Nada de lo que se expone a continuación pretende ser un ataque personal a ninguna persona de cualquier orientación sexual: homosexual, lesbiana, transexual o cualquier otra. La Palabra de Dios y la Iglesia Católica nos enseñan a amar y a respetar a estar personas, quienes tienen la misma dignidad que los demás. Estas personas necesitan nuestra respetuosa ayuda para vivir la castidad y aceptar la identidad sexual que Dios les ha dado en su corporeidad. Nuestra crítica va dirigida únicamente a la ideología que pretende legitimar un comportamiento y una mentalidad que son dañinos para esas mismas personas, los niños, el matrimonio, la familia y toda la sociedad.

Una ideología es un sistema de ideas que pretende ser una explicación verdadera de los problemas sociales y de sus soluciones. Pero en realidad puede llegar a ser la justificación de una visión perversa de las cosas por parte de las elites dominantes, con el objeto de manipular y controlar al resto de la población.

La perversa ideología de “género” consiste en negar que las diferencias entre hombres y mujeres tengan fundamentos naturales y biológicos. En vez de ello, esta ideología propone que esas diferencias son el fruto de una “construcción” social y cultural. La sociedad y la cultura le imponen a los hombres y a las mujeres sus roles respectivos, ninguno de éstos corresponde a sus diferencias naturales.

De esta descabellada propuesta se deduce, y así lo afirman sus acólitos, que no es lo mismo el sexo que el género. El primero, dicen ellos, es de orden puramente biológico; mientras que el segundo es la identidad sexual que la persona decide adoptar. Por ello, afirman los ideólogos del “género”, puede haber diferentes “géneros”, incluso la lista puede ser tan extensa como el número de personas que habita el planeta. Entre estos nuevos “sexos” se encuentran las lesbianas, los gais, los bisexuales y los transexuales – de ahí las siglas LGBT.

Los orígenes de este producto de un intelectualismo de pacotilla se remontan – indirecta pero realmente – al  marxismo. Con inaudita insensatez, Carlos Marx proponía la lucha de clases como el “motor” de la historia. Para Marx, los dos actores de esta lucha en su época (el siglo XIX) eran la burguesía y el proletariado – el primero dominaba al segundo. Los neo marxistas – en un despliegue de insensatez todavía más grande – han extendido esta antimonia al dominio de la mujer por parte del hombre. La solución marxista para “resolver” ambos casos era la revolución, y el objetivo de ésta era derrocar a la burguesía y al patriarcado. Si queremos tener una imagen adecuada de este tipo de revolución, pensemos en un toro salvaje que irrumpe en una estancia llena de objetos de cristal.

Ninguna persona de buena voluntad niega que las injusticias sociales o la opresión doméstica de las mujeres sean actos abominables que necesitan solución. Pero la respuesta no es el enfrentamiento entre las partes ni la propuesta de una ideología que acaba siendo peor que los problemas que pretende “resolver”.

Otro origen de la ideología de “género” ha sido el feminismo antivida. Este feminismo surgió en EEUU en la década de los 60, impulsado por la publicación del libro “The Feminine Mystique” de la archi feminista Betty Friedan. Esta perversión del verdadero feminismo de épocas anteriores propuso que la maternidad era un “obstáculo” para la igualdad de la mujer respecto del hombre y para el desarrollo de ésta en la sociedad. El problema que constituía esta “carga biológica” tenía que ser resuelto por  medio de la anticoncepción y el aborto, y – andando el tiempo, de hecho, muy poco tiempo – el lesbianismo.

Para 1969, las feministas habían logrado el establecimiento de una cátedra de “Estudios sobre la Mujer” en la Universidad de San Diego, California. Y en la década de los 70, las propagandistas del feminismo extremista habían establecido el término “género” en la jerga de la elite cultural.

Otro factor que dio origen a esta repugnante deconstrucción antropológica – de nuevo, de manera indirecta pero muy real – fue la ideología sexual de Alfred Kinsey, doctor en zoología, especialmente de insectos. Kinsey es considerado el padre de la “educación” sexual en EEUU y en el resto del mundo. Kinsey y sus colegas realizaron varios experimentos sexuales carentes de ética y de rigor científico, tanto en adultos (a quienes entrevistaron sobre sus comportamientos sexuales) como en niños (a quienes manipularon sexualmente y anotaron sus reacciones). Como resultado de estos “estudios”, Kinsey propuso con beneplácito la existencia de un ámbito de “desahogos sexuales” que iba desde la heterosexualidad, pasando por la bisexualidad, hasta llegar a la homosexualidad – con otras perversiones de por medio, incluyendo la pedofilia.

Kinsey murió en 1956, pero en 1964 sus colegas establecieron el Consejo de Información y Educación Sexual de EEUU (SIECUS, por sus siglas en inglés). Para 1970, SIECUS y Planned Parenthood (véase más abajo) ya habían convencido al gobierno de establecer la ideología sexual de ellos en los programas de “educación” (o más bien perversión) sexual de las escuelas públicas. En 1981fue publicado el libro de “educación” sexual “Boys and Sex” de Wardell Pomeroy, colega de Kinsey, en el cual hablaba favorablemente acerca de la bestialidad (relaciones sexuales con animales).

Siguiendo con este tema de los orígenes, el primer ideólogo en usar el término “identidad de género” fue el Dr. John Money, profesor de psicología y sexología, hasta 2006, de la Universidad de Johns Hopkins, en EEUU. Ya en 1955, Money había acuñado otro eufemismo: “el rol de género”.  Money proponía que si un menor se sentía incómodo con su sexo, sus padres debían tratarlo como si fuese del sexo opuesto. Ese concepto dio lugar a un tristísimo caso de transexualismo, bajo la dirección del propio Money, en el cual un niño acabó suicidándose cuando llegó a la edad adulta. Al igual que Kinsey, Money era favorable a la pornografía y a la pedofilia.

