El Papa Juan Pablo II, en su Encíclica El Evangelio de la Vida, números 12 y17, describió de manera muy certera la “cultura” de la muerte:

“Estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera cultura de muerte. Las amenazas contra la vida no disminuyen. Al contrario, adquieren dimensiones enormes. Se trata de amenazas programadas de manera científica y sistemática. Los falsos profetas y los falsos maestros han logrado el mayor éxito posible. Estamos ante una objetiva conjura contra la vida, que ve implicadas a instituciones internacionales, dedicadas a alentar y programar auténticas campañas de difusión de la anticoncepción, la esterilización y el aborto. Los medios de comunicación social son con frecuencia cómplices de esta conjura.” (Juan Pablo II, El Evangelio de la Vida, nos. 12 y 17).

Analicemos brevemente este fragmento de la Encíclica.

  1. Vamos a comenzar por el término mismo de “cultura”.

En este contexto, este término significa una mentalidad, una ideología, cuyo propósito es propiciar la muerte.

Sobre todo de aquellos que son considerados “inferiores” o cuya vida es considerada como “carente de valor” o de “menos calidad”.

Pero que en realidad resultan ser los más inocentes, vulnerables e indefensos: los niños y las niñas que no han nacido todavía, los ancianos, los enfermos y los incapacitados.

Esta “cultura” de muerte, lamentablemente, se encuentra presente en todo el mundo. Como dice el Papa “estamos frente a una realidad más amplia”.

  1. Ahora analicemos la frase “No se trata de ataques al azar contra la vida humana, sino de ataques que han sido programados de manera científica y sistemática.

Esto ha sido planeado en mesa de trabajo. Ha sido planeado, como dice el Papa, por instituciones internacionales que colaboran entre sí.

Se trata de una conjura, un complot, una conspiración contra la vida – lo dice el propio Santo Padre, Juan Pablo II.

Estas organizaciones colaboran en reuniones de alto nivel, donde participan sus líderes, así como delegados de gobiernos de todo el mundo. Estas reuniones tienen lugar en foros de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Es importante darse cuenta que la “cultura” de la muerte no es una realidad ambigua o indefinible, sino que tiene nombre y apellido, tiene un rostro bien definido.

Estas organizaciones tienen planes a corto y a largo plazo, con objetivos bien definidos y estrategias para alcanzar esos objetivos.

Por ejemplo, la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), cuya filial en EEUU es Planned Parenthood (Paternidad Planificada), tiene un plan que se llama “IPPF Plan Estratégico 2010-2015”, por medio del cual pretende expandir el aborto en todo el mundo.

  1. El Papa también dice que esta “cultura” de la muerte no consiste en guerras convencionales, sino de campañas de difusión del aborto, la anticoncepción, la esterilización y la eutanasia. Es decir, se trata de ataques contra la vida humana en su mismo inicio, antes de nacer, y hacia el final de la vida.

Son ataques contra la vida que usualmente no se ven, pero no por ello dejan de ser reales. Incluso, sus víctimas inocentes son más numerosas que las de cualquier otra guerra.

La propia ONU, que es una organización antivida, ha reconocido que cada año en el mundo mueren por aborto entre 36 y 53 millones de bebés por nacer. El Instituto Alan Guttmacher, que pertenece a Planned Parenthood, reconoce que cada año se matan por aborto en EEUU a 1.2 millones de criaturas por nacer. En ninguna otra guerra se ha matado a tanta gente inocente. Se trata del mayor holocausto de la historia de la humanidad.

  1. Juan Pablo II también dice que los medios seculares de difusión son cómplices de esta conjura contra la vida humana.

¿Cuándo fue la última vez que usted se enteró de lo que es el aborto a través de la TV, la radio, la prensa o la Internet? Los medios seculares de difusión ocultan la verdad acerca del aborto, la eutanasia y otros males.

Incluso, muchas veces utilizan los mismos eufemismos o frases engañosas que los grupos abortistas para encubrir el aborto. Por ejemplo, hablan de “salud reproductiva”, “derechos sexuales y reproductivos”, “interrupción del embarazo” y otras frases parecidas.

En vez de decir la verdad de que el aborto, legal o ilegal, mata a un ser humano por nacer y daña a la madre emocional, espiritual y hasta físicamente.

  1. El Papa también dice que los falsos profetas y los falsos maestros han logrado el mayor éxito posible.

Estos falsos profetas y maestros son los líderes y los ideólogos de este conjunto de organizaciones antivida y de líderes o delegados de países ricos abortistas.

Estos falsos profetas y maestros son muy astutos e inteligentes, hablan muy bonito, tienen modales exquisitos, trabajan en oficinas elegantes y pertenecen o dirigen gobiernos e instituciones de mucho “prestigio” internacional. Por eso es que logran engañar a tanta gente. No todo lo que brilla es oro.

Podemos decir que el arma ideológica que más utilizan estos líderes antivida es la falsedad disfrazada de verdad y de bondad, para así poder engañar. Ahora bien, no se trata de una falsedad cualquiera, sino de una falsedad astutamente elaborada y presentada. Ejemplo de ello es el uso de frases engañosas, como las que ya hemos señalado.

Jesús, Nuestro Señor, definió al diablo como mentiroso y asesino desde el principio, en Juan 8:44. Y San Pablo, en 2 Corintios 11:14-15, nos dice que el demonio se disfraza de ángel de luz y lo mismo hacen los que lo siguen. La estrategia fundamental de la “cultura” de la muerte es engañar con astucia; su objetivo principal es matar.

No estamos diciendo que los que promueven la “cultura” de la muerte están poseídos por el diablo. Lo que estamos diciendo es que el diablo influye en sus pensamientos, actitudes y acciones. Estas personas, consciente o inconscientemente de ello, no lo sabemos, no podemos juzgar, se dejan influir por ese conjunto de antivalores de Satanás y el resultado es la ideología y la práctica de la “cultura” de la muerte.

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