En la página web del Proyecto Raquel http://esperanzaposaborto.org, encontramos varios testimonios. Reproducimos algunos de ellos a continuación (todos se encuentran en http://esperanzaposaborto.org/?page_id=18):

 “Todo lo que leí sobre el aborto antes de vivirlo decía que el 99.9% de las mujeres que se han realizado abortos no sufren de depresión ni se arrepienten después. De hecho, la información decía que probablemente sentiría alivio. ¿De dónde sacaron esa información? Nunca volveré a ser la misma. Pronto el alivio se pasó y sentí cada vez más odio a mí misma. Al principio fue una especie de alivio. Ahora me siento abrumada por el dolor y la tristeza. Salí de la operación como si nada en mi vida hubiera cambiado, pero cambió todo”.

  • “Veo un bebé y me pregunto por qué no pudo ser mío. Sufro cada vez que veo un niño. Finalmente puedo cargar a bebés de nuevo pero me desgarra el corazón. Quiero llorar cuando veo bebés. Solo deseo cargar [a Samantha] en mis brazos. Las embarazadas me dan envidia. Pienso en el bebé que podría haber tenido todos los días, pero se supone que debo seguir con mi vida. Incluso la palabra ‘embarazo’ me llena de un intenso dolor y no sé cómo escapar de esta cárcel de tristeza en la que estoy encerrada. Cada vez que veo un niño que tendría la misma edad que hubiera tenido la mía, me altero. Cada vez que veo a una embarazada siento envidia”.
  • “No pasa un día sin que piense en el hijo que perdí. Cuando despierto a la mañana sé que me he realizado un aborto. No le deseo este dolor a nadie. El fantasma de la felicidad perdida atormenta años y años incluso a la mujer más racional. Cuando decides no tener a tu bebé, comienzas a llevar dos vidas: una real que solo se parece a la que tuviste antes, y otra real solo en tu corazón, viendo cómo crece y te hace feliz tu bebé. Él fue real y fue nuestro hijo, y lo extraño. Siempre intento decirle buenas noches a [Michael] antes de ir a dormir. Le digo que lo amo. Sé que está conmigo dondequiera que vaya… Por lo general termino llorando antes de ir a dormir. Todavía lloro. No pasa un día sin que piense en el bebé, en cómo él o ella sería. No pasa un día sin que piense en mi hijito. … Cada noviembre cuando se acerca la que hubiera sido su fecha de parto me pongo muy triste. … Y aquí estoy, 12 años después, con tres hermosos hijos pero todavía sintiendo ese dolor en el corazón. … Es más, ahora me siento más culpable al ver qué buenos padres somos los dos. Me obligué a no pensar en lo que estaba haciendo, solo dejé a un lado el corazón e hice lo que había que hacer. Estaba devastada. . . . No pasa un día sin que piense en mi bebé. Me arrepiento tanto. Pienso en ti todos los días”.
  • “Me siento abandonada, increíblemente sola. Me toco el estómago y siento un vacío. Tengo un hueco enorme dentro de mí. Me siento vacía por dentro, la cáscara de una persona. Me siento vacía y sola… ahora me falta una parte de mí. Me siento desconectada de mi propio cuerpo y de mis propios sentimientos. Siento que dejé una parte de mi alma en la ‘clínica’ y me siento vacía por dentro. Me siento entumecida y muerta por dentro. Hay un lugar en mi corazón que solo tú puedes llenar. Es el espacio en que siempre serás mi hija. Quiero otro hijo… para llenar el vacío en mi vida. Me siento constantemente fuera de mí misma y de mi vida. No sé si alguna vez dejaré de sentir la tristeza que se ha convertido en una profunda pena dentro de mí, y me asusta imaginar que cargaré con este dolor toda la vida. … El aborto es un lugar oscuro. Un vacío enorme. La vida nunca será igual… Siempre habrá una página vacía en mi vida y me parte el corazón. Una parte de mí murió el día en que me la quitaron. Me siento muy entumecida la mayor parte del tiempo. Sentía un vacío enorme. Un vacío en el corazón. No hay manera alguna de llenar ese vacío. Entumecimiento, profundo sentimiento de pérdida, soledad…”
  • “Tengo pesadillas de un bebé que llora y no puedo encontrarlo…Cierro los ojos para dormir y me veo de nuevo en esa clínica… sobre la mesa de operaciones. Siento que muero por dentro. Tengo pesadillas de un hijo que no puedo encontrar”.
  • “Sentía que algo no andaba bien conmigo por sentirme tan afectada por mi aborto. No pude hablarlo con nadie por mucho tiempo y, cuando lo hice, todos estaban de acuerdo en que no hice nada malo. O me decían que el aborto era algo bueno. Todos parecían estar de acuerdo en que el aborto estaba perfectamente bien. Un mal necesario. Por lo que me refugié en lo que llamo el subterráneo emocional. La sociedad no permite hacer el duelo. Quiere a alguien que diga: ‘Soy mujer, lo elegí’. Desearía que alguien me hubiera advertido de que el aborto no es un hecho insignificante como todos dicen. … que me hubiera dicho adónde acudir para comprender mi dolor, que es normal, que no soy un ente raro. Mi amiga me dijo: ‘Lamento que te sientas mal pero era lo mejor. Supéralo’. Mi esposo no comprende, dice que no puede hablar de eso, que es mejor dejarlo atrás, pero yo no puedo dejarlo atrás. Para mí fue un hecho muy importante. Él no comprende por qué es importante. Intuyo que solo una madre puede hacerlo. Ni siquiera puedo hacer el duelo como corresponde. ¿Por quién se supone que llore? No tengo nada. No hay recuerdos que compartir porque soy la única que la conoció. Hago el duelo de mi hija completamente sola. Él pensaba que me haría un aborto y todo sería normal. Dijo: ‘¿Por qué lloras? Debes madurar’”.
  • “Esperaba que hubiera sido solo una pesadilla. Descubrí demasiado tarde que yo también era una madre real. Quería volver el tiempo atrás. Sentía un vacío enorme. Un vacío en el corazón. No hay manera alguna de llenar ese vacío. Me gustaría poder borrar esas horas, lo deseo constantemente.”

Reiteramos que nadie debe perder la esperanza. Dios perdona y sana. Existe la sanación postaborto. En esa misma sección de la página del Proyecto Raquel, se encuentran hermosos testimonios de reconciliación y sanación: http://esperanzaposaborto.org/?page_id=18.

Los reproduciremos en el tema sobre la cultura de la vida, cuando tratemos del tema de la reconciliación y sanación postaborto a través del ministerio del Proyecto Raquel de la Iglesia Católica.