Para terminar con este limitado y triste relato de sobre los orígenes de la diabólica ideología de “género”, tenemos a Margaret Sanger, fundadora (en 1942) del gigante abortista Planned Parenthood (“Paternidad Planificada” – traducción libre). Sanger fue una activista neoyorquina que promovía la eugenesia (la creencia en una raza “superior”), la anticoncepción, el aborto y el libertinaje sexual.

Hoy en día, los directivos de Planned Parenthood siguen el “legado” de Sanger. Y promueven la ideología LGBT en sus programas de “educación” sexual, aún en contra de la voluntad de indignados padres de familia. La matriz internacional de Planned Parenthood, la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), también promueve la perversa agenda LGBT en todo el mundo, incluyendo a los países latinoamericanos con el beneplácito de sus interesados gobiernos (léase: $$$$).

Lo más significativo del activismo de Sanger a favor de la anticoncepción fue el surgimiento de la pastilla anticonceptiva, al cual ella contribuyó con millones de dólares. La aparición de este fármaco impulsó la “revolución” sexual y la idea de que la procreación puede ser separada a voluntad de las relaciones sexuales. Ese aberrante concepto le ha hecho un daño incalculable al matrimonio y a la visión correcta de la sexualidad humana. Al creer que no hay que preocuparse por la “inconveniencia” de los hijos, mucha gente cayó en el error de que el matrimonio en realidad es solamente para el placer sexual y la compañía mutua. A consecuencia de ello, también cayó en el error de que incluso el matrimonio no es tan importante, ya que se puede tener relaciones sexuales “sin consecuencias desagradables”. Por último, la sociedad se precipitó en el desatino de creer que se puede tener relaciones sexuales con cualquiera, sea del mismo sexo o no. La ideología de “género” y el homosexualismo son, pues, el resultado lógico de la separación deliberada de la procreación de las relaciones sexuales y la consecuente degradación de la institución del matrimonio en la conciencia colectiva. Todo ello ha sido el fruto amargo del anticoncepcionismo.

Pasemos ahora al tema de los promotores de la ideología de “género”. Uno de ellos es el Presidente de EEUU, Barack Obama. Poco después de asumir su cargo, Obama se declaró a favor del mal llamado “matrimonio” homosexual. A partir de ese momento su promoción de la ideología de “género” y del LGBT ha sido inexorable y fanática. Bajo su dirección, el Departamento de Educación ha ordenado a las escuelas públicas establecer acomodos para los estudiantes transexuales, so pena de perder subsidios federales. Al momento de escribir este artículo, se encuentra en curso un litigio entre una secundaria en el Estado de Illinois y muchos padres de familia en torno a un muchacho transexual que desea usar las duchas de las estudiantes que practican deportes. El efecto Obama también ha contribuido a que grupos de LGBT quieran imponer en las escuelas el “Mes de Conciencia Transexual”.

Fuera de EEUU, el primer promotor de esta infame ideología es la ONU. La Convención de los Derechos del Niño (1990), aunque tiene artículos muy buenos en defensa de los menores, también tiene otros que insinúan que éstos poseen una autonomía igual a la de los adultos, con el consecuente atropello de los derechos paternos. La actual promoción del “género” y del LGBT viene como anillo al dedo a esta perversión de los derechos infantiles. En la Conferencia de Beijing sobre la Mujer (1995), la ONU acuñó los términos “perspectiva de género” y “equidad de género”. Aunque en ninguna de sus múltiples apariciones en el documento final estos ambiguos términos son equiparados al homosexualismo, el otro eufemismo usado, “varias formas de familia”, insinúa que también pueden existir “familias” conformadas por dos homosexuales o dos lesbianas.

La Organización de Estados Americanos (OEA) es otra entidad supranacional que se ha dedicado en los últimos tiempos a promover la ideología de “género”. Ya en 1994, lanzó el concepto de “género” en el documento de su Convención contra la Violencia a la Mujer. La manipulación de causas nobles es una estrategia constante de esta y otras organizaciones antivida. En 2009, la OEA propuso la inclusión de la “perspectiva de género” en todos los programas sociales, tanto hemisféricos como nacionales. Su nuevo Secretario General, Luis Almagro Lemes, está a favor del aborto, el “matrimonio” homosexual y la legalización de la mariguana – los cuales él considera signos de “progreso”.

No hay duda de que cuando una cultura pierde la fe, lo próximo que pierde es la razón. Nos referimos a la razón práctica, es decir, a la sabiduría o sensatez moral. En un próximo artículo presentaremos la doctrina de la Iglesia Católica y de la ley natural sobre este asunto. Tenemos la esperanza de que dicha doctrina ayude a curar o al menos a aliviar, aunque sea parcialmente, la locura inherente a la ideología de “género”, que no es otra cosa que una ideología degenerada.

Este artículo se ha basado y tiene sus fuentes en los dossiers que ha publicado VHI sobre la “educación” sexual, el homosexualismo, el feminismo y la ideología de “género”, que se encuentran en: http://vidahumana.org/dossiers. Destacamos el excelente artículo de la Lic. Marlene Gillette-Ibern, Esq., Asesora Legal de VHI, que se encuentra (con el número 3) en: http://vidahumana.org/images/dossiers-2009-2014/Educacion%20sexual%20e%20ideologia%20de%20genero%20%2802%29%20-%2005-06-14.pdf.

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