Wendy Wright cuenta sobre la gran disparidad existente entre las feministas occidentales y del norte, y las necesidades reales que enfrentan las mujeres en todo el mundo, incluso aquellas que los radicales yihadistas venden como esclavas sexuales.

Wendy Wright

NUEVA YORK, 18 de marzo de 2016 (C-Fam). En una de las salas de conferencias, mujeres que fueron rescatadas del Estado Islámico suplicaban ayuda a la comunidad internacional. En otra, las mujeres firmaban un juramento que exigía el fin de paneles compuestos exclusivamente por hombres en cualquier conferencia.

Tal es la disparidad de prioridades a la vista esta semana, durante la sesión anual de la Comisión de la ONU sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, por sus siglas en inglés), lo cual pone en evidencia la brecha entre el horror que viven miles de mujeres y niñas en oposición a las exigencias profesionales de feministas adineradas.

Más de seis mil personas vinieron a Nueva York para el sexagésimo período de sesiones de la CSW, conferencia anual de dos semanas en la ONU para promover la igualdad de la mujer. Pero las opiniones sobre lo que ella implica son tan diferentes como lo son los coloridos vestidos de las delegadas africanas comparados con  los trajes con pantalón de sus colegas europeas.

Las diferencias en la CSW ponen en evidencia abismos entre las feministas (y extraños aliados). Primero entre los temas divisivos se encuentra si la prostitución debería ser legal. ONU Mujeres, organismo fundado para representar a todas ellas, respalda la despenalización de la prostitución, postura que tiende estar representada por hombres y mujeres acomodadas.

La política francesa Laurence Rossignol, socialista mayormente conocida por promover el aborto, criticó severamente al lobby que favorece la prostitución en un panel con ex cautivas de ISIS. Es hipocresía, afirmó, intentar detener el tráfico de personas y legitimar la prostitución.

Una joven sobreviviente yazidí dijo que el Estado Islámico mató a los hombres de su familia y de su comunidad y luego vendió a las niñas de más de nueve años. Ella fue entregada a diez hombres por hora, a veces diariamente. No obstante, la comunidad internacional no ofreció ninguna solución para ayudar a las más de 3,400 mujeres y niñas que siguen cautivas y a las miles de personas bloqueadas en las fronteras.

«Recibimos mucha injusticia de estos grupos terroristas y la injusticia continúa por parte de la comunidad internacional con el silencio sobre este tema», afirmó.

Una refugiada siria contó de hombres que tomaban tres o cuatro niñas esposas y que luego las liberaban a la prostitución. En el Líbano, la compra de sexo está amparada por ley. La mayoría de los compradores de sexo son europeos.

En la semana en que estas sobrevivientes hablaron en la ONU, el sitio web de Amnistía Internacional proclamó: «GRAN AVANCE: reformas jurídicas clave en Noruega podrían cambiar las vidas de las personas trans». La propuesta de Noruega reduciría el límite de edad para que los niños puedan definir legalmente su género.

Entretanto, el director del Fondo de Población de la ONU celebraba la sesión de la CSW con un tuit que decía: «Todas las #niñas necesitan #servicios de salud reproductiva para ayudarles a evitar el #embarazo precoz y hacer una transición saludable a la adultez».

El mensaje de Babatunde Osotimehin se produjo en un momento delicado. Fue enviado a solo cuatro días de que The New York Times informó que ISIS  está usando la anticoncepción y el aborto, que entran dentro de los «servicios de salud reproductiva», para mantener esclavas sexuales disponibles para ser violadas.

Otro organismo de la ONU anunció que su participación en la promoción de la igualdad de “género” consiste en no concurrir más a paneles compuestos exclusivamente por hombres ni presentarlos. El Pacto Mundial de la ONU promueve prácticas empresariales responsables. Proyecta instar a sus 8,500 empresas miembro a que prometan que sus hombres rechazarán invitaciones a hablar y que propondrán a mujeres para tomar su lugar.

Las tácticas que se basan en cupos en vez de méritos a menudo llevan a que se estigmatice a las personas, sea o no que hayan sido elegidas por mérito, advierten los críticos.

Esto pone en duda la noción de igualdad de “género”. ¿Igual en número, en valor o en logros?

Y, de este modo, se profundiza la división entre las mujeres en la CSW.

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano.

Fuente: https://c-fam.org/friday_fax/reunion-onu-sobre-la-mujer-pone-en-evidencia-division/