La mentalidad anticoncepcionista ha tenido una serie de consecuencias sociales muy negativas. Una de esas consecuencias es la confusión sexual que ha generado y que ha facilitado la aparición del homosexualismo actual. Una vez que se separa la procreación de la sexualidad y esta del matrimonio, el relativismo moral se va difundiendo, las generaciones jóvenes van perdiendo el sentido del bien y del mal y de la propia identidad sexual. Los roles naturales, femeninos y masculinos, en el hogar y en la sociedad, son rechazados o confundidos [1].

Como todos sabemos, al igual que el feminismo extremista, el movimiento en pro del homosexualismo se ha ido radicalizando hasta desembocar en la ideología de “género” y en el movimiento LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales).

Es imposible abordar, en tan poco espacio, todo el proceso histórico moderno del vertiginoso avance del movimiento a favor del homosexualismo. Nos limitamos a delinear el proceso táctico por incrementos que este movimiento ha empleado con tanto “éxito”, para lograr imponerse en la cultura actual de Occidente, a pesar de ser una minoría que no rebasa el 3% de la población [2]. Este proceso es casi el mismo tanto en Norteamérica, como en América Latina y Europa.

Antes de proseguir, debemos señalar que nuestro propósito no es condenar a estas personas. Todos los seres humanos, sin importar su orientación sexual, merecen respeto, amor cristiano y ayuda genuina por causa de su dignidad humana. Ese tema del respeto debido a las personas con atracciones hacia personas del mismo sexo, así como otros asuntos conexos, se encuentra en la doctrina católica. Sin embargo, tenemos el deber de alertar acerca de una ideología y una conducta que son dañinas para el matrimonio verdadero, la familia, los niños, la sociedad y las mismas personas que promueven este mal [3].

Todos los movimientos sociales liberales emplean el principio del gradualismo o incrementismo. Ellos saben que no pueden establecer todos los elementos de su agenda al mismo tiempo y enseguida. De manera que avanzan paso a paso y con mucha cautela. De esa manera dan la impresión de no amenazar a nadie y evitan un rechazo general.

En el caso de EEUU, los activistas homosexuales han diseñado y puesto por escrito un plan de varios puntos intermedios, para lograr sus exigencias y “derechos” especiales. Podemos resumir este plan de un proceso gradual en tres pasos generales:

  1. Obtener una igualdad legítima. Se trata de simplemente obtener las libertades que todas las personas poseen por el mero hecho de ser seres humanos, lo cual en muchos casos (no en todos) es totalmente justo [4]. Todo lo que piden en esta etapa es justicia, ser protegidos de una discriminación injusta en el acceso a los empleos y a la vivienda [4], así como de la violencia anti-homosexual (esta violencia, como todas las demás, es siempre abosultamente injusta y abominable). La gran mayoría de los homosexuales estaría satisfecha con estos logros. Lamentablemente, la mayoría de los homosexuales no es la que establece la agenda de los “derechos” especiales, sino una minoría activista.
  2. Obtener una igualdad ilegítima. Se trata de exigir derechos que otras personas tienen, pero que en el caso de los homosexuales violan la ley natural: el derecho al matrimonio, a adoptar niños y a que el gobierno les pague las operaciones para cambiar de sexo y los tratamientos de fertilidad (reproducción asistida).
  3. Obtener supremacía absoluta. Se trata de cerrar o callar a todas las instituciones religiosas que se oponen a la conducta homosexual; lograr la total destrucción de la familia natural por medio de su redefinición; aislar, silenciar o penalizar a cualquiera que se les oponga; obligar a las empresas a prestarles servicios (por ejemplo, relacionados con “bodas gay”), sin importar su postura religiosa o de conciencia; obligar a las instituciones educativas (privadas o públicas) a enseñar a menores de edad que todo lo relacionado con la conducta homosexual es “normal, benigno o beneficioso”, sin que sus padres se puedan oponer; suprimir todo tipo de terapia encaminada a curar o atenuar la tendencia homosexual; y lograr que el gobierno legitime o incluso imponga estas y otras exigencias por medio de la ley y sus correspondientes sanciones [5].

Es harto conocido por todos el impresionante y perturbador avance que el movimiento a favor del homosexulismo ha tenido, sobre todo en la última década. Sería muy largo y tedioso listar todas las noticias que se han publicado al respecto, las cuales, después de todo, la mayoría de la gente ya conoce. No creemos que nadie estaría en desacuerdo con que nos encontramos en la actualidad al menos en el comienzo del paso número 3 apenas descrito.

Notas:

[1]. Brian Clowes, PhD, “Refutación científica del ‘matrimonio’ homosexual: Introducción,” Dossier de VHI: Homosexualismo e ideología de ‘género’ (VIII), 6 de noviembre de 2014, http://vidahumana.org/dossiers.

[2]. Sobre el mito del 10%, véase: Clowes, The Facts of Life. Versión en CD (2014). Capítulo 25.

[3]. La doctrina católica sobre la homosexualidad se aborda en los documentos y artículos correspondientes en el tema “Iglesia Católica”.

[4]. El asunto de cuándo es o no una discriminación injusta negar estos derechos, lo abordaremos en el tema “Iglesia Católica”.

[5]. El resumen de los tres pasos lo hemos obtenido de Clowes, The Facts of Life. Versión en CD (2014). Capítulo 25, págs. 3-4.

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