Élida Z. de Solórzano

Líder provida nicaragüense

28 de agosto de 2017

Diez años después de haber sido declarado ilegal el [mal llamado y criminal] aborto “terapéutico” (2006), Nicaragua ha experimentado una dramática disminución de las tasas de mortalidad materna. Esta disminución echa por la borda todas las falsas profecías de los activistas proaborto de que “miles de mujeres morirían a causa de la criminalización del aborto”.

El 30 de mayo (2017), el Ministerio de Salud (MINSA) dio a conocer el número de muertes maternas. En 2006, murieron 93 mujeres por cada 100,000 nacimientos. Esa cifra se redujo a 59 por cada 100,000 en 2011 y a 38 en 2016.

Nicaragua también logró exitosamente su meta del milenio, gracias a un modelo integral de salud para mujeres embarazadas que impulsó el gobierno. En 2011, Nicaragua también fue galardonada con el “Premio América” por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la ONU por reducir el número de muertes maternas. [Es triste saber que la OMS es un organismo rabiosamente proaborto, sin embargo, nos alegra que no le haya quedado más remedio que admitir la verdad – Nota del Editor.]

No fue sorpresa que la decisión de proteger la vida suscitó una enérgica protesta por parte de potencias internacionales abortistas, que inmediatamente amenazaron a Nicaragua con retirarle la ayuda económica. Muchos países donantes cerraron sus embajadas y sus agencias de cooperación extranjera en nuestro país. Consideraban que las leyes provida de Nicaragua eran un “paso atrás” para los “derechos de las mujeres”. Entre esos gobiernos [antivida] estaban los de Finlandia, Dinamarca, Suecia y Holanda.

A pesar de la estelar disminución de la mortalidad materna en Nicaragua, estos mal llamados defensores de los “derechos” de las mujeres no están contentos. Un [mal llamado] “Comité de Promoción” ha presentado y avanzado ante nuestro Congreso un proyecto de ley llamado “Ley especial de interrupción del embarazo por razones de salud”. Este comité tiene el apoyo de IPAS, un grupo internacional que fabrica y mercadea aparatos manuales de succión para cometer abortos.

El comité utiliza el [ridículo] slogan de “Las queremos vivas”. La iniciativa fue rechazada por el Congreso. Pero el comité y otros grupos abortistas han declarado que continuarán insistiendo hasta que sea aprobado.

Sin embargo, los nicaragüenses saben que las campañas proaborto reciben financiamiento sostenido y permanente de países y agencias internacionales poderosas. Estas agencias antivida influyen en gobiernos ricos para que establezcan políticas que, en vez de eliminar la pobreza por medio de la educación y la salud, eliminen a los pobres. No caigamos en esa trampa. No retrocedamos al pasado.    _________________________________________________