La Encíclica Humanae vitae basa su enseñanza en varios principios doctrinales sobre la persona humana, el amor conyugal, la procreación y la paternidad responsable.
Respecto de la persona humana, el documento nos enseña que una visión integral de la persona significa que el ser humano no se reduce a su dimensión material, sino que hay que incluir las otras dimensiones de la persona: la psicológica y, principalmente, la espiritual, es decir su relación con otros y con Dios.
La persona humana es un ser compuesto esencialmente de cuerpo y alma. De estos dos componentes se derivan muchas dimensiones de la persona que están unidas entre sí (la relacional, la intelectual, la corporal, la emocional, etc.). Para poder hacer una evaluación moral acertada de los métodos de planificación de la familia, es necesario, nos dice el Papa Pablo VI, tener esta visión integral de la persona humana.
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