El Colegio de Obstetras y Ginecólogos de EEUU (ACOG, por sus siglas en inglés) se presenta como un conjunto de expertos en cuanto al tema de si los anticonceptivos funcionan o no como abortivos.  Deberían serlo. El problema es que este grupo está involucrado en el juego político, en vez de dedicarse a la ciencia.

Richard Doerflinger, Abogado y Director Asociado del Secretariado para las Actividades Provida de los Obispos Católicos de EEUU, refutó de manera contundente al ACOG en un artículo que publicó en la revista digital “Public Discourse” [1].

Doerflinger correctamente señala que el ACOG sometió un informe “amigo del tribunal” (amicus Curiae) en el caso de la empresa Hobby Lobby. En su esencia, el argumento del ACOG consistió en decir que los dueños de Hobby Lobby estaban confundidos respecto del funcionamiento de los anticonceptivos. El ACOG alegó que los anticonceptivos, como el Plan B, no impiden la implantación de un óvulo ya fecundado (un nuevo ser humano), sino que impiden la fecundación misma.

Pero…y este es un “pero” muy grande…en el pasado, el ACOG también ha argumentado a favor de lo contrario. Doerflinger lo expresa diciendo: “El ACOG y algunos de estos otros grupos médicos han estado declarando públicamente que la ‘ciencia’ muestra exactamente lo contrario como verdadero. Dicen que, debido a que hay varios métodos de control de la natalidad, de uso frecuente, que sí atacan a los embriones después de la concepción, que los legisladores y los votantes deben contrarrestar los esfuerzos encaminados a declarar el status de persona de los seres humanos a partir de la fertilización [concepción o fecundación]” [1].

La postura actual del ACOG es que estas iniciativas “harían que los condones, la planificación natural de la familia [PNF] y los espermicidas fuesen los únicos métodos permitidos para controlar la natalidad” [2]. En otras palabras, el ACOG dice que una prohibición de la matanza de embriones humanos después de la fertilización implicaría también la prohibición de todos los métodos anticonceptivos que cubre el Mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) del gobierno del Presidente Barack Obama [3].

El mes anterior a la presentación, por parte del ACOG, de su informe contra Hobby Lobby, en octubre de 2013, el diario “Washington Post” publicó un  editorial en el que afirmó que “el efecto práctico de las medidas a favor del ‘status de persona’…fácilmente incluirían la prohibición de los métodos de anticoncepción más frecuentemente usados. Ello se debe a que la píldora, así como otros métodos anticonceptivos, funcionan parcialmente impidiendo la implantación de óvulos en la pared uterina [sic] luego de haber sido fertilizados.”. Aquí el Washington Post citó la voz objetiva de la ciencia médica, el ACOG, que sostiene que “algunos de los métodos más eficaces y confiables de anticoncepción – anticonceptivos orales, dispositivos intrauterinos y otros métodos aprobados por la FDA [4] – serían prohibidos” por una ley que respetase la vida que comienza en la fertilización. Es decir, el ACOG sostiene que esto es verdad, excepto cuando está presentando “amicus Curiae” que dicen que ello es falso.

De manera que podemos darnos cuenta de que cuando el ACOG está argumentando en contra del status de persona del bebé por nacer, este colegio de médicos dice que ciertos anticonceptivos pueden impedir la implantación. Pero, cuando argumenta contra Hobby Lobby, dice que la anticoncepción solamente actúa impidiendo la fertilización.

El ACOG es una herramienta política que se disfraza de comunidad científica. Y, a través de todo ello, de alguna manera, las personas provida son las que siempre terminan siendo acusadas de ignorancia científica.

Notas:

[1]. Véase: Richard Doerflinger, “The HHS Mandate, Unborn Life, and the Professionals: A Cog in the Political Machine,” Public Discourse, 25 de junio de 2014. The Witherspoon Institute. http://www.thepublicdiscourse.com/2014/06/13373/?utm_source=The+Witherspoon+Institute&utm_campaign=d7758433fa-RSS_EMAIL_CAMPAIGN&utm_medium=email&utm_term=0_15ce6af37b-d7758433fa-84104917.

[2]. Nota de VHI: Esta afirmación del ACOG, más allá del argumento en cuestión, deja entrever la lamentable ignorancia moral de este colectivo médico. Tanto la ley natural como la Iglesia Católica enseñan que todo tipo de anticoncepción, sea abortiva o no, es intrínseca y gravemente inmoral, por cuanto separa deliberadamente el significado unitivo del procreador en el acto conyugal. Además, el uso de la PNF, en cuanto a método, no es un acto anticonceptivo, ya que no separa los significados mencionados del acto conyugal. El uso de la PNF sí sería un acto anticonceptivo cuando es empleada por motivos egoístas. Pero en ese caso estaría moralmente mal por la mala intención y no por el acto en sí. Incluir a la PNF entre los métodos de control de la natalidad, así sin más, es un acto de suprema ignorancia moral.

[3]. Como se sabe, este mandato pretendía obligar a todas las empresas y a las organizaciones sin fines de lucro (como las instituciones de servicio social de la Iglesia Católica), a cubrir gratuitamente la esterilización, ciertos fármacos abortivos y los anticonceptivos (incluyendo los que son abortivos) en los planes de seguro de salud de sus empleados. Gracias a Dios, a finales de junio de 2014, el Tribunal Supremo de EEUU emitió un fallo a favor de Hobby Lobby, una de esas empresas, cuyos miembros son cristianos y no querían incluir los fármacos ni los anticonceptivos abortivos (como el Plan B) en los planes de salud de sus empleados.

[4] Las siglas en inglés “FDA” se refieren a la agencia del gobierno de EEUU que se ocupa de regular la comercialización y la venta de fármacos y alimentos.

Fuente: “American College of Obstetricians and Gynecologists Caught in a Lie”, Creative Minority Report, 28 de junio de 2014.