEUU, dijo: “Temo que los grupos de medicina podrían tomar estos datos y decir ‘Esto es normal. No tenemos que preocuparnos por ello’. Pero yo siento que esto no es normal. Se trata de una respuesta a un medio ambiente anormal” [14].

La Dra. Michelle Bellingham, de la Universidad de Glasgow, Escocia, está entre un creciente número de científicos que creen que la fertilidad masculina está disminuyendo debido a los estrógenos en nuestros suministros acuáticos. Ello, a su vez, ha causado que aumente el uso de la fecundación in vitro y otras tecnologías antivida de reproducción asistida [15]. Otro estudio, realizado por el Centro para la Oncología Ambiental de la Universidad de Pittsburgh, en EEUU, arrojó que las sustancias químicas que fueron extraídas al azar de muestras de peces de los ríos de Allegheny, Monongahela y Ohio, todos en EEUU, causó el crecimiento de células cancerosas mamarias sensibles al estrógeno cultivadas en laboratorio, once de las cuales “produjeron un crecimiento de cáncer muy agresivo” [16]. Un estudio británico arrojó que la tasa de cáncer de la próstata en hombres es más alta en aquellas áreas donde el uso de anticonceptivos orales es el más elevado [17]. Algunos de esos estudios han sido realizados en una amplia gama de distintos lugares y con distintos objetivos. Aunque, en su conjunto, estos estudios todavía no son conclusivos, sus resultados deberían preocupar a los científicos y sociólogos concienzudos.

Los científicos de la Universidad de Aberdeen, que realizaron el estudio en ovejas, que ya hemos mencionado, alertaron sombríamente que “Si no hacemos nada, los interruptores endocrinos pueden no solamente impactar la salud humana, sino también todos los ecosistemas, incluyendo aquellos de los que dependemos – si comprometemos la productividad y las sustentabilidad de nuestros sistemas agrícolas o causamos desequilibrios en los ecosistemas marinos y de aguas frescas, en última instancia, amenazamos nuestra propia supervivencia” [18].

Prácticamente, todos los grupos ambientalistas y los miembros de la farándula están involucrados en la causa del calentamiento global. Sería irónico que el fin de la raza humana fuese causado por la píldora anticonceptiva. “Los peces son realmente centinelas, así como los canarios en las minas de carbón hace 100 años”, dice Conrad Voz, co-director de asesoramiento de exposición del Centro para la Ecología Ambiental del Instituto para el Cáncer de la Universidad de Pittsburgh. “Necesitamos prestar atención a las sustancias químicas que son de naturaleza estrogénica, porque se encuentran de vuelta en el agua que todos usamos” [19].

Los liberales siempre empujan para que se establezcan todo tipo de compensaciones por los daños causados al medio ambiente, las más conocidas son las que tienen que ver con los efectos del carbono. Quizás si se estableciera un alto impuesto por el uso de píldoras anticonceptivas (cuyo uso es de todas maneras gravemente pecaminoso), la gente comenzaría a despertar. Pero no apueste nada a favor de que los liberales lo acepten.

Notas:

[1] ProQuest LLC.  The National Data Book:  Statistical Abstract of the United States, 2015 [3rd Edition].  Bethesda, Maryland, 2014.  Table 108, “Current Contraceptive Use by Women by Age, Race, and Hispanic Origin:  2006 to 2010.”  Según esta fuente, 10,560,000 mujeres en EEUU toman la píldora anticonceptiva. Si suponemos que la píldora que se usa con más frecuencia en EEUU (Yaz) tiene una cantidad promedio de 3 miligramos de drospirenona y 0.02 miligramos de etinilestradiol en cada una de las 24 tabletas anticonceptivas que estas mujeres toman al mes, esto significa que en 13 ciclos al año, cada mujer ingiere 942 miligramos de hormonas al año y la totalidad de estas mujeres ingiere 9,950 kilogramos de hormonas al año. El implante Nexplanon contiene 68 miligramos de etonogestrel.  556,000 mujeres lo usan actualmente en EEUU, el cual dura 3 años. Esto significa que estas mujeres tienen un promedio de 13 kilogramos de hormonas implantadas en sus organismos cada año. 1,420,000 mujeres en EEUU han recibido el inyectable Depo-Provera. Cada inyección contiene 400 miligramos de acetato de medroxiprogesterona, la cual dura tres meses. Esto significa que estas mujeres reciben un total de 2,270 kilogramos de hormonas cada año. 803,000 mujeres en EEUUU usan el abortivo Nuva Ring, el cual suelta  0.12 miligramos de etonogestrel cada año. Esto equivale a un total de 35 kilogramos de hormonas cada año.  2,161,000 mujeres en EEUU usan el dispositivo intrauterino (DIU). Si la mitad de estas mujeres usa el DIU Mirena y el DIU Skyla, que contienen hormonas en igual cantidad cada uno, todas estas mujeres absorberán un promedio de  8 kilogramos cada año. Por consiguiente, el número total de hormonas que cada año reciben las mujeres en EEUU por concepto de todos estos métodos abortivos de control de la natalidad sería de 12,176 kilogramos o el equivalente a 13.5 toneladas.

