Una de las tareas más importantes de un defensor de la vida es saber defender la postura provida y saber refutar los “argumentos” contra ella. Esta tarea se da no sólo a nivel formal, v.gr. un debate por televisión o por radio, sino también a nivel informal, v.gr. en las conversaciones con familiares y amigos. Comenzamos señalando algunas reglas sencillas para debatir con eficacia:

 

  • Conocer la misión central provida, que es defender la vida de toda persona desde la concepción hasta su muerte natural, sin importar su raza, estado de salud, posición económica, etc.

 

  • Conocer el tema. Aunque esto debería ser evidente, conviene enfatizarlo, porque debemos tomar en serio nuestra responsabilidad de prepararnos bien antes de debatir o hablar en público.

 

  • Conocer al oponente. Si es posible debemos indagar quién será nuestro oponente, v.gr. si pertenece a la IPPF, podemos usar ese conocimiento para denunciar la mentalidad racista y eugenista de una de sus fundadoras: Margaret Sanger.

 

  • Conocerse a uno mismo. Conocer los propios puntos fuertes y débiles, v.gr., si se tiene la tendencia a ponerse nervioso, buscar maneras de aprender a entrar en calma (la oración, el apoyo de los hermanos, etc.).

 

Algunos puntos prácticos en cuanto a los debates en los medios son:

 

  • Llegar temprano.
  • Llevar material de consulta (resumen en puntos básicos, no muchos papeles) o para mostrar (v.gr., foto de un bebito no nacido en desarrollo).
  • Empezar y terminar con una afirmación contundente, v.gr. “El aborto mata a un ser humano y daña profundamente a la mujer”.
  • Presentar una buena apariencia y hablar con serenidad, humildad y respeto (cf. 1 Pedro 3:15).
  • Orar con mucha confianza antes de ir al debate o entrevista (cf. Mateo 10:20).

 

_____________________________________