Hace unos días hemos visto cómo el pueblo argentino consiguió una gran victoria en su lucha contra la “cultura” de la muerte expresada en el más vil de los proyectos legislativos: autorizar el homicidio de quienes tienen cero posibilidades de defenderse.

No sólo fueron masivas las movilizaciones en todo el país, incluyendo plantones de solidaridad frente a embajadas de numerosos países, sino que lograron gran participación en medios de comunicación y redes sociales a través de la llamada “ola celeste”, en contraposición a la “ola verde” de las abortistas.

Aun así, el triunfo no habría sido posible si el pueblo católico no hubiese levantado sus súplicas a Dios a través de misas, vigilias, cadenas de oración, rosarios y horas santas de adoración. Hasta la Conferencia Episcopal Argentina celebró el día de la votación una “Santa Misa por la Vida” en la Catedral de Buenos Aires.

Y es que todo verdadero católico sabe que no existe guerra que pueda ganarse sin acudir ante Aquél en quien reside todo poder.  Con la cruz por delante y confesando públicamente la Fe, para honrar a Dios. Con los rosarios en la mano, para honrar a quien es la Mediadora de todas las Gracias. Jamás escondiendo su condición de católico, como postulan aquellos ciegos espirituales que pretenden ganar batallas enarbolando la bandera del laicismo “para no ser acusados de fundamentalistas religiosos”, o “para no ofender a los no católicos”, sin ver hasta qué punto ofenden con tal actitud la Majestad del único que puede concederles la victoria sobre el enemigo: Dios Todopoderoso.

Pero el camino es largo y la perseverancia es imprescindible.

Aunque esta batalla fue ganada, la guerra continúa: Al día siguiente de la votación en el senado, el presidente Macri anunció su decisión de continuar con el criminal proyecto abortista a través del Poder Judicial, vía una reforma del Código Penal que despenalice este cobarde crimen el próximo 21 de agosto.

El Maligno no se toma descansos. Y duele ver a los pueblos traicionados por las autoridades de turno y constatar cómo se venden a perversos intereses foráneos, facilitando la aniquilación de quienes encarnan el futuro del país que juraron servir: los niños.

La vil traición del presidente Macri se puede constatar en el segundo 50 del siguiente video de la Misa de clausura del XI Congreso Eucarístico Nacional en Tucumán, Argentina, celebrada el 19 de junio del 2016, donde el presidente Macri pide a todos trabajar “para proteger la vida desde la concepción hasta la muerte”: https://www.youtube.com/watch?v=bml4BDxmml8.

No debemos bajar la guardia ante los ataques del Enemigo.  Recordemos que lo que se está gestando en estos momentos no es un ataque solamente contra la Argentina, sino también contra todos los países de América Latina. Prueba de esto es el reciente pedido de Amnistía Internacional -otro instrumento del poder político mundial- al presidente Vizcarra, para que se legalice el aborto en el Perú: https://www.aciprensa.com/noticias/amnistia-internacional-exige-ideologia-de-genero-y-aborto-a-presidente-de-peru-84396?utm_source=boletin&utm_medium=email&utm_campaign=noticias_del_dia.

No dejemos de denunciar el aborto hasta lograr que toda la sociedad lo vea tal cual es: un horrendo crimen.  Y no dejemos de pedir a Dios su ayuda para lograrlo.  Si cumplimos con el lema Ora et Labora, podremos descansar confiando en Dios, tal como lo ilustran las Sagradas Escrituras: “Moisés dijo al pueblo: ‘No temáis; estad firmes, y ved la salvación que el Señor hará hoy con vosotros… El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos’.”  (Éxodo 14:13-14.)

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