Los principales campos de la labor provida son:

 

  • La formación y la información.
  • El apostolado y el servicio.
  • La acción legislativa y jurídica.
  • La oración, la vida espiritual y la fraternidad cristiana.

 

Es evidente que todos estos campos están relacionados entre sí. A veces es inevitable que dos o más campos se entrelacen, sin poder demarcarlos claramente. Por ejemplo, una alerta acerca de un proyecto de ley antivida es un acto educativo, pero al mismo tiempo cae bajo el campo de acción legislativa. Ello no tiene mucha importancia. Sin embargo, el señalar los distintos campos de acción provida nos ayuda a organizar la labor y a ubicar a las personas en cada uno de los campos según sus talentos.

 

En realidad, el “campo” de la oración y la vida espiritual no es un campo de acción provida propiamente dicho. Aunque se puede afirmar, y con razón, que las vigilias de oración, ya sean dentro de un templo o frente a un centro de abortos, sí califican como un acto de militancia provida. Pero lo que queremos afirmar aquí es que la oración y la vida espiritual deben englobar al resto de los campos de acción provida. No nos debemos cansar de afirmar que, aunque insuficientes por sí solos, la oración y la vida espiritual son imprescindibles y lo más importante del apostolado provida. De lo contrario, este apostolado degeneraría en puro activismo estéril. Jesús dijo: “El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada” [1].

 

Nota:

[1]. Juan 15:5.

 

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