Reflexión Navideña: Cuarta Parte: Los Santos Inocentes  (Mateo 2:13-18)

 

Adolfo J. Castañeda, MA, STL

Director de Educación

Vida Humana Internacional

 

13 Después que partieron ellos [los Reyes Magos], he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

 

16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías (31:15) cuando dijo:

 

18 Voz fue oída en Ramá,

Grande lamentación, lloro y gemido;

Raquel que llora a sus hijos,

Y no quiso ser consolada, porque perecieron.

 

El 28 de diciembre la Iglesia nos invita a recordar a los Santos Inocentes. La Iglesia llama así a los niños de dos años para abajo de Belén y sus alrededores que el cruel Herodes mandó matar con el objetivo de matar a Jesús. Herodes estaba aferrado al poder y temía que Jesús, a Quien los Reyes Magos llamaban “Rey de los Judíos”, le fuese a arrebatar su trono.

 

A pesar de que estos inocentes niños nunca conocieron a Jesús en esta vida, la Iglesia no deja de reconocerlos y venerarlos como mártires de Cristo, ya que murieron en su lugar. Por ello la Iglesia ha decretado la Fiesta de los Santos Inocentes para ser celebrada todos los 28 de diciembre (ver Catecismo de la Iglesia Católica, nos. 333 y 530).

 

Hoy en día mueren millones de niños y niñas inocentes que no han nacido todavía por medio del aborto y a manos de los “nuevos Herodes”, los médicos abortistas. Al decir esto no estamos condenando a nadie que de una forma u otra se haya involucrado en un aborto. Condenamos el aborto, pero no a las personas. A los que han caído en este grave pecado los invitamos a la reconciliación con Dios y a la sanación de sus heridas emocionales postaborto. Para los católicos es imprescindible el recurrir al Sacramento de la Confesión para recibir la infinita misericordia de Dios y Su perdón. La Iglesia también cuenta con ministerios de reconciliación postaborto, como el Proyecto Raquel, los Viñedos de Raquel y el Proyecto Guadalupe, entre otros.

 

Todos debemos orar y trabajar para que un día cese el aborto y no mueran más de esta manera millones de niños y niñas por nacer. Oremos también por los que cometen o promueven el aborto, para que el Señor convierta sus corazones. Oremos también por las mamás que han abortado, para que el Señor las convierta y sane las heridas de sus corazones. Esta oración también es extensiva a todos los hombres y mujeres que de una manera u otra han colaborado o facilitado con su silencio la comisión de un aborto.

 

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