Rebecca Oas, Ph.D
Wendy Wright
NUEVA YORK, 19 de junio de 2015 (C-Fam) La Organización Mundial de la Salud (OMS) se metió en la guerra cultural esta semana y emitió un informe que dice a todos los países que eliminen las restricciones al aborto (incluso para adolescentes), que ofrezcan las cirugías de reasignación de sexo y supriman los límites penales a conductas como las relaciones sexuales extramatrimoniales, la prostitución y el comportamiento homosexual.
Las polémicas normas políticas de la OMS, como ser el asesoramiento sexual y la defensa del aborto barato y riesgoso, fueron expuestas anteriormente por Friday Fax. Sin embargo, este informe fue aclamado como «de gran importancia y muy esperado» por una agrupación de defensa de la transexualidad porque «contiene una sección específica sobre las personas intersexuales, así como otros grupos sociales estigmatizados que incluyen a las lesbianas y los homosexuales, y a las personas transgénero».
La OMS, que admitió que su falta de competencia exacerbó la epidemia reciente de ébola que cobró más de 11000 vidas, está gastando atención y recursos para promover los “derechos sexuales”. Este informe poco advertido surge cuando las personas se están recuperando de las noticias del activismo homosexual y transgénero, que incluyen el anuncio del atleta olímpico Bruce Jenner de que él es ella, y de que las escuelas permiten a los niños confundidos sobre su género utilizar el baño de niñas.
El informe hace un llamado a los gobiernos para que garanticen la «educación sexual integral» para los jóvenes a fin de impartir los «conocimientos, aptitudes y valores para tomar decisiones informadas y responsables sobre sus vidas sexuales». Estos «valores» son contrastados con los conceptos tradicionales de moralidad, que se caracterizan como negativos. La OMS también quiere que los gobiernos limiten el derecho de los proveedores de servicios médicos a negarse a practicar abortos, suministrar fármacos abortivos u ofrecer tecnologías de reproducción asistida.
La OMS acepta que «todos los sistemas jurídicos utilicen el derecho penal para disuadir, procesar judicialmente y castigar el comportamiento perjudicial y proteger a las personas del agravio». No obstante, no reconoce que «el comportamiento sexual de mutuo acuerdo entre personas competentes» pudiera ser dañino en sí, e incluso tiene altos niveles de asistencia médica disponible.
Las frases «salud sexual y reproductiva» y «derechos reproductivos» han aparecido en documentos de la ONU desde la conferencia de El Cairo sobre la población y el desarrollo, en 1994. Pero la formulación «derechos sexuales» (de la que la OMS, organismo de la ONU, se vale) ha sido rechazada reiteradas veces por los países, en gran parte debido a que se considera que abarca la “orientación sexual y la identidad de género” [homosexualismo encubierto], que estaría en conflicto con las leyes de muchos estados miembros de la ONU.
La OMS equipara la “salud sexual” con la libertad sexual irrestricta diciendo que «para que la salud sexual se alcance y mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y satisfechos».
Los autores a quienes se les atribuye el desarrollo general del informe de la OMS admiten en otro lugar que «en la actualidad no hay consenso político internacional sobre el término “derechos sexuales”». Atribuyen a la OMS junto con la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés) el haber generado la «comprensión de que los derechos sexuales se fundamentan en derechos humanos universales».
La OMS precisa su propia definición de «derechos sexuales» con el descargo de responsabilidad de que «no representa la postura oficial de la OMS y no debería usarse o citarse como tal». La IPPF se refiere a los «derechos sexuales» como un «conjunto de derechos en evolución» que «ya no pueden ser ignorados» e incluye el aborto y formas de expresión sexual prohibidas por ley en muchos países.
Muchos de los argumentos de la OMS sobre la legalización del aborto y el establecimiento de protecciones especiales para la “orientación sexual y la identidad de género” se basan en las opiniones de comités de supervisión de la ONU, que frecuentemente van más allá de los acuerdos de tratados.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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