[2] “Contraceptive Pill Confirmed as Pollutant, Says UK Environment Agency.”  LifeSite Daily News, April 11, 2002.

[3] “Pill-Popping Society Fouling Our Water, Official Says.”  CBC News, March 27, 2006; E. Vulliet, C. Cren-Olive and M.F. Grenier-Loustalot.  “Occurrence of Pharmaceuticals and Hormones in Drinking Water Treated from Surface Waters.”  Environmental Chemistry Letters, September 2011, pages 103 to 114.  Un galón contiene alrededor de 15,040 gotas de agua [http://www.answers.com/Q/How_many_drops_of_water_are_in_a_gallon].  Una piscina olímpica contiene 660,000 galones de agua.

[4] “Pill-Popping Society Fouling Our Water, Official Says.”  CBC News, March 27, 2006.

[5] Thaddeus Baklinski.  “Scientists:  Harmful Hormones from Birth Control Pill Can’t be Filtered out in Sewage Treatment.”  LifeSite Daily News, September 12, 2012.

[6] “Pill-Popping Society Fouling Our Water, Official Says.”  CBC News, March 27, 2006.

[7] “Birth-Control Pills Poison Everyone?:  Environmentalists Silent on Threat from Water Tainted with Estrogen.”  WorldNetDaily, July 12, 2007.

[8] Hilary White.  “Study Confirms Estrogen in Water from the Pill Devastating to Fish

Populations.”  LifeSite Daily News, February 18, 2008.

[9] Thaddeus Baklinski.  “Scientists:  Harmful Hormones from Birth Control Pill Can’t be Filtered out in Sewage Treatment.”  LifeSite Daily News, September 12, 2012.

[10] “Birth-Control Pills Poison Everyone?:  Environmentalists Silent on Threat from Water Tainted with Estrogen.”  WorldNetDaily, July 12, 2007.

[11] Hilary White.  “Hormonal Contraceptives Pollute Drinking Water ― Environmentalists Turn a Blind Eye.”  LifeSite Daily News, July 11, 2007.

[12] “Pill-Popping Society Fouling Our Water, Official Says.”  CBC News, March 27, 2006.

[13] Hilary White.  “Study Confirms Estrogen in Water from the Pill Devastating to Fish Populations.”  LifeSite Daily News, February 18, 2008.

[14] Hilary White.  “Study Confirms Estrogen in Water from the Pill Devastating to Fish Populations.”  LifeSite Daily News, February 18, 2008.

[15] Thaddeus Baklinski.  “Scientists:  Harmful Hormones from Birth Control Pill Can’t be Filtered out in Sewage Treatment.”  LifeSite Daily News, September 12, 2012.

[16] Hilary White.  “Hormonal Contraceptives Pollute Drinking Water ― Environmentalists Turn a Blind Eye.”  LifeSite Daily News, July 11, 2007.

[17] D. Margel and N.E. Fleshner.  “Oral Contraceptive Use is Associated with Prostate Cancer:  An Ecological Study.”  British Medical Journal, November 2011.

[18] Thaddeus Baklinski.  “Scientists:  Harmful Hormones from Birth Control Pill Can’t be Filtered out in Sewage Treatment.”  LifeSite Daily News, September 12, 2012.

[19] David Biello.  “Bringing Cancer to the Dinner Table: Breast Cancer Cells Grow Under Influence of Fish Flesh.”  Scientific American, April 17, 2007.

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