Treinta países han conformado un grupo de presión LGBTI [lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales] cuyo objetivo es intimidar a otras naciones para que legalicen la sodomía, el [mal llamado] “matrimonio” gay y otros aspectos de la agenda homosexual. Se reunieron por primera vez en Uruguay la semana pasada. La embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, hizo uso de la palabra. Participaron importantes organismos de la Organización, entre ellos, UNICEF y el Fondo de Población [UNFPA]. El asunto es extremadamente polémico en la ONU. A los LGBT se les ha hecho imposible promover sus temas en documentos de la ONU. Informa Stefano Gennarini.
NUEVA YORK, 22 de julio de 2016 (C-Fam) El gobierno de Obama está diciendo a los países que hagan ruido y estén orgullosos de los asuntos LGBT, particularmente a aquellos que quieren evitar el conflicto internacional sobre este tema.
«Los gobiernos no tienen que elegir entre promover los derechos LGBTI dentro de sus propios países o en el mundo. Podemos y debemos hacer ambas cosas», dijo Samantha Power, embajadora estadounidense ante la ONU, a unos treinta países pertenecientes a la «Coalición por la Igualdad de Derechos» recientemente constituida, que se reunió en Montevideo para una conferencia.
Power instó a la agitación en una sesión estratégica de cuatro días realizada la semana pasada, pese a que algunos países y organizaciones miembros de la coalición temen el conflicto internacional en torno a este tema. Algunas agrupaciones LGBTI incluso afirman que pone en peligro a sus integrantes. El cónclave uruguayo incluyó a organismos de la ONU como la UNESCO, el Fondo de Población [UNFPA] y el Banco Mundial, junto a un grupo de defensores LGBT de renombre.
Power encomió los esfuerzos del gobierno de Obama por «integrar los derechos LGBTI en el ADN de organizaciones multilaterales como la ONU», aun cuando la Carta de las Naciones Unidas prohíbe que el sistema de la Organización tome directivas de estados individuales o grupos de estados. La naturaleza unilateral de dicho sistema en los asuntos sociales es cada vez más una fuente de conflicto en los círculos internacionales.
Cuando se dirigió a Human Rights Campaign a comienzos de este año, Power se jactó de la diligencia de los diplomáticos estadounidenses al promover los asuntos LGBT y destacó la importancia de los «primeros» (en este último tiempo, la creación de un nuevo cargo en la ONU para un «experto independiente» sobre asuntos LGBT).
Con cada pequeño avance, «entrelazamos otra hebra de derechos LGBTI en el tejido de los derechos humanos universales», sostuvo Power.
Pero, ante todo, insistió en que los países «deben estar dispuestos a usar todas las herramientas de nuestro kit» a fin de presionar a los países para que cambien sus leyes y actitudes sociales, incluso cuando esto provoca tensión internacional.
«No solo estamos defendiendo los derechos LGBTI en declaraciones públicas», explicó, citando el ejemplo de los viajes recientes del presidente Obama a África, donde habló sin rodeos e hizo caso omiso de las protestas en contra de la presión que ejerce EEUU por los [falsos] derechos LGBT a nivel internacional.
Power se refirió de forma directa a las críticas contra el gobierno de Obama por parte de activistas LGBT que afirman que EEUU está poniendo en peligro a quienes se identifican como personas LGBT, y, en particular, a sus defensores.
«Reconozco que los obstáculos que nosotros, los gobiernos, debemos superar – y los riesgos que enfrentamos – son insignificantes en comparación con los que encaran muchos activistas aquí. Y ese es precisamente el motivo por el cual los gobiernos presentes en esta conferencia, así como aquellos que no están en esta conferencia, deben hacer mucho más para apoyarles».
Power asimismo reconoció las dificultades que enfrenta la agenda LGBT a nivel internacional, entre ellas, el modo en el que cada avance a su favor es siempre rebatido.
«Ser defensor de los derechos LGBTI en estos días puede parecer casi esquizofrénico. Mientras que más de cincuenta países en todo el mundo prohíben actualmente la discriminación basada en la orientación sexual, más de setenta penalizan los actos homosexuales consentidos».
Como otros defensores de los asuntos LGBT, Power calificó de manera errónea las leyes que prohíben la conducta homosexual como normas que prohíben la homosexualidad. En este sentido, cerró sus comentarios garantizando que a EEUU no solo le interesa proteger los derechos humanos, sino fomentar la aceptación social de la homosexualidad.
«Nuestra labor – la labor de los gobiernos y de la sociedad civil – no estará completa hasta que las personas LGBTI sean acogidas en cada nación, cada comunidad y cada familia.”
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano.
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